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PURGATORIO

PURGATORIO

–GUSTARÁ:
A los que tienen los sentidos tan aguzados como Hannibal Lecter y saben en cada momento apreciar la frescura de un buen manjar cocinado a fuego lento y sin prisas. A aquellos que aprecian la forma y la atmósfera en las composiciones literarias y que no se conforman con ser despachados con fórmulas manidas, desgastadas y, curiosamente, exitosas. Cual ceremonia del té japonés, Purgatorio se disfruta si se dispone de tiempo y ganas suficientes.

– NO GUSTARÁ:
El lector impaciente y poco aficionado al relieve y a las textura narrativas no estará especialmente cómodo con la presente novela. También es muy recomendable haber leído previamente la primera parte de la trilogía, Remordimiento, para entender mas profundamente todo lo que se nos cuenta. Pero, aunque solamente sea por la pedazo de portada que se ha marcado el autor, ¿no le van a dar una pequeña oportunidad?

– LA FRASE:
“No llamé a ningún colega al que hubiera dejado tirado en una borrachera, y tampoco fui con flores y bombones en busca de algún viejo amor con el que reconciliarme tras una rotura traumática con bofetada incluida. Tampoco se me pasó por la imaginación acudir a cualquier iglesia para confesarme de las capulladas que hubiera hecho para así reconciliarme con el Altísimo ni acudí de picos pardos a ningún antro desgualdrajado de mujeres tan perdidas como inencontrables. Mis pasos me condujeron inexorablemente al único lugar donde de verdad debía saldar cuentas, ese en el que alguien, largamente rehuido y que no estaba convencido de que quisiera volver a verme, me aguardaba desde que lo rechazara hacía más de un década”.

– RESEÑA:
Tristemente en España aunque haya muy buenos escritores de novela con rasgos parecidos a la que aquí reseñamos ocurre, como con otros géneros (fantástico, ciencia-ficción, terror, etc) que son arrinconados por la crítica, y lo que es peor, por el público generalista. Vivimos en el país del bestseller extranjero y la narrativa melodramática contemporánea, de la Guerra Civil o histórica en general. Sin desdeñar el actual boom de la novela erótica, patria y foránea. Los seguidores de los géneros anteriormente descritos siempre contarán, en referencia al negro concretamente, con baluartes de la talla de Eduardo Mendoza, Juan Madrid, Lorenzo Silva, Dolores Redondo, Manuel Vázquez Montalban, Enrique Laso, Alicia Giménez Bartlett, Eva García Sáenz de Urturi, por mencionar unos pocos. Estos escritores tienen legiones de seguidores, pero con más deberían contar si el lector confiara más en el producto nacional y se atreviese a salir de las grandes dinámicas de los lineales de los más vendidos del género que más triunfa; la narrativa contemporánea, cajón de sastre donde cabe todo, sobre todo muchos llantos, amores y desamores, sagas familiares y cada vez más, correcciones políticas. El caso de F.J Beristain es muy particular. Solamente tienen que ver hasta dónde llegó la crítica especializada con su primer manuscrito. Hablando textualmente: “THRILLER CALIFICADO CON UN 8/8 POR LA AGENCIA QUE REPRESENTA A CARLOS R. ZAFÓN, MARIA DUEÑAS O VICTOR DEL ARBOL. REMORDIMIENTO ES UNA INQUIETANTE NOVELA NEGRA QUE HA PERMANECIDO ESCONDIDA EN CAJONES DE VARIAS AGENCIAS DURANTE CASI DOS DÉCADAS”. Cualquier lector que haya lidiado en el albero de mil correrías literarias tendrá que reconocer que en estas páginas hay mucho talento y que a este autor hay que ponerle siempre a su disposición los micrófonos que hagan falta para que llegue su voz y su obra lo más lejos posible. F.J Beristain está llamado a situar su estilo narrativo en el respetable lugar que le corresponde. No entenderíamos otra situación. Ante la duda, denle una oportunidad. Puede que no lo aprecien al primer bocado, pero sean pacientes, el sentido del gusto se va entrenando hasta que se vuelve voraz y caprichoso.

Pues empecemos por el final. F.J. Beristain lo ha vuelto a hacer. Ya quedamos impresionados con la primera parte de la trilogía Almas perdidas (Aquí la reseña de REMORDIMIENTO) que no tuvimos más remedio que catalogarla con el sello FOROLIBRO RECOMIENDA estando por tanto nominada al premio FOROLIBRO LIBRO DEL AÑO 2018, que se fallarán el próximo 31 de diciembre. Solamente tres libros obtendrán este galardón.

Hay autores de sucesos y hay autores de atmósferas. Ambos conceptos pueden cohabitar perfectamente dentro de la misma novela, pero siempre uno de ellos, aunque sea por el breve margen que da una cabeza en la línea de meta se superpone al otro. F.J. Beristain se apunta al grupo de los segundos. Nos parece a nosotros y eso nos lo tendría que confirmar él, pero pensamos que el autor no concibe una obra sin agotar todos los recursos narrativos que le da una localización o un grupo de personas interconectadas en el espacio y en el tiempo. El escritor genera un vínculo especial con el lector, le ata y le acompaña por sus laberínticos vericuetos para marionetizarlos con toda su filigrana y artes mágicas.

Purgatorio podría catalogarse como, ¿novela negra?, ¿thriller quizás? Más claro teníamos el carácter de la primera parte de la trilogía ya que exudaba negrura y dramatismo rural por todos sus poros. Esta segunda parte se abre narrativamente a nuevos enfoques de curiosos personajes y nuevas localizaciones, como no podía ser de otra manera en el estilo guionizado del autor. Se expandirá el mapa de acción de la novela saliendo del pequeño pueblo pesquero de Getaria; pero esto, aunque parezca que dotará de mayor oxígeno al lector, no es más que un período de barbecho impostado. Tras él se descerrajará súbitamente y con violencia toda la rabia que estaba oculta en una celda de castigo lejos de la luz del sol. La furia de aquello que ha estado oculto durante demasiado tiempo saldrá a boquear a la superficie para quedarse en la retina del lector para siempre.

En la portada del libro podemos leer la frase “Los monstruos sí que existen. Están entre nosotros. Y les dan forma otros hombres“. Esta frase nos ha recordado mucho a otra parecida atribuida al escritor estadounidense Stephen King, “Los monstruos son reales y los fantasmas son reales también. Viven dentro de nosotros y a veces ellos ganan”. Este podría ser un gran resumen de lo que nos sugiere la obra que aquí traemos. El estilo propuesto es muy personal, accesible en la forma, pero en ocasiones insondable en el fondo. No queremos decir que no se entienda su lectura, aunque en ocasiones salten los resortes de su erudición y el barroquismo literario. Nos referimos más bien a que pensamos que el autor viaja por caminos muy tortuosos, melancólicos, nostálgicos y oscuros donde a veces nos vemos incapaces de absorber esos matices y texturas que con tanto mimo pone en cada página. Compartimos la idea principal de que los monstruos sí que existen y cohabitamos con ellos. Muchas veces están entre nuestras propias filas, dentro de casa, en otras ocasiones nos separan de ellos un simple tabique, pero ahí están, prestos a salir de sus madrigueras cuando las ocasiones les son propicias para acometer sus penosos crímenes. Y lo peor es que, en ocasiones, ni quitándoles la máscara somos capaces de eliminar el miedo que nos producen. Ellos viven en un carnaval malévolo permanente y cual creaciones de George A. Romero siempre vuelven de sus tumbas, bien por voluntad propia, bien porque disponen de una legión de adlátares dispuestos a azuzarles a rodar de nuevos los dados.

Contamos además con unos pasajes muy interesantes relativos a la protección de la cultura frente a las garras del fascismo mediante hombres que estuvieron dispuestos a arriesgarlo todo por mantener lo que cohesiona a toda sociedad: los bienes culturales enraizados en el acervo histórico. Todo ello ante la mirada límpida de un niño que verá como Europa cambiará para siempre. Fueron muchos particulares anónimos los que, voluntariamente, ocultaron por toda Francia las principales obras del museo del Louvre antes del implacable avance de la Alemania nazi. Otros tantos como los monuments men se encargaron durante la guerra y tras ella de buscar el paradero de todas aquellas obras artísticas que habían sido expoliadas de tantos museos durante la ocupación de media Europa por las Potencias del Eje.

En definitiva, F.J Beristain ahonda aún más en la insondable sima en la que compromete a sus personajes mediante un juego de espejos marchitos que nos devuelven unos semblantes cansados de pisar día tras día pasajes condenados al olvido. El autor recolecta rescoldos de un tiempo pasado condenados a ser la sombra de aquellos sepultureros de almas que no clavetearon con eficacia las maderas de un ataúd que ahora pide venganza y un titular solemne que recoja sus reivindicaciones. Acaso únicamente la confesión redimirá del cautiverio del dolor a los implicados.

Ya solamente nos queda esperar al cierre de la trilogía. Seguro que queda mucha tela que cortar…


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