RED DE SOMBRAS – ÁUREA L. LAMELA (ESSTUDIO EDICIONES, 2018).
TÍTULO: RED DE SOMBRAS
AUTORA: ÁUREA L. LAMELA – FACEBOOK
EDITORIAL: ESSTUDIO EDICIONES – WEB
PÁGINAS: 567
¿DÓNDE COMPRARLO?: AQUÍ
– SINOPSIS –
El psicólogo Rafael Parga, imputado en la Operación Oliver por una supuesta retirada irregular de niños a sus padres biológicos, aparece muerto en su consulta con una nota de suicidio. Seis meses después, el juez que le imputó ingresa en la UCI y muere tras una complicación médica. Nada más tienen en común estas dos muertes; pero la forense Archer, a cargo de las autopsias, comienza a dudar de las causas atribuidas en un principio, dando pie a que se inicie una investigación policial del inspector Zalo Alonso. Su mujer, aficionada a la novela policíaca, tendrá mucho que opinar; pero la ciudad oculta una maraña de vínculos y relaciones que tanto aclaran como confunden la verdad. De fondo, una pregunta: ¿Justicia o venganza?
– AUTORA –
Áurea L. Lamela (Lugo, 1959) es psiquiatra y escribe novelas policíacas. Es autora de tres novelas: Nadie Sabía (2012), Buena gente (2014) y Sin criterio (2016). Se desarrollan en una ciudad de provincias tan apacible desde fuera como convulsa por dentro. En una ciudad como esta, la autora ejerce su profesión y colabora ocasionalmente en diferentes medios con ensayos y relatos. Red de sombras es la cuarta novela que publica.
– GUSTARÁ
A los amantes de la novela negra clásica pero adaptada a los nuevos tiempos. El arquetipo del detective privado de Chicago parado en una esquina bajo el foco de una mortecina farola, con el sombrero de ala tapándole la mitad de la cara y el cuello de la gabardina subido mientras fuma un extinto pitillo aquí no juega en esta liga. Aquí estamos en Lugo y, al igual que Pablo Escobar no es Sito Miñanco, en esta obra el juego policíaco patrio se mueve con otro reglamento, pero con una fuerza interior muy poderosa. Gustará también a aquellos que disfrutan siendo absorbidos por tramas basadas en hechos cotidianos de una realidad que asusta asaltándonos en cada telediario.
– NO GUSTARÁ
A los amantes de la novela de narrativa contemporánea más «blandita» y poco juguetona. A los que les ganan la hipertrofia de las redundancias y circunloquios barrocos de extensas reflexiones y descripciones. Tampoco es recomendable para aquellos que prefieren no saber que en casa del vecino se pueden estar produciendo los más sórdidos actos de inmundicia y se ponen tapones para dormir mejor. Cuando la realidad te golpea en cada esquina algunos prefieren mirar en otra dirección. Aunque las direcciones se empiezan a terminar y el cielo no ofrece las respuestas que queremos.
– LA FRASE 
«Deva se preguntaba cuando acabaría de pagar la deuda. Mientras tanto, en ese club, como en muchos otros, un sinfín de hombres acudían todas las noches a comprar sexo. Ella, como muchas otras en toda esa red de locales, los recibía. Muchos estaban casados o tenían pareja formal, e iban a comprar lo que a su pareja no le podían pedir. También comprobó enseguida que los de más edad solían ir solo a tomar una copa y después daban rienda suelta a la consumación de sus fantasías. Los jóvenes iban casi siempre en grupo o a celebrar cumpleaños, despedidas de soltero o a hacer un brindis de complicidad masculina en esa forma indolente de entender el sexo con las mujeres. Sus juguetes por unas horas hechos carne, sin otra voluntad que la de obedecer o satisfacer cualquier capricho».
– RESEÑA
Hoy traemos a la primera línea de trincheras de las reseñas literarias a Áurea L. Lamela y su último éxito, Red de Sombras. La nueva investigación del inspector Zalo Alonso y la forense Carmela Archer. Un compendio muy medido entre agilidad y profundidad narrativa, con notas muy pegadas a la realidad que nos toca vivir sin necesidad de recursos y escenarios anglosajones en la creación de una novela personal, valiente, veraz e identificable. Ya lo dijo la autora más grande en estas lides. «La mejor receta para la novela policíaca: el detective no debe saber nunca más que el lector». Agatha Christie reina indiscutible de la materia conocía perfectamente los resortes de un género que, siendo masculino en sus inicios, como las mayor parte de la literatura mundial, se fue abriendo al mundo femenino a partir del siglo XIX. En la década de los cincuenta del siglo XX fue la recién acuñada Novela Negra, definida así por Raymond Chandler, la que copaba las plumas masculinas, aunque se abría un universo paralelo que es ahora, en pleno siglo XXI, donde ha estallado definitivamente. Desde la propia Agatha Christie, Philip Dorothy James, Susan Hill, Anne Perry, Donna Leon, Patricia Highsmith, Mary Higgins Clark hasta las actuales escritoras suecas Assa Larsson o Camilla Lackbert. En nuestro país contamos con la pluma de, entre otras muchas, María Oruña, Alicia Gimenez Barlett, Eva García Sáenz de Urturi o Reyes Calderón. Y, ya en la cumbre, Dolores Redondo, premio Planeta 2016 y autora de la celebradísima trilogía de El Baztán. Esperemos que esta larga lista sea engrosada en breve por Áurea L. Lamela, méritos no le faltan.
En líneas generales, la mirada femenina aporta, a un género tradicionalmente masculino, una sagacidad gatuna, un gusto por el detalle, una composición de personajes complejos, equilibrados, funcionales y texturizados. Podemos volver a la composición literaria de Agatha Christie para observar que el juego de personajes es fundamental. Si cogemos al azar una de sus obras como puede ser Asesinato en el Orient Express, vemos que el funcionamiento narrativo no se queda únicamente en la caza del gato y el ratón si no que es precisamente la metodología de la mente independiente y particular de cada personaje lo que crea la atmósfera que, con precisión quirúrgica, va desgranando sus motivaciones hasta que, en un gran zafarrancho final, llega la tan ansiada explicación. Dicha explicación vale lo que valen sus antecedentes. Sin una excelente puesta en escena narrativa el desenlace de cualquier misterio no tendrá interés. Al lector no le basta saber quién es el «malo» o el «asesino» de turno, si no que va más allá. Quiere conocer los entresijos de sus historias personales, sus motivaciones más íntimas y sus deseos más inconfesables; sin esto, la vacuidad de la novela queda al descubierto, siendo una de las causas por las que muchas de ellas se quedan por el camino en los borradores de las editoriales. Un lector hábil reconoce cuando se la intentan colar con rocambolescas situaciones de personajes planos para alcanzar conclusiones pueriles y desconcertantes. Aquí, al contrario, Áurea L. Lamela, saca artesanía de gremio medieval, oficio, entrega, gusto, refinamiento, denuncia, crueldad y mala leche. Del cóctel, que como la venganza ha de servirse frío, nace la presente obra. Por si se nos olvida al final, ya lo decimos aquí, léanla, como entretenimiento unos, como algo más otros, pero léanla.
Lugo, ciudad amurallada, cruce de caminos xacobeos, tierra de viajeros, ruta primitiva de gentes, historias, ritos, folclores y leyendas. Ya en un presente cosmopolita y extra muros, la autora derrocha conocimiento, cariño y reivindicaciones varias en una ciudad de gente acogedora y tradiciones ancestrales, pero también de silencios rotos en el tiempo. Demudan colores acrisolados que en la calma nocturna se tornan rencillas, venganzas, inquinas y soberbias ansias de personajes sin alma ni piedad. En este juego se tendrán que mover los ya conocidos investigadores de la autora para desentrañar una trama enmarañada de llantos, sacrificios y hogueras inquisitoriales de los que hacen daño y no miran a quien.
Red de sombras cabalga turbulentamente en la actualidad como platea narrativa, pero contiene también un entreacto pasado (2003) que es puramente desasosegante, implacable y crudo. Ya lo verán, no anticipemos nada, pero ya comprobarán cómo en apenas un par de hojas perfiladas en varios momentos del libro, el aliento se les congelará al contemplar el plano gráfico más cruel de la esclavitud del siglo XXI. La presente novela nos recuerda a golpe de titular trazas de Falso culpable (Alfred Hitchcock, 1956), e irrumpe en la desmemoria cotidiana de la burocracia y de los infinitos procedimientos judiciales con su correspondiente reguero de damnificados que deja por el camino. Es fácil encontrar en el debate nacional actual voces que abogan por acortar la prisión provisional a espera de juicio, ya que en vez que cumplir con su razonamiento jurídico, para lo que realmente sirve es para cumplir parte de la pena futura. Incluso ya está tomando un calado formalista con noticias como la siguiente: AQUÍ (El Tribunal Constitucional se inclina por indemnizar a todos los presos preventivos absueltos). En un sistema jurídico tan garantista como el español que no va acompañado de medidas presupuestarias ni recursos humanos suficientes para agilizar y poner al día tan ingente «monstruo» jurídico, son muchos los investigados (antes, imputados) que ven dilatados sus procedimientos llegando, en ocasiones, a no poder soportar la presión, tomando la vía rápida de quitarse de en medio, haciendo así desaparecer el problema para siempre. También y parcialmente relacionado con lo anterior tenemos asuntos turbios relacionados con el ya acuñado término de Los bebés robados. Procedimiento inmoral ejecutado principalmente en la etapa franquista (aunque viniendo de mucho más atrás) de como la esferas de poder entretejieron, una vez más, sus porfiadoras garras para hacerse con lo que por naturaleza no estaba al alcance de su bruñido bolsillo. Madres solteras o parejas con escasos recursos económicos eran engañadas (incluso falseando certificados de parto con resultado de muerte) para entregar a sus pequeños retoños a acaudaladas parejas del Régimen a las que Dios no les había sonreído con la gracia del don de la fertilidad. Las lágrimas de una madre eran las sonrisas de otra. Y, de por medio, un niño apartado para siempre de su familia y de sus raíces.
Ariadna, hija del rey Minos, es quien ayuda al héroe Teseo a salir de un laberinto donde habitaba el Minotauro. A través de este hilo, Teseo pudo regresar victorioso y vencer al Minotauro, símbolo de sus debilidades y de su propia ignorancia, conquistando así la luz de la sabiduría. El hilo de Ariadna es símbolo del lazo que une las cosas, aquello que vincula nuestro pasado con el presente, lo eterno con lo pasajero. Es la riqueza de la experiencia de quien transita por muchos caminos hasta que encuentra el verdadero que le hace ver la luz. Valga la presente metáfora para contextualizar esta obra de Áurea L. Lamela. La autora nos aventura su libre albedrío por callejas que desembocan en otras más pequeñas plagadas de misterios insondables que prefieren vivir en su propia endogamia antes que dejar pasar algún taquígrafo a través de ellas. Los ya conocidos protagonistas y «héroes» de esta dramática fábula contemporánea intentarán esclarecer la materia para derribar el endeble castillo de naipes de intereses ponzoñosos en los que está cimentada (con principios de aluminosis) toda la caterva de malnacidos que pueblan los más oscuros antros y las más altas moquetas recién aspiradas. Red de sombras pega duro y no espera a ganar a los puntos, busca el KO en tres asaltos, ni uno más.
Áurea L. Lamela despliega un ejercicio estilístico de medalla olímpica ante sus jueces/lectores. Nada sobra en su escenografía. Es ágil cuando se le pide y reflexiva cuando toca. No hace prisioneros, ejecutando sin compasión los temores más incorregibles en sus páginas. Al pan, pan y al vino, vino, que diría aquel. De prosa cercana, callejera, certera, bregada en el fragor del aroma del caldo gallego que emana los misterios más íntimos e inconfesables de cada casa. Tiene coletazos del noir estadounidense, destrezas de irreverencia de Pérez Reverte o de Vázquez Montalbán, realismo dickesiano en su lienzo, ambientación coral de Matilde Asensi… y mucho oficio tras las casi 600 páginas de esta obra.
Hágannos caso, si los Reyes Magos les han traído el enésimo bestseller anglosajón con una faja que lo iza al mismísimo trono de hierro, lo pueden desechar temporalmente (o definitivamente vía wallapop, si les diera el venazo) para entrar en esta red de sombras que les tragará vivos. Avisados están.
15 enero, 2019 en 10:56 am
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10 abril, 2019 en 9:37 am
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30 mayo, 2019 en 11:12 am
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11 julio, 2019 en 5:49 pm
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7 octubre, 2019 en 1:39 pm
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9 enero, 2020 en 8:00 pm
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