RESEÑA: FIN DE TRAYECTO – J. LUIS PASTRANA – EDITORIAL CÍRCULO ROJO, 2021.

Posted on

OBRA: FIN DE TRAYECTO.
AUTOR: J. LUIS PASTRANA – TWITTER
EDITORIAL: CÍRCULO ROJO, 2021 – WEB
PÁGINAS: 262.
¿DÓNDE COMPRARLO?: AQUÍ

 – SINOPSIS –

La vida continúa para el ingeniero narrador después de las peripecias vividas en sus primeros años de actividad profesional. Su dedicación al mundo del metal toca a su fin tras un intenso periodo plagado de todo tipo de retos y adversidades, pero también de logros y satisfacciones. Obligado a abandonar la actividad industrial productiva, cae entre las turbulencias de una empresa de ingeniería en pleno proceso de expansión y de acceso a un nuevo producto. Lo peculiar de este insólito entorno dificultará extraordinariamente su adaptación y provocará un importante contratiempo que cambiará para siempre su perspectiva vital. Fin de Trayecto es la continuación de la anterior novela de este autor, Cuarenta estaciones. Ambas pueden ser leídas también en orden inverso.

– AUTOR –

jose-luis-pastrana

J. Luis Pastrana nace en Asturias, en la Cuenca Minera del Nalón, en 1962, en el seno de una familia tradicional de clase media. En 1988 finaliza sus estudios de Ingeniería Industrial y, desde entonces, ejerce ininterrumpidamente tal profesión. Aficionado desde siempre a la lectura y la escritura, aprovecha las circunstancias adversas del confinamiento y las regulaciones temporales de empleo por la covid-19 para iniciar su singladura literaria, narrando las peripecias del ingeniero sin nombre en su bilogía de intriga industrial, compuesta por las novelas Cuarenta estaciones y Fin de trayecto. Posteriormente, en la CdC —Colección detective Calleja—, da vida a la irrepetible Agencia de Investigación Marbella. Fuegos fatuos, la tercera entrega de la serie dedicada al detective Calleja, es su quinta novela, precedida de las ya citadas Cuarenta estaciones y Fin de trayecto, y de Nuevos horizontes y Los miradores verdes, las cuatro publicadas también por el Grupo Editorial Círculo Rojo.

GUSTARÁarrow-145786__340

A los enamorados del mundo empresarial, especialmente de la gran empresa, conocedores de sus recovecos, grandezas y miserias. A los que han experimentado en carnes propias la morbosa relación de amor-odio que encierra un puesto técnico de responsabilidad en el filo de la navaja. A quienes disfrutan desmenuzando las etapas y tiempos de una narración con claros y ordenados hitos cronológicos. A los lectores capaces de empatizar con personajes verosímiles, asimilados a su órbita sociolaboral actual o pretérita, al mismo nivel y con la misma intensidad que con aquellos alejados de su realidad.

NO GUSTARÁ arrow-145782__340.png 

A los lectores recelosos de la narrativa contemporánea, lineal, creíble y cotidiana, despojada de los suaves placebos poéticos y de los restallantes golpetazos truculentos, morbosos o eróticos. A quienes buscan divertimento en las aventuras clásicas y eluden los caminos no muy trillados que implican asimilación tanto de terminología como de las tecnologías más especializadas en el mundo de la industria. A los que se sumergen con deleite en el alma de los personajes psicológicamente atormentados y cuanto más complejos mejor, con la esperanza de redimirlos desde el sillón de lectura.

LA FRASE vintage-1751222__340.png

Un aficionado puede ver cuándo un equipo de fútbol juega de memoria, o cuándo un grupo de ciclistas está bordándolo en una prueba contra-reloj por equipos. En el taller la sensación era aún más sublime: captar las vibraciones de un conjunto de personas y máquinas, trabajando con responsabilidad, confiadas y en sintonía para poner a su favor la fuerza de la gravedad y el tiempo, corta la respiración.

– RESEÑAletter-576242__340.png

En Fin de trayecto, J. Luis Pastrana nos ofrece la continuación de su anterior novela: Cuarenta estaciones, cuya lectura nos dio la oportunidad de atisbar los primeros pasos profesionales de un ingeniero recién “estrenado” en el mundo laboral y seguir sus pasos inmediatamente posteriores. El autor, desde la contraportada, deja claro que el orden de lectura puede invertirse. Esta observación resulta notablemente oportuna, toda vez que, a pesar de los grandes rasgos comunes, desde el protagonismo personal, el orden literario y el entorno fabril-industrial, existen notables diferencias que se van agrandando con el paso de los capítulos con la óptica y la atención que cada lector aplique.
Así que, sin dilación, una mañana a las 8:00, de la mano del ingeniero protagonista, nos colamos en su centro de trabajo y empezamos a acompañarlo en el desarrollo de sus tareas. Afinamos la mirada y estimulamos nuestro interés para asimilar términos técnicos y siglas, muchas veces en el idioma dominante del mundo técnico actual, o procedentes de él. Agradecemos la voluntad del protagonista que se esfuerza en ayudarnos en la tarea de navegar entre códigos y lenguajes iniciáticos como FCC -Fuel Catalyst Cracking-; MIG -Metal Inert Gas-; ANC -Agencia Noruega de Clasificación-; ASME -American Society of Mechanical Engineers-; ASME; TRI; etc. Hasta que empezamos a sentirnos bastante cómodos y tenemos la sensación de percibir la poesía que puede haber en una soldadura de un tanque o en un amolado perfecto y, lo que quizás acabe siendo lo importante, capaces de ser homologados por el organismo correspondiente y pasar la minuciosa inspección de un cliente exigente.
La novela de J. Luis Pastrana trata con intensidad las dificultades inherentes a la fabricación de equipamiento industrial y maquinaria, fuera del alcance de las PYMES, donde la especialización y los recursos económicos y tecnológicos de la empresa resultan indispensables para lograr con éxito los objetivos marcados. La calidad del producto final, con etiqueta de excelencia, requiere tal grado de perfección que, en ocasiones, raya en lo paranoico (incluso en lo cómico) por las increíbles exigencias de los clientes, especialmente por algunos inspectores pasados de celo, amigos del protagonismo o, sencillamente, faltos de profesionalidad. En esta novela, con amplios retazos autobiográficos, se puede seguir todo el recorrido de más de un proyecto, desde el pedido a la entrega, descritos por J. Luis Pastrana, con orden y minuciosidad, tal que pueden despertar el interés y la curiosidad activa e intelectual de lectores totalmente profanos en estas materias y seguramente el entusiasmo de los más versados. Sin embargo, para otros la descripción resultará excesivamente prolija y se verán abrumados por las numerosas circunstancias, pasos y procesos que conlleva cada pedido. Departamentos implicados, funciones, cargos, tareas, reuniones, viajes, acuerdos, metodología, medios y actitudes, conforman una densa problemática que, por la propia naturaleza de la obra, se contempla desde distintos ángulos, pero con una misma esencia que precisa de conocimiento o de curiosidad en un universo que, siendo más amplio de lo que pueda parecer, no es multitudinario.
Jose Luis Pastrana se presenta a cara descubierta en esta obra y como destaca en su nota inicial no pretende ocultar con subterfugios en ningún momento su vinculación con el protagonista, esto dota a la obra de una espontaneidad de la que carece alguna parte de la narrativa española actual. Es obvio que todo principio encierra la semilla de un final, a veces abrupto y concluyente, pero en muchas ocasiones (como pregonarían los expertos en Tarot) se trata de una muerte simbólica, de una transformación, que da paso a un renacimiento. Nada desvelamos a lo que el autor no se haya anticipado con el título de la novela, esta obra marca el final de una etapa y como tal vendrá su sucesora, pero eso es otra historia.
Bien es cierto que Fin de trayecto contiene en su estructura y plasmación suficientes pistas para encontrar al técnico, al buen profesional, detrás de la pluma del literato, hasta el punto que nos hace rememorar automáticamente la frase magistral del film argentino: “El secreto de tus ojos”, Oscar a la mejor película extranjera en 2010, dirigida por Juan José Campanella y guion de Eduardo Sacheri y del propio director. Allí, en un momento de intenso dramatismo, el personaje Pablo Sandoval, encarnado por el actor Guillermo Francella, se dirige a Benjamín Espósito (Ricardo Darín) y, en referencia a un personaje cuya búsqueda parece imposible, le dice: “El tipo puede cambiar de todo, de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay algo que no puede cambiar. No puede cambiar de pasión”. Los lectores que hayan seguido la posterior obra literaria de J. Luis Pastrana tienen la oportunidad de juzgar si existe algún paralelismo aplicable en este caso. Los que aún no la conocen no deberían perder la oportunidad de asomarse a una sorprendente metamorfosis.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.