En la década de los años 40, la unión de los principales jefes de la mafia estadounidense propició el nacimiento del Sindicato Nacional del Crimen. Sus acuerdos con los asesinos a sueldo de una organización llamada Murder Inc pusieron en jaque a la policía de Nueva York. ¿Conseguirá Bob Johnson liberar a la ciudad de su tiranía usando todos sus recursos?
– AUTORA –
Soy Luisa Vázquez, de Barcelona, técnico de Laboratorio. Un día empecé a escribir relatos y decidí que podía publicarlos. De ahí nació mi primer libro, Miscelánea. Ahora he dado un paso más y me he atrevido con una novela. Mi amor por el ambiente de las obras de Dashiell Hammett y las películas de Humphrey Bogart ha alumbrado a Bob Johnson, que espero haya venido para quedarse.
– GUSTARÁ
A los aficionados a la novela policíaca, con reminiscencias del cine negro clásico, preferentemente en blanco y negro. A quienes lo breve les parece dos veces bueno. A los que gustan aún de leer en papel durante un viaje.
– NO GUSTARÁ
A los detractores de los géneros negro y policíaco. A quienes prefieren planteamientos y desarrollos más complejos con sorpresas y giros inesperados. A los amigos de lo barroco y de las cargas psicológicas enrevesadas que oprimen a los personajes.
– LA FRASE
“¿Cómo era posible que la mano derecha de uno de los jefes de la organización que había conseguido volver loca a la policía durante meses hubiera confiado en el soplón más rastrero y cobarde de los bajos fondos? Si realmente aquel tipo quería ocultar su identidad hasta que la fruta de su traición estuviera madura para caer en la cesta de la Metropolitana, no había estado acertado al elegir al mensajero».
– RESEÑA
Hoy traemos para reseñar la novela corta: “Pájaro que canta no vuela – Murder Inc. y el Sindicato del Crimen”, de Luisa Vázquez, ambientada en la sufrida ciudad de Nueva York de los años 30 y principios de los 40, cuya perversa generatriz, de inusitada violencia, abarca alguna década anterior y concluye tiempo después. Obra ideal para leer de un tirón en un vuelo o en un par de sentadas de sillón o hamaca playera. Desde el inicio la autora introduce al lector en el escenario que visitará después, con unas crudas pinceladas históricas, y así lo “pone en suerte” ante un auténtico prototipo del género negro, como es Bob Johnson, su protagonista. Esa introducción no es estéril pues deja bien claros los papeles de dos organizaciones que, a menudo, todavía son confundidas por parte del público, que las toma por una sola. Luisa Vázquez nos recuerda que el Sindicato del Crimen adopta las decisiones y ordena “las acciones” mientras que Murder Inc. actúa como brazo ejecutor.No es muy difícil caer en el error citado toda vez que ambas organizaciones estaban íntimamente vinculadas y siniestros personajes como Albert Anastasia, gánster de Brooklyn y chantajista nacido en Calabria en 1904 y asesinado en Manhattan en 1957, ocuparon cargos “bicéfalos”. El propio Anastasia fue uno de los más relevantes organizadores del Sindicato del Crimen y también “Alto Ejecutor” de Murder Inc., como reflejó en su Enciclopedia del Crimen y los Criminales el exjefe de Scotland Yard, sir Harold Scott.
Con un planteamiento sencillo la autora nos traslada a una de las múltiples situaciones, aristas o facetas, que pudieran haberse producido en ese universo tan atractivo para el cine y la literatura pero tan truculento en la realidad. La lista sería interminable, pero es imposible no recordar paradigmáticos ejemplos como Bogart, con su inseparable cigarrillo en la comisura de los labios, Edward G. Robinson y su peculiar manejo del revólver o al Fred Mac Murray de los primeros tiempos. Luisa Vázquez nos brinda un episodio de la vida “de pareja de acción” y aventuras del sargento Mike O´Connor y su antiguo pupilo y bien aprovechado colaborador, Bob Johnson, mientras abre sutilmente la expectativa de futuras continuaciones. Conviene aclarar que el parecido título: “Pájaro que trina no vuela” (Saezuru Tori wa Habatakanai), manga japonés, serializado en seis episodios, de Kou Yoneda, nada tiene que ver con la obra que nos ocupa a pesar de ciertas similitudes, como el hecho de estar protagonizada por dos hombres, expolicía y mafioso, e intervenir la yakuza por medio. En todo lo demás son diametralmente opuestas, empezando por la relación afectiva o sentimental de los personajes.
La literatura y el cine nos han mostrado con profusión dúos masculinos de la más diversa índole que han tenido la virtud (o el defecto) de entretenernos con sus aventuras y desventuras. Dos hombres y un destino, con Paul y Robert; Trinidad y su socio; Sherlock y Watson; Starsky y Hutch; Bond, James Bond, y el poderoso “M” de los primeros filmes, antes de ceder el testigo a Judi Dench; Harry, el de los variados adjetivos, encarnado por el multifacético Clint, siempre enfrentado a la superioridad. Una pléyade casi infinita de personajes que recorren la escala de las relaciones y comparativas personales y profesionales de las formas más variopintas, algunos en pie de absoluta igualdad, otros en el productivo juego del “poli bueno y poli malo”, no faltará el “jefe tonto, poli listo”, este último siempre al borde de la degradación y la expulsión. También tendremos al “jefe riguroso pero íntegro” bregando con el “poli indómito pero eficaz”. La autoraexperimenta con una atractiva fórmula donde “contratador y contratado”, “jefe y subordinado” intercambian alternativamente sus actitudes y papeles, con el poso de una recíproca confianza y un común juicio sobre la podredumbre del “establishment” policial, político y social.
En aras de la brevedad, podríamos pensar, la autora prescinde de unos cuantos símbolos del género cuya presencia habría modificado, obligatoriamente, la extensión de la novela y, probablemente, el sentido y la dirección que le ha imprimido. Los más nostálgicos y acérrimos puede que echen de menos a la “femme fatale”, pieza clásica de la novela negra, y una mayor densidad de personajes y escenarios. Tal vez, si Bob Johnson cumple su palabra, encuentren cumplida satisfacción en una nueva entrega que les haga pasar otro buen rato.