ESOS ROLLOS SOBRENATURALES – SEÑOR PLÁTANO – EDITORIAL CÍRCULO ROJO, 2020.
TÍTULO: ESOS ROLLOS SOBRENATURALES.
AUTOR: SEÑOR PLÁTANO – WEB – TWITTER – INSTAGRAM
EDITORIAL: EDITORIAL CÍRCULO ROJO, 2020 – WEB
PÁGINAS: 220.
¿DÓNDE COMPRARLO?: AQUÍ
– SINOPSIS –
¿Puede un solo demonio dominar el mundo? La gran mayoría responderían que no, pero L. A. tiene una idea muy diferente. Con sus alocadas genialidades, improvisa un plan que hará temblar los cimientos de la realidad. Pero… ¡por el amor de Dios! El ser supremo no se va a quedar de brazos cruzados, en parte porque Lucifer le ha pasado el soplo.
– AUTOR –
¿Es un calabacín? ¿Es un limón? ¡No! ¡Es el Señor Plátano!
Nacido en el 92, y con la fecha de caducidad aún incierta, se ha erguido como predicador de ideas y luchador del destino. En esta nueva entrega nos sorprende con una obra cargada de humor y denuncia. Rompiendo el estilo de sus anteriores libros (Biólogos en guerra y Acuñando un descalabro) carga su bufonería en contra de los esquemas impuestos en esta sociedad y como, independientemente de tu naturaleza, puedes romper los estereotipos. Otro de los detalles que marcan su obra es la aparición de fantasía/mitología con la que impregna cada página. Este acto te transporta del mundo real a otro imaginario, vinculando los hechos reales y los fantásticos, en una fusión que genera su propio universo. Los principales damnificados de esta novela son la política y la religión. Cargado de crítica social, sin dejar a un lado el humor, tiende a sincerar su punto de vista con argumentos claros y concisos. ¿Preparados para una nueva aventura juntos?
– GUSTARÁ
A aquellos lectores de mirada ácida y deseosa del lenguaje crítico y mordaz. Será del interés de los que buscan lecturas que no están encorsetadas ni siguen el patrón de la moda o de los formatos «que funcionan». Esos rollos sobrenaturales convencerá a lectores que buscan obras hilarantes, imposibles en la formalidad y raciocinio de la trama y que no dan puntada sin hilo al introducir migas de mensajes que confrontan con nuestro apacible y apaciguado estado del bienestar.
– NO GUSTARÁ
A aquellos lectores que prefieren lecturas más estructuradas, formales, de tramas más complejas, realistas y menos gamberras. La presente novela juega con una baraja marcada bajo los designios de la furia y el ajuste de cuentas personales del autor como podrán comprobar en su nota final. Es por ello que, a lo largo de la lectura, ciertos empachos narrativos se puedan entender mejor al término del libro (si llegan al final entenderán el porqué).
– LA FRASE 
«En ese momento Tetas decidió dejarse ver y atrajo hacía sí con el dedo al que quedaba. El segundo guardia se acercó con una evidente erección y, cuando llegó a su altura, empezó a desvestirse para ella. Cuando lo juzgó oportuno, se desvaneció frente a él y le dejó totalmente desnudo. Lo único que captaron las cámaras fue a un hombre desequilibrado desnudándose».
– RESEÑA
Hoy traemos para reseñar: Esos rollos sobrenaturales del autor, Señor Plátano. Inclasificable sátira (nos viene a la cabeza en este punto el término «sátiro» que según varias acepciones de la RAE, lo podemos enclavar en: Mordaz; Ser de la mitología grecorromana, campestre y lascivo, con aspecto de hombre barbado con patas y orejas cabrunas y cola de caballo o chivo; Hombre lascivo). Porque la lascivia, el libertinaje, la promiscuidad o el fornicio son partes fundamental de esta fábula rebelde de crítica irónica de nuestra sociedad pero llevándolo a la parodia de un mundo elevado, (el cielo) y otro pagano y con más rock and roll que la cubierta de tercera clase del Titanic, (el infierno). El autor reta al lector a encontrar en cada frase su correspondiente paralelismo con el mundo en el que vivimos. Desde los siete pecados capitales clásicos e inveterados en el acervo colectivo hasta los actuales de la era de la comunicación y del omnímodo poder económico y político y, en menor medida, el religioso que va perdiendo terreno a favor de los nuevos gurús mediáticos y «virales» de Youtube, Tiktok, Instagram, y demás cultos al egocentrismo y al individualismo. Somos testigos del Cielo e Infierno en su máximo esplendor, de una suerte de la serie televisiva Good omens creada por el polifacético Neil Gaiman con una llamada al equilibrio de fuerzas entre ángeles y demonios (recordemos aquí la carátula bipolar del póster de la película homónima de Ron Howard, basada en el bestseller, Ángeles y demonios del novelista Dan Brown)
. Todo ello aderezado con la chanza, el ingenio, la burla, los dobles sentidos y una mecánica narrativa que busca enfrentar a los personajes principales (y a un interesante elenco de secundarios) con los problemas terrenales y mundanos por donde corremos los humanos como pollos sin cabeza pisando, en muchas ocasiones, las ilusiones y los intereses de nuestros semejantes.
Íncubos y súcubos han intentado desde los albores de la reglamentación de las bases de la cultura judeocristiana, y ya en la época medieval, arrastrar a la perdición a aquellas ovejas descarriadas que se salían del redil. Tentación y pecado, el binomio perfecto desde que Eva sucumbiera al demonio hecho serpiente (y de aquellos polvos nos llegarán los lodos desde Salma Hayek con su pitón albina en Abierto hasta el amanecer, el miedo de Indiana Jones a los colúbridos, la lengua parsel de la casa Slytherin en Harry Potter, hasta la secta de las serpientes de Thulsa Doom en la película Conan el bárbaro, basada en los libros del estadounidense Robert E. Howard).
En la base de la tentación siempre está presente el dilema entre el bien y el mal, entre hacer lo correcto o la propia voluntad; entre la libertad y el libertinaje. (Muy palpable en la escena de la chica sin nombre que arrastra a la lujuria a Adso de Melk en El nombre de la rosa de Umberto Eco). En la presente novela el autor recorre, desde la complicidad de la sonrisa del lector, hasta los sentimientos de posible rechazo y desasosiego por las descarnadas escenas que se suceden en este tablero de juego del pandemónium. Ya sabemos que cuando el diablo se aburre mata moscas con el rabo y siempre estará dispuesto a una buena sesión de tortura y perversión en lo más profundo del Hades, en función de la pena impuesta al alma del criminal en vida. Aquí, en concreto, encontraremos unas técnicas muy depuradas y sofisticadas de tormentos y suplicios que causarán la hilaridad de más de uno.
De la trama y de los personajes mejor que sea el propio lector quien los descubra (incluido, si es que lo podemos llamar así, el giro final, a modo de nota del autor, donde todo toma un cariz personal que requerirá, para quien se atreva, una relectura completa de la novela). La presente obra habla también de la libertad del hombre y de sus actos, de la docilidad de cómo nos entretienen con espectáculos vacuos en televisión, mientras unos pocos mueven los hilos del poder y de cómo les otorgamos dicho poder sin, ni tan siquiera, leernos el programa electoral de sus candidaturas (aunque luego el incumplimiento del mismo no traiga consecuencia alguna). El Señor Plátano introduce a sus personajes y los agita para observar (cuál crítica del Diablo Pacino sobre Dios ante el inocente abogado Reeves) hasta dónde somos capaces de llegar para dar rienda suelta a nuestras pasiones y así obtener el ansiado poder que tanto anhela el que lo persigue y que tanto le cuesta mantener al que lo detenta. El autor realiza una gira turística a lo Cicerone por los siete infiernos de Dante y pone preguntas en la mente del lector. Este podrá intentar encontrar respuesta en su propio día a día y en su círculo más cercano.
El Señor Plátano utiliza un lenguaje desinhibido, desenfadado y, en ocasiones, vulgar y soez para poner voz y contexto a una caterva de seres (alados y endemoniados) que pululan por el tablero de juego en busca de un sitio en el que defender sus intereses y hacer realidad sus deseos. Entre la tierra, el cielo y el infierno se mueve esta novela corta, de ritmo, nunca mejor dicho, «endiablado», que pone su mayor peso y énfasis en los diálogos de donde sale la mayoría de su bilis y crítica despiadada. De la hipocresía, de lo que hace la mano derecha sin que lo sepa la izquierda, de quien no predica con el ejemplo sino que cacarea muy alto para que le escuchen sus acólitos que nunca faltan para seguir al gallo que más grita, y de quienes se visten de gala para cenar en primera clase pero que no ven el momento de bajar a tercera clase a echarse unos bailes y beber a morro de la botella de vino peleón trata esta parodia del mundo que pisamos al que damos tanta importancia a bombo y platillo mientras que lo que hace falta es menos soflamas vacías y egos disparados.