YLANDRA. TIEMPO DE OSADÍA – ROBERTO NAVARRO MONTES – EDICIONES LABNAR, 2020

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TÍTULO: YLANDRA. TIEMPO DE OSADÍA.
AUTOR: ROBERTO NAVARRO MONTES.
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EDITORIAL: EDICIONES LABNAR – WEB
PÁGINAS: 584.
¿DÓNDE COMPRARLO?:  AQUÍ
 

 – SINOPSIS –

Es época de cambios en la República de Ylandra y la quietud de una calma tensa se quiebra ante los brotes de conspiraciones, vendetas y traiciones. Las elecciones para cubrir el puesto de gobernador del oeste, poderoso estado esclavista, se convierte en escenario de la rebelión de los sometidos anirios. Un alzamiento alentado por un misterioso asesino de terratenientes conocido como el Inferus. La Escuela, una institución que instruye a jóvenes con dones extraordinarios y los forma como maestros, ve peligrar la estabilidad y hegemonía con las que ha guiado y apoyado a los gobiernos de la República durante siglos. La premonición que asalta a uno de sus maestros anuncia su propia destrucción, mientras el Estado del Norte abre viejas heridas al mantener la ocupación de un territorio que no les pertenece. Entre tanta turbación, los susurros de una profecía olvidada se extienden por una fortaleza oculta, donde la prohibida y creída extinta Orden de Addai decide acudir a sus eternos enemigos para evitar el destino de Ylandra. Depositan la última esperanza en el maestro Aleyn Somerset, señalado como traidor y genocida. Alguien a quien todos dan por ajusticiado y muerto. La amenaza del fin ya ha comenzado a cumplirse. Los Tres han despertado y su odio lo consumirá todo. Dioses que sembrarán el caos frente a hombres de un mundo dividido. No hay lugar para la cobardía. Es tiempo de ser osados.

– AUTOR –

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Roberto Navarro Montes (1988, Madrid) es licenciado en psicología por la Universidad Complutense de Madrid y cursa el doctorado. En la actualidad ejerce como psicólogo sanitario en su propia clínica: StudioPsicología. Siendo aún un niño supo que la creación de mundos, historias y personajes formaría parte de quien era. Ya enamorado de la literatura, decidió que todo lo que nacía en su mente acabaría sobre el papel. En 2014 publicó su primer relato, Nuevo día. Nueva carta, que le proporcionó la confianza para asegurar que algún día sería escritor. Continuó leyendo, aprendiendo y desarrollando su pluma, y en 2019 obtuvo el primer premio del II Certamen de Relato Corto Deportivo CVMF por la obra Julianín, el primer premio del V Certamen de Relatos “Literatura y Biblioteca” por la obra El informe entre las rosas, el segundo premio del II Concurso Literario Villa de Fuente Álamo por la obra La flor marchita de la vida y el accésit «RozasJoven» en el 17º Certamen de relato corto RozasJoven por la obra Tratamiento moral. Además, sus relatos Y me dio un amigo,Un silencioso llanto bajo la cama y La vida han sido finalistas en otros concursos literarios a nivel nacional. Su último relato publicado es Alquimia, maestros y un dragón (202https://www.youtube.com/watch?v=mrZzD_WEhWg0), un breve obra ambientanda en Ylandra; mundo creado para la que se convertiría en su primera novela. Ylandra. Tiempo de Osadía (Ediciones Labnar, 2020) es el comienzo de una saga de seis aventuras donde el autor combina todas sus pasiones: la fantasía grimdark, un worldbuilding complejo y extenso y la profundidad en la psicología de unos personajes que, sin ser protagonistas de la historia, siempre lo son de sus vidas.

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A los lectores amantes de la fantasía con un marcado acento en la confrontación política, las luchas de poder y la geoestrategia pero sin la pompa, el boato y la afectación de la literatura más profunda y adulta. Ylandra navega entre la celeridad del relato juvenil y el trasvase hacia mensajes más adultos y profundos. También será del interés de aquellos que aprecian la composición de personajes frescos, naturales, progresivos, llenos de dudas e imperfectos. Estarán de enhorabuena los lectores, que cuando observan el mapa de un mundo por descubrir, comienzan a dar palmas de emoción con las orejas.

– NO GUSTARÁ arrow-145782__340.png 

A los lectores que no estén interesados en la literatura fantástica aunque, en este caso, se asemeje bastante con nuestro mundo contemporáneo: corrupto y hedonista. Tampoco será del interés de los lectores de piezas de paginado ligero y que se marean cuando se introducen un buen puñado de personajes. Los amantes de la alta y venerable Alta Fantasía Épica podrán verse algo defraudados con la presente lectura ya que carece del barroquismo estructural y descriptivo de obras clásicas y modernas, que despliegan todas sus armas en la exposición del entorno de juego. Ylandra está viva, no es estática, pesada ni soporífera.

– LA FRASE vintage-1751222__340.png

«Se internó en la oscuridad del edificio, avanzó por un pasillo desnudo y atravesó una puerta entreabierta. Una enorme sala apenas iluminada se extendía ante ella. Las ventanas estaban cubiertas con cortinas opacas, impidiendo que ni un solo rayo de sol se colara en la estancia. Mara entrecerró los ojos y esperó unos segundos para acostumbrarse a la oscuridad. Frente a ella la sala fue perfilando sus contornos y, en cuestión de segundos, Mara fue capaz de verla en su totalidad. Era una sala rectangular, con ventanas a ambos lados y una profundidad considerable, suficiente para albergar a docenas de personas. Al igual que en el pasillo, no había rastro de decoración u ornamentos. Mara sabía que aquella era la sala que se utilizaba para las clases de Alquimia, aunque la había imaginado repleta de artilugios interesantes. Lo único que había era una enorme mesa de madera oscura y una silla. Y sobre la silla la profesora de Alquimia».

– RESEÑAletter-576242__340.png

unnamedHoy traemos para reseñar: Ylandra, tiempo de osadía, de Roberto Navarro Montes. La primera parte de una saga de seis volúmenes que está proyectada que salga a la luz en los próximos años. En esta primera parte nos enfrentamos a casi 600 páginas en donde se ponen los pilares de un mundo nuevo, que parte de cero, y que estamos seguros de que se irá ampliando a lo largo del resto de la colección. El autor mueve a su «Comunidad protagonista» de nueve integrantes. No se trata de cuatro hobbits, un elfo, un enano, dos hombres y un mago, pero algo de ellos habita en la propuesta de Roberto Navarro. En esta ocasión no se forjará un cohesionado (al menos al principio) grupo para acabar con todos los males que asolan la Tierra Media, sino que, estos nueve protagonistas principales, marcarán el hilo narrativo de esta hercúlea obra. Con magia sibilina de trilero avezado en un sinfín de refriegas callejeras, el autor liga y desliga el destino de estos personajes. Dota de electricidad a su «monstruo de Frankenstein» para que pueda rodar y precipitar los acontecimientos de la República de Ylandra. Es, precisamente, este aspecto republicano de Ylandra, el que la aleja de la alta literatura épica fantástica donde el ascenso y caída de los reinos, las intrigas palaciegas y los extensos árboles genealógicos son esenciales e indiscutibles.
450_1000A través de un narrador omnisciente, en tercera persona, el autor irá desgranando su mundo mediante información dosificada con la que hará crecer la historia y moldeará el futuro de sus personajes. Cada capítulo, titulado con el nombre de uno de los personajes principales, tendrá la ventaja de anclar a todos ellos en la mente del lector. Su recurrencia (e idoneidad), con la utilización de este formato, centra el tiro y permite que el aterrizaje de los lectores (sobre todo los que no sean muy duchos en este género) sea plácido y absorbente. En contra, por supuesto, el encorsetamiento que produce el propio formato al saberse, a priori, desde qué punto de vista se narran los hechos y, por lo tanto, carecer de algo de chispa sorpresiva en los acontecimientos que se suceden. En cualquier caso, pensamos que la utilización de este recurso cuenta con un saldo positivo. Si algo se le puede echar en cara a la literatura fantástica de ancho paginado es, que en ocasiones, el planteamiento del autor y la interminable lista de personajes, ubicaciones y sucesos, deja al lector completamente desorientado. Llegado a ese momento, la lectura se vuelve farragosa, tediosa y carente de un interés intrépido. Roberto Navarro ha equilibrado, a la perfección, ambas facetas: la de la creación de un mundo gigante digno de la desarrolladora Rockstar Games (Grand Theft Auto o Read Dead Redemption) y la de dar voz y contenido intrínseco a cada uno de los personajes que se mueven por este espacio. Solo con la grandeza, el cambio de escenario y las descripciones imaginarias de lugares imposibles, no se consigue vincular al lector con la obra. Se necesitan unos personajes que importen, sean empáticos y llenen el escenario. Al igual que James Bond está obligado a llenar con su personalidad el gran aparataje de fuegos artificiales de sus películas, en Ylandra la vida corre por las venas telúricas de sus paisajes gracias a la fuerza de sus habitantes.
worldbuildingDos términos de origen anglosajón, y de relativo nuevo cuño, se han instalado en la narrativa contemporánea: El Worldbuilding y Grimdark. Ambos, normalmente, comparten el mismo escenario. El worldbuilding (construcción del mundo) trata sobre la planificación y creación de un lugar nuevo, ajeno a los existentes, aunque, con lógica, con elementos del universo conocido en mayor o menor medida. Este, a lo que fantasía nos referimos con la presente obra, suele asemejarse a una particular Edad Media, con o sin magia, con o sin diferentes razas. La espada y la brujería es el terreno donde se mueve con soltura el Worldbuilding, (sin olvidar la Ciencia Ficción, con Dune, por ejemplo). En el momento en el que se introduce la electricidad o los viajes en medios de transporte, que no están tirados por animales, ya nos iríamos a la Ciencia Ficción o al Steampunk (retrofuturismo), pero eso ya es otra historia. La creación de mundos, que parten de lo conocido pero que se apartan de la realidad histórica que todos conocemos, tiene la ventaja de la libertad creativa, pero el gran inconveniente de que no se puede rellenar los espacios informativos que no se le dan al lector aprovechando lo que el propio lector sabe de ellos. Si, por ejemplo, una comisaría de policía local no está muy bien descrita en una novela contemporánea, será el propio lector el que complete dicha información con lo que ya sabe, aunque lo haga inconscientemente. El problema radica cuando la comisaría se convierte en un centro de detención en un cruce del multiverso galáctico. En este caso, todo lo que no describa el autor se perderá para siempre, ya que el lector estará huérfano para completar la información que no se le ha brindado. En Ylandra, la creación del mundo de Roberto Navarro comienza como rezan los cánones, con un mapa a todo color en su interior. (¿Quién no ha seguido a Frodo por la Tierra Media con el susodicho mapa, para echar cuentas de los días de aventuras, distancia recorrida…?). En una época de Google Maps y aplicaciones móviles de conteo de pasos y ejercicios varios, se agradece la analogía de la brújula y la rosa de los vientos. Este mapa, junto con una ilustración en la sobrecubierta interior trasera, (una cadena que se rompe, un grupo de ahorcados, un personaje que mira desde las alturas) expondrán jugosas pistas a quienes quieran curiosear.
916Cl9bg8rL._AC_SX425_Respecto al Grimdark, este es un término que nos llega del lema del juego de estrategia Warhammer 40.000: «In the grim darkness of the far future, there is only war.» («En la sombría oscuridad del futuro lejano, solo hay guerra»). Se diferencia de la Alta Fantasía en la suciedad de sus propuestas. No hay honorabilidad, solo crudeza, vileza, ansias de poder y ¡Sálvese quien pueda!; los buenos no son tan buenos ni luchan por los ideales de paz, confraternización y libertad. Luchan por ellos mismos y con todas las armas a su alcance. La escenas son más cruentas y la moralidad se pierde entre catres, espirituosos, desidia y falta de escrúpulos. El ejemplo más recurrente de ello es Canción de hielo y fuego de George R.R Martín o la obra de Joe Abercrombie. En Ylandra no se baja tanto a los estercoleros del poder, ya que, a nuestro juicio, está más cerca de la literatura juvenil (pese a su longitud) por el tono empleado a lo largo de la obra, que en el barro de la crudeza más vil de otros autores que se recrean en la dureza de las secuencias. En el presente caso, Roberto Navarro da tiempo, espacio y respiro, con momentos más líricos, costumbristas, de camaradería o de esperanza. No hunde sus páginas en el pozo de la oscuridad más desasosegante. Aunque, por supuesto, introduce temas, que en la Alta Fantasía pasan desapercibidos, como la esclavitud, los roles de género, la homosexualidad… Será fruto de los tiempos que corren en los que los personajes sin matices, y los buenos muy buenos son cada vez menos creíbles, pero este apéndice del género fantástico ha llegado para quedarse.
La política, las elecciones, las reflexiones sobre los límites del poder, la forma de gobierno etc. también están muy presentes en la novela, como signo también de nuestros tiempos convulsos de hastío revolucionario. Gran parte de la trama está jalonada de traiciones, endebles alianzas y todo lo que, trasladado desde nuestra realidad, hace de Ylandra un territorio conocido por sus mangantes, falsos profetas y políticos sin escrúpulo alguno.
562ca0bf79b568add99daa58652e12d3También nos encontramos con la docencia académica y sus seis disciplinas, que con trazas de Hogwarts o de Umbrella Academy, nos explican la vitalidad del día a día en el cultivo de diferentes especialidades que tienen la finalidad de llevar la armonía, el saber y el conocimiento a toda Ylandra. Pero claro, desde Gryffindor a Slytherin hay una paleta de grises muy importante. Esta consolidación de las escuelas u organizaciones académicas en las novelas indica, que los tiempos que corren van más en sintonía con un reparto coral. (A lo largo de la saga de Harry Potter, sobre todo de la mitad hacia adelante, vemos como gana protagonismo el resto de compañeros del protagonista). Ya no son tiempos para lobos solitarios, que aunque con el respaldo esporádico de sus aliados, siempre sufren la soledad del héroe: Conan de Cimmeria, John McClane, Mad Max, John Rambo, Harry Callahan o Snake Plissken. La globalización también ha llegado a la literatura fantástica. El reparto coral y el apoyo de las distintas capacidades de sus miembros para conseguir la meta fijada se han normalizado. Ya saben aquello de «Llegamos a un mundo fantástico, lleno de seres extraños, el amo del calabozo, nos dio poderes a todos: tú el bárbaro, tú el arquero, acróbata, mago y el caballero». El grupo, como piedra angular del juego de Rol al que todos jugamos se ha instalado en el inconsciente colectivo.
Ylandra: Tiempo de Osadía, pese al a priori lastre, que le podría acompañar por la longitud de su propuesta fantástica, se defiende bastante bien con el empleo de los capítulos cortos, el tono raudo y conversativo y el cambio de escenario con la visión del punto de vista de cada personaje y de su entorno. Los lectores de la vieja escuela echarán de menos descripciones más barrocas y profusas de cada rincón de este mundo. Los nuevos lectores de fantasía agradecerán, que se aligeren los momentos más calmos de la narración y que estos no se llenen de interminables parrafadas descriptivas. En cualquier caso, a lo largo de las siguientes entregas, el autor tendrá tiempo de puntualizar, expandir e indagar en todos los aspectos que estime oportunos y que no hayan entrado en el presente libro.
Por último, no debemos olvidar el trabajo gráfico y de producción de Ediciones Labnar. Toda una obra de arte realizada con talento, cariño y dedicación. En un mundo literario plagado de bancos de imágenes impersonales, ausencia de corrección ortográfica, maquetación alocada, o autopublicaciones sin mimar; la presente obra retoma la senda del trabajo bien rematado.
Ylandra, cual Reino de Rodrigo Sorogoyen, doblegado por condecorados zorros del desierto nazi y maléficas de Disney, se reivindica como un fantasía muy pegada a nuestro mundo. Antes de desenvainar la espada en la Platea griega existen intrigas palaciegas previas, que hacen llegar al punto de no retorno donde todo estalla.
¿Ven máscaras o crisálidas en este test de Rorschach, o solo manchas?
La osadía como única opción.

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