Seis historias de terror y ciencia ficción. Seis historias protagonizadas por mujeres por la sencilla razón de querer reivindicar a los personajes femeninos en este género. Seis historias que quieren ser también un altavoz de situaciones sociales muy graves en la actualidad como son la violencia de género, la inmigración o el abuso de poder. Porque con el terror se puede y se deben levantar gritos no únicamente de miedo, sino también que tengan su poso. Hay viajes estelares, caníbales, seres inmortales, torturas, sangre y tensión. Pero, lo más importante, hay voces que se levantan contra las injusticias.
– AUTOR –
Santy Portela (Madrid, 1988). Licenciado en Interpretación por HDMElSubmarino. Socio fundador de la compañía Vaivén Teatro que cumple este 2020 su décimo aniversario trabajando en el circuito off madrileño. Como dramaturgo, Santy Portela ha estrenado obras como “Influencia”, “Reflejos”, “Último beso”, “Besos”, “Soledad en la habitación” o “Tu Voz”. Ha sido galardonado con el XII Certamen de Teatro Mínimo AnimaT.Sur por su obra “Miseria Partida. Vivir jugando” y con el XVIII Certamen de Teatro Mínimo Rafael Guerrero con “Veintitrés”. Ha publicado varios textos teatrales: “En estado de espera”, “Miseria Partida”, “Veintitrés”, “Cuatrocientos ochenta y siete” y “La Gran Marioneta”.
«Me gusta pensar que mi estilo es como el mar: siempre en movimiento, siempre mutando. Tengo una obsesión por las relaciones humanas en su parte más íntima y dura, así como con la psique humana y sus locuras y sus sueños; y me gusta investigar con la realidad y lo onírico. Sensaciones, sentidos y sueños. El mundo es cruel, la sociedad es cruel y a la hora de escribir busco que esa crueldad esté presente siempre de manera explícita, ya que veo que hay miedo a arriesgar con ella, miedo a mostrar, a pasarse. Veo que se busca y explota el, llamémosle, buenismo, tratando a los espectadores como niños. El teatro debería ser una herramienta movilizadora del pensamiento. Suelo jugar con estructuras fragmentadas del tiempo, el espacio e, incluso, el argumento, para provocar una búsqueda en el espectador/lector, para que se sumerjan en la obra hasta encontrar el deseo que la moviliza. Pero lo más importante para mí es que mi «estilo» no es fijo, siempre viene y va. Siempre quiero probar, siempre quiero nuevas influencias, siempre quiero buscar.» (Santy Portela).
– GUSTARÁ
A los incondicionales de la ciencia ficción y del terror en cualquiera de sus formas y estilos. A quienes aprecian las situaciones inverosímiles que podrían tornarse reales con cualquier estornudo del destino. A los que buscan “enseñanzas” en la maldad o imperfección humanas.
– NO GUSTARÁ
A quienes prefieren el género fantástico más tecnológico y elaborado o el de terror más amplio, sutil y psicológico. A los que buscan solo diversión y entretenimiento, lejos de cualquier orientación moral, social o política.
– LA FRASE
“No somos parásitos. Sobrevivimos porque somos superiores. Y los seres superiores prevalecen sobre el resto y acaban con ellos.
– RESEÑA
Hoy traemos para reseñar: “Así acaba todo o empieza”, de Santy Portela que, como el propio autor anuncia, es un libro donde la mujer es protagonista en cada uno de sus seis relatos.El terror y la ciencia ficción vehiculan y soportan el andamiaje de crítica social (mejor crítica de la sociedad) que Santy Portela proyecta desde sus páginas, empezando por la propia condición de sus personajes. Con la vista puesta en esa premisa, leitmotiv de la obra, acompañamos a Alba en otra de sus travesías espaciales. El viaje emprendido, propiciado por una tecnología desconocida “made in the heart”, que se muestra muy eficiente y del dominio de los inteligentes y avanzados terrícolas, nos deposita en el mundo de los Gahaürie. Allí encontraremos de la mano de Alba, muy a nuestro pesar, la primera admonición del autor y la convicción de que, a inteligencia y a maldad, siempre hay quién gana. Cambiamos el escenario y nos unimos a la expedición marítima que capitanea la intrépida Aissa en su angustiosa travesía a la búsqueda de “El Dorado”. En esta dramática, y truculenta, aventura se nos ofrecen heroicas virtudes y, como contrapartida, las más perversas simas de la condición humana. No cabe duda de que la isla a la que arriban y la comparación con el CIE mencionados son un recurso literario. El autor nos propone una nueva etapa. Ahora contemplamos un despertar, dolorido y confuso, en un sótano tenebroso. Una narración ágil que entreteje vidas y situaciones de una cotidianidad reconocible en cualquier gran ciudad, pero con un lado oscuro y doloroso que, afortunadamente, no se presenta todos los días. Santy Portela, a través de la experiencia de Ainhara, nos recuerda que hay hombres que no aman a las mujeres, también que existen la venganza y la justicia poética. En el aspecto netamente literario es, para nuestro gusto, la historia mejor contada del libro.
En la siguiente narración pretendemos acceder a las voces que inundan las vidas de Ainhoa, Elvira, Marta y otras tantas, pero comprendemos que esa sinfonía está reservada a unas cuantas elegidas, mujeres claro, y fuera de nuestro alcance. Nos quedamos sin comprender lo que timbra la monitora, pero el relato tiene su “aquel”, como el superoído de Superman. Avanzando en el libro, hallamos un episodio de terror clásico con una singular mansión escocesa y su furiosa tormenta en el exterior. Las investigaciones que la psicóloga Lorna y el médico Alex pretenden llevar a cabo con sus alumnos-cobayas, Madeline y Scott, abrirán las puertas de lugares que casi nadie osaría penetrar. Para finalizar y “así acabar con todo” encontramos la metáfora de la persistencia, de la inmortalidad del omnímodo poder nefasto. Poderosos egoístas, ambiciosos y crueles, combatidos por abnegados salvadores de la humanidad (abnegadas en este caso). Maca no tiene reparos en adoptar métodos expeditivos, propios de los hombres de negro, para conseguir sus fines. Y, como diría San Agustín, los ejemplos arrastran, así que no es de extrañar que Helena siga su estela. Con la herencia genética de Maca vemos reverdecido el aforismo “de tal palo tal astilla” y para ambas “el fin justifica los medios”.
El lector tendrá que decidir pasar el rato o asumir la tarea de juzgar los mensajes que el autor trata de transmitir.