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CUENTOS PARA SENTIR

CUENTOS PARA SENTIR

– GUSTARÁ:
A todos aquellos lectores, adultos y niños, amantes de las narraciones clásicas; sensibles, metafóricas, ejemplarizantes, sencillas, cargadas de valores y distintas perspectivas relacionadas con la naturaleza, la amistad, el coraje, el afán de superación, la empatía, el compromiso, la madurez y el amor hacia los semejantes. Será del interés de todos aquellos lectores que siempre les han deleitado las narraciones de los hermanos Grimm, Andersen, Perrault, etc.

– NO GUSTARÁ:
A los lectores de obras más complejas, graves y extensas, ya sean en modo cuento o novela. Tampoco será del interés de aquellos lectores, jóvenes o adultos, que prefieren que las narraciones que consumen vayan unidas al rigor de los tiempos; digitalización y tecnificación incluidas.

– LA FRASE:
“La bruja, tras mirarlo con cara de satisfacción, y sin demorarse por más tiempo, puso en marcha todos sus poderes. De repente, Martín empezó a sentir algo raro en su cuerpo, y en pocos segundos, vio como sus manos arrugadas se convertían, de nuevo, en manos jóvenes. A continuación, la bruja recordó a Martín que le daba tres días, y que una vez concluido es plazo de tiempo ella volvería para quitarle la vida. Tras decir esto, y casi al instante, desapareció”.

– RESEÑA:
Hoy traemos para reseñar Cuentos para sentir de la escritora Fermi Bello. Un breve libro de cuentos de fantasía de tono clásico con una narrativa concisa, lineal y que se ciñe a los sucesos más que a las descripciones y a los enredos de obras más complejas y para un público más adulto. La autora logra con tres narraciones diferentes, autoconclusivas e independientes formar una pequeña obra que tiene en común el sabor tradicional de los cuentistas de antaño, del legado oral al abrigo del hogar y de los grandes escritores de este género: Perrault, Hermanos Grimm, Andersen, Iriarte y Samaniego, Dickens o los más contemporáneos: Quiroga, Stine o Dahl.

Tres historias diferentes pero con el punto de unión que acompaña el sabor arraigado del contador de historias primigenio. Encontraremos personajes que deben superar pruebas que forjarán su carácter y la construcción de su personalidad ética y moral desde la comodidad de la niñez a la vida salvaje e impredecible de la fase adulta, donde los problemas son reales y no meras fabulaciones. También hallaremos personajes atrapados en su alter ego animal (recordemos la magnífica Lady Halcón, Richard Donner, 1985), tentaciones a las que es difícil no rendirse (como las de la malvada bruja Úrsula que roba la voz a la sirenita a cambio de transformarla en humana). Veremos también la superación del tiempo y del aspecto físico que no conoce barreras en los asuntos del amor (que podemos comparar con la película Big, Penny Marshall, 1988 y también con La bella y la bestia de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont). Por último, en la última narración podemos encontrar una vuelta de tuerca de La cenicienta o de El prisionero de Zenda (esta vez no será el zapato el que zanje el misterio de la identidad del personaje protagonista sino algo que tendrá que leer el lector y que aquí no desvelaremos). Cuentos para sentir habla de temas clásicos, historias que los lectores más jóvenes reconocerán perfectamente sin entrar en pasajeras modas actuales, reivindicaciones claramente identificables ni soflamas de ningún tipo. Aunque, como todo cuento, la moraleja o el aprendizaje se encuentra intrínseco, la autora no tiene la necesidad de ondear ninguna bandera ni eslogan más allá de la propia aventura del cuento de fantasía. A determinadas edades el sueño del lector debe volar libre sin necesidad de encorsetamientos ni caminos delimitados y señalizados. Los propios jóvenes lectores son “muy adultos” para detectar aquellos mensajes que se les adaptan mejor y que son de mejor compresión y asimilación. Forzarlos a que abracen algún credo narrativo por distintas motivaciones ideológicas es una tarea estéril. Siempre se ha dicho que los chavales son los más exigentes con los productos que consumen, ya que no tienen miedo a decir “NO” a las conveniencias de ser política y socialmente correctos.

Cuentos para sentir está enfocado principalmente para un público infantil que podrá leerlo, sin necesidad de un adulto, ya que el tono de la narración es bastante asequible para todas las edades. De la misma manera el lenguaje y el vocabulario empleado es también apto para niños. La presente obra, pese a su efímera duración (¿no son así los cuentos tradicionales?) representa un agradable vehículo de retorno a aquellas narraciones que todos recordamos con mucho cariño. El estilo es, sin duda, el de aquellos tiempos, alejándose por tanto de la tecnificación y la digitalización de las actuales narraciones. Teniendo un mundo contemporáneo infantil saturado de pokemons, digimons, mangas, superhéroes marvelianos, etc… siempre es una buena noticia contar con obras que indaguen en el clasicismo, en los valores que hicieron rica la tradición oral y en las tramas sencillas pero cargadas de simbología y segundas lecturas.
Pese a una portada que no anticipa claramente el contenido infantil/juvenil de su interior, nos encontramos tres narraciones que se retroalimentan mutuamente y que hacen de la ficción la realidad de muchos niños que, entre aventura y aventura, van creciendo, formando y llenando su mochila de aprendizaje vital.

Pese a una portada que no anticipa claramente el contenido infantil/juvenil de su interior, nos encontramos tres narraciones que se retroalimentan mutuamente y que hacen de la ficción la realidad de muchos niños que, entre aventura y aventura, van creciendo, formando y llenando su mochila de aprendizaje vital.


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