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CAMINOS DE GUERRA Y PAZ

CAMINOS DE GUERRA Y PAZ

– GUSTARÁ:
A los amantes de las altas dosis de atropina pinchada directamente en el corazón. A aquellos que disfrutan cuando los libros se tornan en películas y pueden visualizar con agilidad cada escena. Gustará a aquellos que se mueven como pez en el agua entre espías, conspiraciones en la sombra y mucho correteo para evitar grandes catástrofes. Los reclutas ya no parten a luchar en frentes lejanos, si no que ahora les toca defender sus propios barrios.

– NO GUSTARÁ:
A los que prefieren vivir en el espíritu de Woodstock del 69 y permanecer ajenos a todo lo que les ocurre a su alrededor. A aquellos que piensan que el hombre es bueno y le quitan la razón al lobo de Hobbes. A los amantes de ritmos más pausados y menos truculentos o, en cambio, a aquellos que prefieren entrar hasta el fondo del asunto como en las narraciones de Frederick Forsyth, en las que si no vas con cuidado te pierdes entre sus mil vericuetos.

– LA FRASE:
“Los murmullos fueron en aumento como si se fuesen acercando mil colmenas de abejas que no paraban de zumbar. La cabecera de la manifestación apareció por la calle y los gritos comenzaron a ahogar los ruidos de la dinámica tarde parisina. Eran cientos de personas, jóvenes, viejos y algunas mujeres, y aunque no paraban de lanzar consignas a favor de Alá y del islam, guardaban cierto orden. Al menos de momento, pensó el agente israelí”.

– RESEÑA:
Hoy traemos para reseñar, Caminos de guerra y paz de José A. Fernández Asenjo. Un thriller contemporáneo de geoestrategia política, terrorismo, espías y planes de dominación mundial. El autor nos embarca en un raudo y frenético espectáculo de buenos, malos y regulares. En multitud de ocasiones, tanto en el plano literario como en el cinematográfico, nos han presentado héroes sin mácula en un lado y terribles villanos en el otro, enfrentados en una vorágine infinita de clichés y espacios comunes. Los “regulares” son, en la realidad, los que más abundan. Buenos los hay, malos también, pero la mayoría, aunque nos pese, transitamos por aguas procelosas y, dependiendo de la hostilidad del medio, arrimamos más o menos el ascua a nuestra sardina. Unos llamados por la codicia, otros por abrazar falsos ideales, otros por pura supervivencia, y otros por ser engañados o manipulados, se irán trastabillando por el camino hasta encontrar su sitio en consonancia con su fin ético experimentado. Las incoherencias e incongruencias del ser humano son consustanciales al aprendizaje y a la madurez. En la presente obra el autor juega con este recurso y con esta tipología de personajes que son los que, finalmente, más enriquecen un texto. Sergio Leone nos presentó al “Feo“, George Lucas a “Luke Skywalker”, Tolkien, a Grima “Lengua se serpiente”, Orson Scott Card a “Ender“. Todos ellos pugnan entre la luz y la oscuridad, entre la guerra y la paz. Son muchos condicionantes los que harán que la balanza caiga de un lado o del otro.

Caminos de guerra y paz, nos actualiza los cánones en los que hasta ahora nadábamos los lectores con soltura, ya que el agua solamente nos cubría por la cintura. A partir de ahora toca aprender a nadar sin tocar fondo. No nos damos cuenta pero el tiempo pasa y los conflictos bélicos y diplomáticos se actualizan. En el imaginario colectivo tenemos un abanico temporal aproximado que abarca desde la Primera Guerra Mundial hasta la caída del muro de Berlín y el final de la Guerra Fría. Autores, ya clásicos, como Frederick Forsyth, Ken Follett, Graham Greene, Robert Ludlum, Tom Clancy, Robert Harris o Morris West entre otros muchos, nos han desglosado pormenorizadamente todos los resortes de los conflictos armados y políticos de las recientes épocas pasadas. Pero corren nuevos tiempos y se van integrando nuevos conflictos, circunstancias y formas de ver y hacer la guerra. Desde la Primera Guerra del Golfo Pérsico con el punto de inflexión de los atentados contra Las torres gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 hasta nuestros días, mucho ha cambiado. Las injerencias de terceros países en los conflictos armados ya no obedecen a sentimientos puramente políticos o a ideales morales. La Guerra Santa ya finalizó hace siglos. Hoy se persigue el control del comercio, de los bienes y recursos naturales, de la influencia política en organismos internacionales, de los flujos migratorios, etc. Además, en las modernas guerras ya no se excavan trincheras, si no que se posicionan satélites, se hackean servidores informáticos o se bloquea la financiación económica o el poder inversor. En Caminos de guerra y paz, José A. Fernández Asenjo nos enfrenta a un nuevo escenario y terminología. El Daesh, el Estado Islámico, el Isis, los Hermanos Musulmanes, la Primavera Árabe, los campos de refugiados, el eterno conflicto entre judíos y palestinos, la inmigración descontrolada. Todo ello desembocará en un nuevo tipo de conflicto armado en el que los países ya no se declaran la guerra; son los lobos solitarios y las células durmientes las que se mueven impunemente en el terreno del adversario, mientras que los estados occidentales no acaban de saber cómo afrontar esta nueva tipología de asedio organizado desde miles de kilómetros de distancia.

El autor nos hace recorrer desde los áridos desiertos de Asía hasta las bulliciosas calles de las capitales europeas. Nos muestra el contraste de ambos mundos; de la miseria a la opulencia, de la semiesclavitud a la libertad del individuo, de la teocracia a la democracia. De estas diferencias entre el mundo rico y el mundo pobre, del fundamentalismo de los que tienen poco que perder, de los regímenes autoritarios que subyugan derechos, y, en especial, el de las mujeres, del acoso y esquilme de las grandes corporaciones en países pobres y de la interpretación radical del Corán, se cocina el caldo de cultivo perfecto para que resuenen los tambores de las inmolaciones y de los más cruentos actos de terrorismo de fundamentalistas que han sido, desde imberbes, acondicionados y educados para ello. Aquí el autor nos da las razones de todos ellos para entender (que no justificar) los tiempos convulsos en los que nos movemos y el porqué de tanta sinrazón. Caminos de guerra y paz es pólvora inflamable, todo en esta obra recuerda a la acción más desenfrenada de un film de espías, ya sea desde el más circense Ethan Hunt, al más glamuroso James Bond o al más fiel en el terreno, Jack Ryan. El autor recorre medio mundo a golpe de silbos de proyectiles, persecuciones quemando goma y carreras que fundirían el más complejo pulsómetro. Novela ágil, reflexiva, punzante y cruel en ocasiones. Nos alegramos de que poco a poco haya autores que nos vayan introduciendo en la ficción contemporánea actualizando la novela bélica y de espías a unos tiempos complejos, que son muy reales y que conviene comprender, pues nos afectan a todos en un mundo cada vez más global.

En la película Enemigo a las puertas (Jean-Jacques Annaud, 2001), el ejército alemán sitió Stalingrado, y con ello, pusieron en jaque al ejército ruso. Entonces los nazis llegaron a la puerta de la victoria, tocaron con fuerza su aldaba y estuvieron a punto de derribarla yendo de frente y a cara descubierta. Ahora tenemos un enemigo que se nos cuela en casa por la ventana, es casi invisible y ataca donde más duele. Si los malos se actualizan, los buenos deberán hacer lo mismo. “Los regulares”, pase el tiempo que pase, siempre jugarán al juego que más beneficios les ofrezca. Y, a veces, como comprobarán en la presente novela, son precisamente estos personajes los que pueden ganar la batalla.


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