Ellos llegaron desde una galaxia muy lejana… para salvarnos. En el espacio profundo, un agujero negro ha colapsado. La Tierra arderá y nuestro sistema solar desaparecerá. Mientras tanto, en Galicia, un grupo de antropólogos encontrará un extraño petroglifo, que hará que descubran un secreto escondido durante milenios. Ese secreto les llevará a los confines del cosmos en busca de respuestas, en un universo donde nada es lo que parece. Nuestro planeta se extingue. ¿Podrán salvarlo?
– AUTOR –
Nací en 1966, el mismo año en el que el mundo conoció al Capitán James T. Kirk y al resto de los tripulantes de esa maravillosa nave interestelar que era el Enterprise. Mi fascinación sobre el espacio fue alimentándose durante años: las misiones Apolo a la luna, los libros de Flash Gordon, series como Star Trek, Espacio 1999 o V, y como no, ese fantástico universo creado por George Lucas en las películas de Star Wars. Esa admiración por la grandiosidad del cosmos fue tomando cuerpo en un universo imaginario, un universo distinto, peligroso e implacable, pero también repleto de vida.
…Y llegó el momento de compartirlo. Como diría el Sr. Spock «Larga vida y prosperidad».
– GUSTARÁ
A los seguidores incondicionales de la ciencia ficción en sus múltiples propuestas y en cualquier formato visual o narrativo. También gustará a los amantes de las novelas de aventuras con multiplicidad de escenarios y personajes. Agradará a quienes disfrutan analizando y diseccionando actitudes y comportamientos lineales de los personajes. A aquellos que aprovechan cualquier oportunidad para interrogarse sobre qué y quiénes somos, de dónde venimos y cómo fuimos creados. A quienes encuentran nexos y aprecian el esfuerzo para conseguir la vinculación narrativa entre lo real y lo fantástico.
– NO GUSTARÁ
A los que consideran toda la ciencia ficción un género menor, solo “enmarcable” en las páginas de un tebeo o cómic. A los puristas de la densidad literaria y las más completas y minuciosas descripciones de paisajes, métodos, procedimientos y sistemas tecnológicos. Tampoco gustará a quienes prefieren entornos barrocos y profundas descripciones psicológicas de los personajes, cuanto más retorcidos y atormentados mejor. A los que gustan de relatos con multitud de incógnitas que no se revelan y momentos intensos, alternados con otros más planos y reposados.
– LA FRASE
El universo se creó para ser perfecto, y lo que no sea perfecto ya estáis vosotros para solucionarlo”, esta frase ya se ha quedado como el exponente máximo de colaboración entre nuestras dos razas —dijo Makio con voz cansada.
—Pues esto ahora ya no es perfecto y lo sabes, viejo amigo—respondió Planco—. Los Frabontes terminarán por encontrarnos y no podréis con ellos.
—Ya lo sé— contestó el general Makio—. Aunque también sé que, aunque somos muy pocos, la fuerza de un Atlante, de uno solo, podría ponernos en ventaja.
—Todos aquí lo sabemos, tenéis una fortaleza que ninguna raza tiene —replicó Planco—, pero la destrucción de vuestro planeta pesa como una losa, quizás sea el momento de olvidar para luego reinventarse.
– RESEÑA
¿Qué pensó el eminente científico Jor-El cuando tuvo la certeza de que su planeta, Krypton, iba a ser irremediablemente destruido? Es evidente que el futuro de su hijo Kal-El supuso la mayor de sus preocupaciones y también su principal ocupación para preservar al futuro Superman de la extinción. La célebre publicación de Action Comics, creación de Jerome Siegel en colaboración con Joe Shuster en 1938, es probablemente la obra más conocida y la que mejor representa para el gran público del siglo XX el arquetipo del final de una civilización.
Hoy nos asomamos a la novela de G. Vicente Arche, El Cabo del Fin del Mundo, que nos muestra su particular visión sobre la inquietante posibilidad de la total aniquilación de la vida en el planeta Tierra. Una obra con extensa nómina de civilizaciones y razas, cada una con sus peculiaridades, sus actitudes filantrópicas y ocasionalmente sus nefastas ambiciones. Razas y civilizaciones protectoras o destructoras según convenga al caso. El autor, incorporando a su relato los clásicos recursos literarios de la ciencia ficción, como el descifrado de inscripciones, jeroglíficos, textos de leyendas, cuevas misteriosas, sagas, escrituras religiosas y mitológicas, etc. presenta al lector un amplio espectro. La Biblia o el Talmud, los Vedas o el confucionismo, las obras de Erich von Däniken o del controvertido Lobsang Rampa, son mínimas referencias del amplio y variopinto catálogo que El Cabo del Fin del Mundo refleja.
La ciencia ficción casi siempre va más allá de procurar un cierto divertimento al lector y en el terreno audiovisual al espectador. Los autores, guionistas y directores suelen enviar mensajes y códigos que encierran diversos grados de dificultad a la hora de ser aprehendidos y asimilados por los receptores. Ni siquiera en todos los casos los emisores actúan deliberadamente pues, en ocasiones, estos proceden directamente de su subconsciente e incluso de su universo onírico. Se ha dicho que la magia (o la alquimia) de ayer transformó la ciencia del presente y que alucinadas profecías del pasado podrían convertirse, o haberse convertido ya, en catastróficos futuros. Pongamos, como pincelada de muestra, el mensaje de Mel Gibson en su impresionante film Apocalypto.
Podemos escarbar en la Historia o en la Fantasía y siempre, tras el cataclismo apocalíptico, atisbaremos la esperanza. Con Atila a las puertas de Roma, los ángeles tocando estruendosamente las trompetas del Juicio Final o los protagonistas de esta obra en el corazón de la Atlántida, indefectiblemente habrá hombres y mujeres con fe en su futuro. Otra cosa será la forma en que decidan afrontar ese futuro por breve y oscuro que pueda parecer y la influencia en sus comportamientos y actitudes que fuerzas tan poderosas como el amor o su contrario, el desamor, la traición y los celos puedan tener.
Los protagonistas de la obra de G. Vicente-Arche recorren sus páginas con un ritmo y dinamismo tan juvenil (mientras acometen proezas cósmicas, titánicas y universales), que resulta muchas veces más propio de Los tres investigadores de Robert Arthur o de la pandilla de Los Cinco de Enid Blyton por contraposición con el jovencísimo Ender Wiggin de Orson Scott Card o del mismísimo Han Solo y los jedis de Star Wars.
La lectura de esta novela, con estilo sencillo y directo resulta fácil, divertida y amena. Cada cual puede trascender el mero entretenimiento y rebuscar por su cuenta capas más profundas de introspección o metafísica, pues pistas y enunciados, para los menos versados, no faltarán.
Seguramente para la mayoría de lectores hispanohablantes, especialmente españoles, resultará gratificante ver a la cabeza del grupo de héroes plurinacionales o “plurigalácticos” a Santiago, un Vigilante galaico de pura cepa, que aprovecha sus peripecias para transmitirnos las excelencias de su tierra, la hermosa Galicia, que en nuestra opinión todos deberían conocer. Como dijo el poeta Paul Éluard: “Hay otros mundos, pero están en este”.