TÍTULO: La última negociación
AUTOR: Patricia Bernardo AQUÍ
EDITORIAL: Ediciones Trabe
PÁGINAS: 267
¿DÓNDE COMPRARLO?: AQUÍ
– SINOPSIS:
Juan Guerra, afamado abogado laboralista de Oviedo, hombre solitario de mediana edad, afronta la pérdida de los pocos referentes que le quedan con amargo cinismo. Incapaz de olvidar a Lucía, la mujer de Antonio, su mejor amigo, y de perdonarse, mira a su futuro con profundo pesimismo. Pero el inesperado regreso de Lucía hace que su vida dé un giro sorprendente, al verse involucrado en una investigación improvisada que le llevará a Madrid. En su viaje no estará solo, le acompañarán diferentes personajes que enriquecerán su monótona vida de abogado. Primera novela publicada por Patricia Bernardo, creadora del blog Heminway tenía razón.
– BIOGRAFÍA DEL AUTOR:
Patricia Bernardo (Oviedo, 1977) es Licenciada en Derecho por la Universidad de Oviedo y trabaja como jurista en la Administración Pública. Amante del cine y de series de televisión, de la música y de los libros, es autora del blog Hemingway tenía razón, en el que publica cuentos, relatos y reseñas de cine y literatura. La última negociación es su primera novela publicada.
Entrevista en el periódico La Nueva españa: AQUI
Blog de la autora: AQUÍ
– GUSTARÁ:arrow-145786__340.png
A los que trastabillan en la vida, caen, se levantan y vuelven a caer. A los que encuentran en la cotidianidad de los sucesos vitales una fuente de inspiración. En definitiva, a los que se ven en el espejo de una función teatral que no es la suya, pero intuyen que en algún momento podrían tener que representarla. Y por ello, toman apuntes.
– NO GUSTARÁ: arrow-145782__340.png
A los que busquen una composición narrativa envuelta y cimentada en el suspense de los acontecimientos y en las carreras desenfrenadas buscando la verdad. La verdad en este caso es la del corazón de los personajes, que bogan por terrenos ya transitados, pero siempre desconocidos.
– LA FRASE:
“La verdad a veces puede ser como un bálsamo que nos quita las ataduras de la culpabilidad, que nos libera del peso de la incertidumbre, que nos abre nuevas puertas y, sobre todo, que nos permite romper con un pasado demasiado presente.”
– RESEÑA:
Es tónica general (y moderna) en la literatura contemporánea, poner toda la carne en el asador respecto al núcleo principal del suspense, dejando por medio batallas inacabadas, personajes desencajados y conversaciones a medio exprimir bajo el rugidor ritmo frenético de la búsqueda del Santo Grial o de un asteroide lejano e inexpugnable, tanto da. Se pierden sutilezas y sensaciones por el camino. Sin embargo en esta primera novela de Patricia Bernardo nos encontramos con que la importancia de los personajes está por encima de los acontecimientos que les flanquean (y flaquean). Dichos acontecimientos serán fundamentales para el devenir de sus particulares historias, pero no deslucen ni empobrecen lo que la autora nos quiere narrar. Y esto es, a nuestro juicio, muy valiente.
¿Cómo se conjugan los sentimientos del pasado con el presente? Las personas cambian y sus circunstancias van con ellos, los pesos los inmovilizan en sus mochilas cargadas de cicatrices con correas que quedan marcadas en los hombros sin remedio. Esta novela está cargada de los brasas que quedan de las hogueras de la juventud y de cómo estas han levantado el vuelo con los años para quemar nuevos y virginales pastos. El eterno manto del cambio personal se ve siempre sugestionado por el secretismo que cada ser llevamos dentro. Unos tendrán la suerte de llevárselo a la tumba, otros, los más, tendrán que ver cómo su mundo se desmorona en el encuentro con lo que no se podían imaginar, ni siquiera en sus peores temores. No somos capaces de entendernos a nosotros mismos, como para intentar averiguar a qué juegan las neuronas de nuestro vecino o compañero de cama.
Encuentros casuales en un bar, calles mojadas, partidas de ajedrez al mediodía, charlas de banco de madera, la asunción de la pérdida de un ser querido, paseos interminables, compañeros de faena inimaginables, y dudas, muchas dudas, propias y ajenas. En esta Pangea atemporal de sentimientos, culpabilidades, huidas hacia adelante y fugas de uno mismo, basculan los personajes en un trazado jalonado de realidad y de fantasía. La fantasía de lo que fue y desapareció, mudando su piel de serpiente o de crisálida.
Tiene una carga menor (aunque sin duda es el detonante de la salida de la latencia en la que vivían los personajes de esta novela), la crítica velada a una organización que se aprovecha del desamparado de los enfermos para mercantilizar con su sufrimiento y con el de sus familiares. Esta nota crítica casa muy bien como metáfora de la destrucción que puede llevar a los integrantes del equipo que trata esta situación. Y de cómo en los momentos de tensión, de desapego y de alejamiento, cada persona se ve abocada a jugar con fuego sentimental. En lo extremo, las almas se unen ante el tormento y el sufrimiento.
También tenemos un toque de metaliteratura que tanto nos gusta a los lectores. Son esos pequeños remansos y homenajes que hace el autor a sí mismo, a su tarea (ingrata y solitaria en ocasiones) y a todo lo que le rodea. La última negociación tiene nombre de thriller de John Grisham, pero encierra muchos estratos para arañar, o teniendo tiempo, cavar en lo más profundo del camposanto para ver que se esconde tras las máscaras que vemos diariamente a nuestro alrededor, que pugnan por gritar que están vivas y que la monotonía no ha podido con ellas.
Al fin y al cabo, todo nace y muere al arrullo del senti/miento.