EL EXTRANJERO – ALBERT CAMUS, (ALIANZA EDITORIAL, S.A. 1999)
CRITICA: (NOTA 6,5)
Albert Camus hijo de la desesperanza y el hastío moral de la Europa de postguerra nos embarca en la historia de un ser, (y por extensión de todos los seres), que es completamente indiferente a los demás y a él mismo. De ahí que este antihéroe en mayúsculas no pueda empatizar con el lector en ningún momento, ya que su propósito existencialista es precisamente narrar en primera persona el destino fatal que nos escribe las líneas de la vida. Fatalidad en nosotros y en las personas que nos rodean, desgana, flojera y displicencia por doquier. El destino nos marca a fuego con su impronta deshilachada de melancólicos caminos plagados de indiferencia.
El espejo nos devuelve a meros autómatas designados por el director de escena, para que nos movamos como títeres o pollos sin cabeza en un espectáculo infinito de tristeza, calamidades y desvaríos. Vivir, morir, ¿qué más da?. Aunque sea sólo un poquito, todos llevamos un extranjero en nuestro interior, al que no queremos darle ni voz ni voto, pero que en ocasiones es capaz de auparse para mirarnos directamente a los ojos.
RESUMEN:
El extranjero, novela con cuya publicación saltó a la fama en 1942, tiene como referencia omnipresente a Meursault, su protagonista, a quien una serie de circunstancias conduce a cometer un crimen aparentemente inmotivado. El desenlace de su proceso judicial no tendrá más sentido que su vida, corroída por la cotidianidad y gobernada por fuerzas anónimas que, al despojar a los hombres de la condición de sujetos autónomos, los eximen también de responsabilidad y de culpa.