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LAS ESTEPAS DE AVOK

LAS ESTEPAS DE AVOK

– GUSTARÁ:
A los amantes del género fantástico, pero sobre todo al lector de aventuras con poso clásico. Las Estepas de Avok es una novela de frontera que bien podría desarrollarse en la España de la Reconquista entre cristianos y árabes. Será del interés de los lectores multidisciplinares que leen de todo. Este libro tiene algo de la carga narrativa de Ken Follett que siempre avanza y siempre entretiene pero que nunca deja de lado a sus personajes ni al entorno en el que se desarrollan.

– NO GUSTARÁ:
A aquellos que, gustándoles la literatura fantástica, no salen de los grandes del género como Tolkien, Rothfuss o Martin. Tampoco será del interés de aquellos que prefieren una novela ambientada en un tiempo y lugares reales y tangibles. Los que leen novela histórica y evitan la fantástica se perderán un bocado que bien podría ser real en cualquier misión tras las líneas enemigas de cualquier guerra.

– LA FRASE:
“Conforme el sol fue tomando posesión de la mañana vieron con mayor claridad la pequeña sierra que los había salvado de la sed para casi condenarlos después. Kanatu Tara era una corta sucesión de peñas, collados y barrancos que de forma irregular se iba prolongando hacia el este. El agua que se filtraba entre sus rocas, sin embargo, hacía que a su alrededor la hierba creciera alta y los arbustos se disputaran con pinos y encinas la tierra más húmeda y resguardada. Entre los árboles y peñascos vieron incluso buitres, aguiluchos y algún chacal, y tras varios días de silencio volvieron a escuchar en el cielo el canto de los pájaros”.

– RESEÑA:
Hoy vamos con la reseña del libro Las Estepas de Avok de Lola Basavilbaso Gotor y Luis Constante Luna. NOVELA en mayúsculas, mucho más cercana al aire clásico aventurero del cine de Kirk Douglas, Stewart Granger, Burt Lancaster o Errol Flynn o a la literatura de Emilio Salgari, del Miguel Strogoff de Julio Verne en su odisea siberiana o de las legendarias aventuras de Jasón y los argonautas que a la novela contemporánea de fantasía juvenil. Las Estepas de Avok narra con sencillez (que no simpleza) la vida, camino de expiación, redención y muerte o transformación (ya lo verá el lector en su momento) de un grupo heterogéneo de personajes de distintas capacidades e inquietudes que convergen en un punto narrativo que les explota en las manos. No tendrán más remedio que entenderse y luchar codo con codo, aunque en las pausas para el recreo y el bocadillo suelten su lengua bífida a pasear llenando, en ocasiones, el descanso del guerrero en torno a la fogata de imprecaciones, punzadas, resquemores y rebeldía entre todos ellos. Si en los Odiosos ocho, (al igual que en el Octavo pasajero de Ridley Scott) Tarantino introducía, “a lo Cube” de Vincenzo Natali, a unos personajes en un asfixiante y claustrofóbico emplazamiento y tiraba la llave, en Las Estepas de Avok el lugar es tan vasto y agreste que nos recuerda a la épica basada en hechos reales de la película Camino a la libertad de Peter Weir. Esta vastedad de territorio es un personaje más de la novela. Se siente su latido en cada página en una maravillosa descripción del yermo y desolado panorama (para matar y ser matado). Este “desierto de Dune” que se han sacado de la manga los autores es, con respeto al resto del elenco protagonista, el personaje mejor dibujado del relato (igual que la Nostromo de Alien, Christine de Stephen King, el Titanic de James Cameron, la Barcelona de Carlos Ruiz Zafón o el Macondo de Gabriel García Márquez).

Hasta el Conan de Robert E. Howard encarnado en el cine por el musculoso Shwarzenegger tuvo su grupo de apoyo imprescindible en la batalla. Nadie es tan fuerte como todos juntos; frase empleada en multitud de ocasiones en el velatorio de armas y la conjura antes de la batalla. Es precisamente en el género de espada y brujería donde se mueve una amplia literatura que nos ha dado muchas alegrías. Entre grimorios, acero valyrio, razas infinitas, seres de toda condición, embrujos y batallas a la luz de dos o más lunas se han movido los designios de muchos escritores que ven en este mundo alternativo una fuga de la realidad que siempre es necesaria para partir de premisas y reglas diferentes. Pero el escritor de fantasía, a veces, olvida el contenido para verter toda su maña en el continente. Se centra tanto en el worldbuilding que le lleva a una creación pantagruélica donde prevalecen el consabido mapa de la primera página, la relación bibliográfica de decenas de personajes y la descripción histórico folclórica sobre el pilar narrativo. No son las grandes batallas entre orcos y elfos lo que seducen al lector experimentado y exigente, sino el intimismo de los personajes, su bagaje personal y sus motivaciones narrativas. En Las Estepas de Avok las cuatro manos que han tomado las riendas de este proyecto han optado por generar una novela de personajes por encima de la épica legendaria. Este periplo del héroe o monomito de Joseph Campbell no se dirime en los campos de Pelennor a las puertas de Minas Tirith sino en las encrucijadas del camino, en celadas nocturnas, en comandos tras las líneas enemigas al ritmo de los Doce del patíbulo de Robert Aldrich. En Las Estepas de Avok se cuece todo a fuego lento, cada personaje tiene su propio espacio que le deja respirar del resto de integrantes del grupo de rescate. El peso está equilibrado, la humanidad, el temperamento, la personalidad y el arrojo de cada uno de ellos está perfectamente planificado y desgranado.

Otra virtud del relato es la coherencia de sus personajes en el panorama social, cultural y literario actual, donde la espada de Damocles de lo políticamente correcto siempre vela impertérrita encima de nuestras cabezas. Los personajes son fieles a sus cualidades físicas e intelectuales. No existen ayudas de cámara que de la noche a la mañana se convierten en guerreros, ni princesas que han vivido siempre entre algodones pero se tornan grandes cazadoras y amazonas, ni campesinos que saben blandir una tizona en dos tardes de clases impartidas por un profesor improvisado. Tanto en los diálogos como en las batallas y escaramuzas cada personaje es fiel a su esencia. Los autores ni reivindican asuntos de género ni edulcoran las riadas de sangre cuando estas aparecen, ni ocultan la debilidad y la flaqueza del guerrero. Todo funciona con sinfonía en unos tiempos donde la supervivencia no daba cuartel a diálogos ñoños ni a escenas superficiales. Más allá de las licencias poéticas y estilísticas de los autores, ambos consiguen que la diferencia de manos no se distinga en la narración encajando todo a la perfección. Las Estepas de Avok es, ante todo, una road movie al ritmo del mejor Grupo salvaje de Sam Peckinpah descendiente directo de Los siete sumaráis de Akira Kurosawa. Huele a Western crepuscular (con ahorcamiento incluido), a un Sin Perdón donde los personajes dejaron sus días de grandeza para lamerse la heridas en una última carga mirando a los ojos de su destino.

La concreción del mundo de Las Estepas de Avok facilita la lectura tanto a jóvenes como a adultos. Ambos tipos de lectores podrán disfrutar de esta propuesta. Los primeros por la ausencia de una gran carga de complejidad narrativa y, los segundos, al apreciar una construcción guionizada desde la naturalidad y el realismo más estético. Este Ka-tet kingniano será de difícil olvido por los lectores. El viaje a lo desconocido más allá de las fronteras abordo de la Discovery 1 rumbo a Júpiter en “2001: Una odisea del espacio” se abre camino. Jesús estuvo 40 días y 40 noches en el desierto donde se transformó y venció a las tentaciones del diablo. En estas estepas el poder transformador de los amplios espacios naturales pondrá a prueba a esta pandilla de héroes involuntarios que siempre les tentará a desistir de su campaña y a volver a sus confortables alcobas abullonadas.

Los dados del juego de rol que mueven los hilos de los títeres se desplegarán en estas agrias y desconsoladas estepas baldías para retar con guiño ajedrecístico a un enemigo invisible que huye hacia su guarida con un gran botín humano. La furia de sus perseguidores será a sangre y fuego. Una vez que cada uno asuma que la única dirección es la del horizonte y que el enemigo bueno es el enemigo muerto desatarán a los titanes en su cruzada. Un auténtico peregrinaje introspectivo, ya que el que entra en la tormenta sale transformado cual Imperator Furiosa en Fury Road que arrebata a una suerte de cariátides esclavas y procreadoras de la república de Gilead de Margaret Atwood de las garras del patriarcado opresor.

Sigan a estos dos autores, ¡Por Tutatis y por Crom!, que no se van a arrepentir. La noche es oscura y alberga horrores en poniente, pero estos dos talentos creemos que pueden ser capaces de descabezar a la mismísima Cersei Lannister en Desembarco del rey. Hágannos caso. Lola y Luis no miran hacia a atrás ni hacen prisioneros. La hierba no crece por donde pasan. Canela en rama.

Reseña completa en forolibro.com


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