¿Te suenan los famosos guerreros de Xian? Pues en esta aventura nos invitaron a China para visitarlos y cuando los tuvimos delante, alucinamos con ellos. Pero lo mejor fue descubrir que tras ese ejército milenario se escondía un misterio mucho más flipante y que, además, tenía que ver con nosotros. No te digo más. ¿Nos acompañas a la China imperial?
– AUTORES –
PATRICIA
Soy una enamorada de los libros infantiles, las películas de animación, las bibliotecas y las librerías que visito frecuentemente con mi hijo. Fue cursando Diseño Gráfico cuando vi claro que lo que más me apasionaba era la ilustración. Así que cuando Julio me presentó el proyecto de crear juntos una colección de libros infantiles, no pude resistir la tentación e inmediatamente me puse a diseñar los personajes y el universo gráfico de la serie.
JULIO
Soy informático desde mucho antes de estudiar informática y me encanta la tecnología. Hace unos pocos años, lo dejé todo y me fui a viajar por el mundo con mi familia. Y en uno de esos viajes, mientras conducía aburrido por la pampa argentina, aparecieron Txano y Óscar. No sé de donde vinieron, pero consiguieron cautivarme y a partir de ese momento me dediqué a escribir sus historias mientras Patricia enriquecía mis textos con sus imágenes.
– GUSTARÁ
A los tradicionales seguidores de estos dos mellizos. Este nuevo volumen les garantizamos que no les defraudará. Las aventuras de la pandilla siguen frescas, juveniles y alocadas… Y cada vez rozando el más difícil todavía. Los nuevos lectores (aunque este libro es autoconclusivo y se pueden leer por separado, recomendamos hacerlo desde el primero de la saga) hallarán buen material para soñar en volar libres aprendiendo, tropezando y levantándose de nuevo. Los Goonies nunca dicen muerto
– NO GUSTARÁ
A aquellos lectores (padres que facilitan las lecturas) de literatura de parámetros clásicos donde no entra nada nuevo que no haya cumplido su centésimo aniversario. Tampoco será del interés de aquellos que prefieren que sus hijos no se monten en bici por si acaso se desuellan las rodillas en la caída ni de los que evitan la aventura para centrarse, en exclusiva, en monólogos de valores y correcciones.
– LA FRASE
«Cuando encontraron estos dos carros en 1980, en el interior de uno de ellos encontraron también un libro. Fue mi padre el que lo encontró. El libro contaba una historia tan increíble que nadie se atrevió a publicar el hallazgo por temor a que se rieran de él. Incluso mi padre sigue asegurando que tiene que ser una falsificación. Pero desde que me contó la historia cuando era pequeño, yo siempre he creído que es real».
– RESEÑA
Hoy traemos para reseñar: Las aventuras de Txano y Óscar: la tumba del emperador tigre. La séptima aventura de los mellizos de Patricia y Julio. Porque de eso se trata, de aventuras. Algunos pensamos que es triste, y consecuencia de los tiempos que nos han tocado vivir, de burbujas en torno a los críos, padres helicóptero, híper corrección política y autocensura para no herir sensibilidades de mil y un colectivos, que a la literatura, principalmente la infantil y juvenil, se le haya despojado de su parte más gamberra, bromista, espinosa y, en ocasiones, terrorífica. Si los hermanos Grimm, Andersen, Perrault, Twain, London, Dahl, Exupéry, Sendak, Blyton, Sommer-Bodenburg o incluso J.K. Rowling tuvieran que escribir en 2020 no sabemos si serían bien recibidos. Todos ellos trataron al potencial lector juvenil como un ser completo y complejo, dotado de la suficiente inteligencia para desgranar, de la narración que se le presenta, aquellas moralejas o aprendizajes que entiendan le serán de provecho y desechar el resto. En la actualidad, parte de esta literatura, que es la que se encuentran los primeros lectores, previo paso por la censura paterna, va directamente al pragmatismo del adoctrinamiento de la línea editorial, que en tal o cual momento, impere en la sociedad de turno. Paso a paso, dichas lecturas se despojan de la narración propiamente dicha: de la aventura, de las trastadas, de los infortunios, de los viajes, de los tesoros, de las peleas, de las huidas, de los misteriosos encuentros a medianoche, para ofrecer un catálogo esquemático de lo que es bueno, de lo que es malo y de qué consignas abrazar y defender. Pero, lo que muchos desconocen, es que los niños aprenden mediante la rebeldía de los espejos en los que se miran y que necesitan salir de las faldas protectoras de sus padres para caerse del árbol o de la bici y desollarse las rodillas. El aprendizaje nace de la lucha contra el medio. En caso contrario, sin periodo de aclimatación, el niño se dará de bruces y sin frenos contra una sociedad adulta que le recibirá a dentelladas. Así las cosas, el mentor, profesor o padre debe tirar migas de pan para que el chaval olfatee el camino, paso a paso, en lugar de llevarle el bocadillo de Nocilla a la puerta del colegio.
Es, en este preciso momento, cuando llegan Txano y Óscar y se nos van a la lejana y legendaria China (¿acaso hay algún destino mejor para fomentar la imaginación?). Recordemos que, una de las características de esta saga literaria es, además de las propias aventuras juveniles, la creación de una atmósfera científica, histórica y cultural acerca de conceptos, lugares y acontecimientos tangibles, aunque llevados a las cotas de ficción que los autores estiman convenientes para darle empaque a la narración. Estos bosquejos animarán la imaginación de los pequeños lectores para que, en el caso de que hayan quedado suficientemente prendado de ellos, se vayan aficionando, según crezcan, a seguir los pasos de los grandes creadores de la historia cultural de la humanidad. En una etapa «de las primeras veces» es importante que el joven lector se sienta identificado y reflejado en estas situaciones que se suceden a diario en su vida: ya sea volar por primera vez en primera clase, un primer, casual e inocente beso, un viaje transoceánico, o la más maravillosa visita arqueológica posible.
En este volumen, independiente, pero que trae recuerdos de aventuras anteriores (algunas de ellas vitales para la presente trama), volveremos a internarnos en las profundidades de la arqueología. Se alternarán capítulos de constatable historicidad sazonados con la fantasía de los autores. De un lado, nos introduciremos en una historia plagada de compañerismo, camaradería, convivencia en familia y deseos de aprendizaje y, del otro, rock & roll de auténtica aventura de Verne o Salgari en la que la chavalería disfrutará de lo lindo. También lo harán aquellos adultos que recuerden los mecanismos defensivos de la tumba de los Obitos del Arca perdida o la segunda prueba de los pasos de Dios en la Última cruzada (que gracias al doctor Jones Sr, sabemos que, en latín, Jehová empieza por «I», y no por «J»). Estamos ante una aventura clásica aliada con el buen humor muy al estilo de La momia (Stephen Sommers, 1999) o La búsqueda (Jon Turteltaub, 2004) que recomendamos, con fervor, a los padres, que intercalen la presente lectura con estas películas de arqueólogos en acción. Que ya aprenderán de mayores, que el rigor de las técnicas arqueológicas son mucho más académicas y tediosas que en la ficción. «Una X marca el lugar» que diría Indy en Venecia, a punto de bajar a las catacumbas.
Todo lo anterior no sería posible sin la encomiable labor de la ilustradora. Patricia Pérez, de la que no tenemos más remedio que destacar su excepcional trabajo. Aquí no se trata de incluir unas ilustraciones sin alma, sueltas, descontextualizadas y encargadas a un tercero. En la saga de Txano y Óscar el aspecto gráfico es inherente a la propia narración. Por cada rincón del texto aparecen detalles que facilitarán la inmersión de los más pequeños en esta épica aventura. La ilustradora, gana, tanto en las escenas más cotidianas y costumbristas de esta pandilla heterogénea como en los momentos de tensión más locamente aventurera. Gracias a ello el texto abraza las imágenes, que se quedarán grabadas a fuego en la imaginería del lector.
Allá por donde pasa esta gran familia deja un legado de correrías, fantasías, ficciones e inspiraciones para los más pequeños: desde la ciencia, la astronomía, la arqueología, la física, la naturaleza, la historia… Con todo ello se cruzan, y de todo ello aprenden (aprendemos), mediante un lenguaje coloquial, directo, desenfadado y cercano a la edad de los protagonistas, así como con una extensión justa para entretener sin caer en lo telegráfico ni en el «tostón». Deseamos que Txano y Óscar sigan imbuidos del espíritu verniano que nació camino de Bariloche en una autocaravana en un lejano 2014.