ENEMIGOS DE CAUTIVERIO: DE LOS QUE QUEDAN ATRÁS – GARRIDO ROBLES – EUROPA EDICIONES, 2019

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TÍTULO: ENEMIGOS DE CAUTIVERIO: DE LOS QUE QUEDAN ATRÁS.

AUTOR: GARRIDO ROBLES –  INSTAGRAM

EDITORIAL: EUROPA EDICIONES, 2019 – WEB

PÁGINAS: 230

¿DÓNDE COMPRARLO?:  AQUÍ

 – SINOPSIS –

En la España de la posguerra, la repudiada familia de un rojo trata de salir adelante con los escasos medios de que dispone. Prostitución, contrabando, abusos, tortura y muerte impregnan el paso de la adolescencia a la juventud de Lorena Sanchís, una valiente mujer que no se dejará pisotear por la crueldad de la cínica «Nueva España». ¿Dónde está Joan? ¿Qué harías para encontrar a quien amas cuando no quedan registros físicos de su existencia? ¿Cómo buscarías a un republicano, quizás exiliado sino muerto, en la España franquista? Tras hacerse estas preguntas, Lorena, desesperada, opta por contratar a un profesional; Hermógenes Ramos, detective privado. A cambio de bienes de consumo como forma de pago, Hermógenes inicia una compleja investigación sobre el aspirante a piloto de guerra de origen barcelonés; acudirá allí donde lo lleven pistas y declaraciones, entrevistará a quienes esconden su ideología político-democrática del fascismo y descubrirá la miseria que las autoridades esconden en las afueras de las ciudades y en la oscuridad de la noche.

 – AUTOR –

Nació en Barcelona en 1988. Estudia Geografía e Historia y Relaciones Internacionales.

– GUSTARÁarrow-145786__340

A los lectores que disfrutan por igual con la trama novelesca y con el tapiz donde se representa. Aquellos que entienden que no es posible contar una historia sin enseñar la arquitectura de los bastidores. Tanto para los que vivieron esta época aciaga de la historia española como para los que les ha llegado de oídas les será interesante saber qué estaban haciendo sus abuelos para que nosotros disfrutemos de la comodidad que nos rodea hoy en día.

– NO GUSTARÁ arrow-145782__340.png 

A los fervientes partidarios de uno u otro bando que, anclados todavía en la trinchera infinita del rencor y del menosprecio, no puedan reconocer los errores del pasado por encima de colores e ideologías. Los que solo ven los titulares de la adhesión a su causa pero no quieren bajar al humanismo de personas con nombres y apellidos que intentaron labrarse un futuro de la mejor forma posible no empatizarán con lo que aquí se desarrolla. La maldad humana no entiende de bandos, es personal e intransferible. Y, al revés, los héroes anónimos abrazan la bandera que pone en riesgo su vida para llevar comida a casa del vecino.

– LA FRASE vintage-1751222__340.png

«La caminata se alargaba ya cuarenta minutos, cuando Lorena estuvo tentada de detener a su madre y preguntarle sin ambages a dónde iba. Pero en ese momento comenzó a aminorar la marcha, mientras rebuscaba en su bolso. Lorena se ocultó detrás de un almendro exuberantemente florido cuando su madre se detuvo por completo. En aquella soleada plaza que Lorena desconocía, entre silbidos de afilador y gorriones revoloteando y enganchados a los salientes de las fachadas cual murciélagos, la chica contempló a su madre maquillándose con la ayuda de un espejito de mano. La curiosidad de la joven no hizo más que acentuarse. <<¿Por qué no se ha maquillado en casa, en lugar de esperar a hacerlo aquí, de malas maneras?>>, pensó Lorena, que ni siquiera tenía constancia de que su madre se hubiera maquillado desde que la desgracia se instalara en casa».

– RESEÑAletter-576242__340.png

final-presidente-del-gobierno-carlos-arias-navarro-manana-del-noviembre-1975-comunicando-muerte-franco-traves-tve-miseria-grupo-mujeres-1950-hace-cola-frente-una-fuente-publica-madridHoy traemos para reseñar Enemigos de cautiverio: de los que quedan atrás, de Garrido Robles (autor que ya de por sí tiene nombre de detective privado). Novela costumbrista, negra y picaresca que expone un excelso bodegón de posguerra (válido para prácticamente cualquier guerra fratricida). Es de tener poca perspectiva histórica y social pensar que la guerra acaba con el final firmado, o no, en un documento entre vencedores y vencidos o, unilateralmente, solo por los vencedores: ya se sabe: «En el día de hoy, cautivo y desarmado…». Es a partir de ese momento, en el que se atisba cierta normalización, cuando los civiles intentan retomar la vida que dejaron atrás durante el lapso del conflicto bélico. El espacio de tres años de conflicto de la guerra civil española apagó sueños, separó familias, interrumpió prometedoras carreras, oficios y negocios, empobreció a la ciudadanía y sembró el miedo a ser señalado por el vecino de cualquiera de los bandos por ser simpatizante del contrario. ¿Envidias intestinas, cuentas pendientes, pura supervivencia?, de todo hubo. Durante la posguerra se cruzaron las sombras y se afilaron los dientes de una población que, olvidó a su vecino y compatriota, para ceñirse únicamente a la imaginativa manera de llevar un bocado a sus hijos. Desde la atalaya de nuestro actual mundo del estado del bienestar y del confort occidental nos es difícil entender los ingentes esfuerzos que hicieron las generaciones pasadas para dar de comer a sus familias y calentar el hogar. Esfuerzos que, en algunos casos, rozaron (o rebasaron) la falta de ética o la punibilidad del sistema legal. Es precisamente durante este «sálvese quien pueda» donde aparece la tensa narración de Garrido Robles.
theleftoversEn la ficción televisiva tenemos a Los 4400, The leftovers o el universo Marvel, por poner unos ejemplos que, nada tienen que ver con la lectura que tenemos entre manos, pero que sí sirven para definir lo que ocurre cuando existe un «lapso» de tiempo en el que los personajes han quedado «suspendidos». También podría valer el relato vital de un prisionero que es excarcelado tras muchos años en la cárcel. Durante esta ausencia la vida ha seguido su camino pero, aquellas personas que han partido y las que aún esperan la vuelta del familiar desaparecido sienten un vacío y una desesperanza que les impiden continuar con una rutina que les ha sido arrebatada, en la mayoría de ocasiones, por la acción y decisión de terceros. En Enemigos de cautiverio, el autor nos propone una doble búsqueda: la del personaje desaparecido durante el conflicto bélico y la de los propios protagonistas de la historia que transitan en una búsqueda personal como forma de conciliarse con un pasado que ha destruido las raíces familiares más profundas y la coexistencia pacífica entre vecinos y conciudadanos. A río revuelto, ganancia de pescadores; pero de pescadores avispados, que vuelan en vez de correr y que saben que no hay chuscos de pan suficientes para todos. Somos testigos de la dignidad del hambriento, que no tiene vergüenza alguna en mostrar su condición si esto le reporta el llenado del depósito. En una posguerra de «carpantas» hasta el más mínimo atisbo de esperanza es asumido con decisión por aquellos que han caído en desgracia por haber elegido (o haber sido obligados a elegir) el bando de los perdedores. Mientras tanto, un nutrido grupo de oportunistas, paniaguados, pazguatos y aprovechados ven cómo las prebendas del nuevo régimen les colocan en un otero del que pueden atisbar nuevas esperanzas y conseguir tres comidas al día sobre mantel de hilo y, lo más importante, dar rienda suelta a la defensa de su ideales (de tenerlos) mancillando el buen nombre de aquellos que, por múltiples motivos, la balanza les situó en el bando perdedor. En el mundo de los vencedores y vencidos no siempre el ganador de la contienda ofrece la mano al que, en buena lid, batalló con entrega a sus ideales e intereses (cierto es que los denuestos de los vencidos, en ocasiones, tienen difícil reparación o perdón). La lucha entre hermanos crea cicatrices que ni el tiempo es capaz de ocultar del pecho de los beligerantes.
unnamedEnemigos de cautiverio esboza el cruel panorama de aquellos que tuvieron que ganarse las habichuelas por cualquier modo posible: el estraperlo, la prostitución, la mansa servidumbre, la traición, el abandono, la picaresca, la ruindad, etc. El autor nos muestra una historia mínima y muy acotada en el tiempo donde la narración está al servicio del cuadro que se muestra de la España de posguerra. El poder civil, eclesiástico y militar al servicio de un régimen que, para perpetuarse en el poder, tiene que mantener un férreo control en su gallinero para que nadie se desmande ni se salga del tiesto. Cada pequeño caudillo de barrio manifestará su poder de distinta manera. Desde el atropello directo de quien se sabe con el salvoconducto del poder, hasta el que de manera velada y sinuosa controla cada rincón de hasta donde llegan sus tentáculos. En este laberinto de peligros directos y disimulados cualquier paso en falso destapará las cartas del exilio autoimpuesto por muchos para no ser detectados por los servicios del régimen. Sobre esta cuchilla se mueven unos personajes que, en su lucha por la supervivencia propia y de su familia, tienen que sortear, con mucho talento e imaginación, los obstáculos que les pone la vida. El autor, no solamente crea una historia que transita por varios géneros de una manera muy resuelta, sino que la dota de un trasfondo y un decorado muy bien tejido y construido para que todo en su conjunto se compacte con un engarce que, para todo lector que tenga conocimientos de este período histórico, fluya sin notas chirriantes ni altisonantes que desorientan y sacan de la lectura.
Si tomamos como referencia uno de los mejores lienzos de Barcelona de la literatura contemporánea en la pluma de Carlos Ruiz Zafón con su tetralogía de El cementerio de los libros olvidados, podemos decir que esta novela de Garrido Robles es digna satélite del autor de las desventuras de la familia Sempere. En un tono ágil, directo, correctamente descriptivo y donde el nutrido diálogo resultante de la pugna entre sus personajes nos recuerda extractos de La colmena de Camilo José Cela o de Nada de Carmen Laforet. Nos muestra un tiempo en el que, aunque el frío atería con fuerza y el estómago siempre rugía insomne, la resolución de quienes querían seguir hacía adelante se mantuvo impertérrita. También encontramos notas de la mejor novela negra norteamericana de los cincuenta en adelante: detective en apuros personales + clienta misteriosa + bajos fondos + violencia. El noir siempre se ha sabido mover muy bien en tiempos convulsos y revueltos para poner a cada personaje en su sitio. Fuera caretas, fuera convencionalismos sociales. Cuando vienen «mal dadas» los caninos siempre se muestran y la piel de oveja se deja en el ropero.

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