La longeva vida de Andrés Cabañas, su primo Gonzalo y su cuñado Pepe, transcurre entre los nostálgicos paseos por el ayer, y los duros caminos del hoy. Unos caminos que intentarán allanarles las seis mujeres de la familia. Seis hermanas que lucharán para que a su padre y a sus tíos no les falte, sobre todo, el cariño y el calor que necesitan para poder sobrellevar las ausencias. Inés, la segunda de las hermanas, tras pasar unos meses con los suyos, vuelve a su misión en un poblado cerca de Lusaka. Jamás pudo imaginarse lo que allí la estaba esperando. Esta gran familia nos abrirá las puertas de sus corazones, consiguiendo que a su lado, afloren sin censura todos los sentimientos que el ser humano es capaz de concebir. Con ellos, y cabalgando entre la fría Zamora y la abrasadora Zambia, volaremos entre recuerdos, sueños, deseos y pasiones.
– AUTORA –
La escritora riojana Alicia Lakatos, hija de madre catalana y padre húngaro, se trasladó a vivir a Barcelona en su adolescencia. Allí, al cabo de unos años, comenzó a compaginar su trabajo, en una importante entidad financiera, con una de sus pasiones: cantar. La música, y en especial la ópera, sigue formando parte de su vida. Otra pasión fue la literatura. A pesar de tener escritas varias novelas, e incluso una obra de teatro, no fue hasta 2015 cuando dio un enorme y decisivo paso al aceptar que sus trabajos vieran la luz. El éxito y la gran acogida por parte de sus seguidores la han animado a continuar publicando. Hasta ahora son cuatro las novelas editadas: “Maià y Capi”; “El Cascabel”; “Bexonte, la aldea sin cobertura”, y “Un espíritu en mi sofá”. También ha colaborado en la antología “Del Cielo a Madrid”. Regresa con su quinta novela que, como ella misma la define, es una historia de historias, en donde cada uno de los lectores se identificará con algún personaje. Con un tipo de escritura fresca, directa, original y llena de sentimiento, logra atrapar la atención del lector desde la primera página de sus libros.
– GUSTARÁ
A todos aquellos lectores que disfrutan con un protagonismo coral cargado de sutiles relaciones familiares donde el peso de cada miembro es apoyo del siguiente. Alicia Lakatos expone la transparencia de un núcleo familiar que destila su particular lógica interna entre la solidaridad de sus miembros, la amargura de la pérdida, la nostalgia de tiempos pasados, la envidia por la suerte del otro, el proteccionismo del vínculo sentimental, la controversia de los distintos pareceres, la búsqueda del espacio individual de cada uno y el acomodo en el grupo, las dudas vocacionales, el consejo y el aprendizaje de los mayores y el arrojo de los jóvenes. Con todo ello construye una historia de realismo costumbrista apoyándose en la agilidad de los diálogos y en la interacción de todos los personajes.
– NO GUSTARÁ
A los lectores de novela donde la intriga y el suspense sean su pilar principal de la narración. Tampoco será del interés de aquellos que prefieren lecturas donde el plano médico y el drama sanitario no aparezcan en primer plano con toda la fuerza de la crudeza. Tampoco será del interés de aquellos lectores que prefieren obras en los que el realismo no le robe todo el protagonismo a la ficción.
– LA FRASE
«Aquí, tenemos todo el cariño del mundo, por supuesto; no querría que me malinterpretaras. Jamás se me ocurriría quejarme de ello, pero, a lo que yo me refiero, es a la percepción de vulnerabilidad que nos va envolviendo, a medida que nos vamos haciendo mayores. Aunque tenemos el afecto de la juventud, nos faltan aquellos que nos cogían de la mano cuando éramos pequeños, dándonos la sensación de que, bien agarrados a ellos, nada malo podría pasarnos. No sé si me comprendes, querida hermana. No sé si, valga la redundancia, sé expresar bien lo que quiero decir».
– RESEÑA
Hoy traemos para reseñar: ¿Te acuerdas, Candela? Un viaje interior al fondo de los resortes que se mueven en el núcleo familiar. Un reparto coral con múltiples matices, ópticas y sentimientos. El lector será un espectador de lujo de la realidad cotidiana que acontece en el seno familiar bajo la óptica de los distintos puntos de vista de cada miembro. Desde la calma y la reflexión de la senectud hasta la alocada e irrefrenable pulsión de la juventud. Choque de contrastes, consejos que caen en saco roto, disputas, malentendidos, cambio de pareceres pero, en el fondo, todo regido bajo el amparo de la protección y la lucha por la salvaguarda de sus intereses.
¿Te acuerdas, Candela? tiene también ese pequeño homenaje a Cinco horas con Mario del insigne Miguel Delibes. Una composición que se narra a aquel que partió del plano físico pero al que todavía se le deben explicaciones, se le pide ayuda, se le ruega un ápice de fuerza para seguir caminando o se le rinde homenaje y respeto reverencial. Así es como Candela recibe silenciosa y paciente el «parte de guerra» diario que le dedican con hondo sentimiento. Se cubre el vacío, la pérdida, y la necesidad de ser escuchado cuando la mirada tiende más a un pasado entrañable que al breve espacio de futuro ignoto y desapacible.
Alicia Lakatos, en un marcado estilo costumbrista, relacional, cotidiano y realista, divide la narración en dos espacios que, aunque comparten sus propias señas de identidad, están interrelacionados. Mientras en uno se discuten, con más o menos vehemencia, los denominados «problemas del primer mundo», en el otro nos encontramos el contraste de una sociedad que sobrevive día a día con lo poco que tiene. Esta dualidad espacial permite a la autora mostrar al lector cómo actúan los distintos conceptos personales según en el lado en el que se encuentre su personaje: la fe, la madurez de quien abandona el nido, la vocación de entrega a los demás y el arrojo y valentía en tierras extrañas. La autora juega con la tensión que origina en el lector que tiene que interiorizar la conducta de aquella que, pudiendo llevar una vida sencilla y, relativamente fácil, elige ponerse en primera línea de dedicación a los demás. Ya lo dice el Talmud: «Aquel que salva una vida es como si salvara un universo entero” (Mishná, tratado Sanhedrín, 4, 5). Seremos también testigos de las dudas internas de compromiso con la fe y con la labor encomendada, de aquella que examina su camino y reflexiona sobre el sentido del mismo.
La autora, con acierto, consigue dotar de vida y sentimiento individual a cada personaje del amplio plantel que nos presenta. Todos interactúan según los roles asignados y van creciendo y modificando sus conductas en función de las experiencias personales vividas y la relación con el resto de la familia. Lejos de presentar personajes pobres, manidos o con poca elasticidad, Alicia Lakatos les insufla vida, nervio, garra y realismo (novelado) pero funcional y operativo. Es, seguramente, el punto más fuerte de la novela: la implicación en la narración de cada personaje, para mostrar cada arista y cada rincón que se puede extrapolar a muchas familias. Al fin y al cabo, los resortes que mueven a todas ellas se construyen con las mismas herramientas. Suponemos que la autora ha tenido que pegar la oreja a muchas paredes y abrir los ojos a muchas escenas cotidianas para crear la presente novela que, salvando la insondable distancia con dos clásicos imbatibles, toca temas esenciales de Nada de Carmen Laforet o de Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo (aunque en estos dos ejemplos la crudeza, la miseria y la denuncia social son mucho más vehementes y exacerbados).
Pero Alicia Lakatos tampoco sobreprotege a sus personajes. Como comprobará el lector según avanza la lectura y los personajes van cogiendo tablas, temple y voz propia, les tocará enfrentarse a numerosas vicisitudes relacionadas con la salud. El tiempo hospitalario se acrecentará y pondrá a prueba la entereza de los nexos familiares. La tensión, el desasosiego, la aceptación, el drama… Todo ello golpeará con fuerzas los pilares de la primera institución social de todo grupo humano. Pero, incluso en estos penosos momentos, habrá tiempo para el chascarrillo, el humor irreverente, la salida de tono y la toma de conciencia en donde el baño de lágrimas es temporal y el descanso eterno.
Mediante una técnica muy ágil de conversaciones y diálogos entre los personajes, Alicia Lakatos presenta una obra que le será muy fácil identificar al lector. Los cambios de escenario, la comunicación no siempre fácil en la distancia, los tira y afloja, los sucesos que se ocultan para no inquietar ni preocupar al resto de familiares y todo el conglomerado de sentimientos, despechos, ilusiones y tragedias hace de la presente obra un interesante vehículo de realismo cotidiano que puede seducir a los lectores más sensibles y comprometidos con las implicaciones que tiene el indisoluble vínculo familiar.