Sentires es un guiño a la vida, al amor y a los valores; un llamamiento a la humanidad y a la esperanza; una alabanza a lo bello, a la resiliencia, a la amabilidad. Es una melodía de mensajes que invitan a la reflexión y al aprecio. Con su lectura, quizás tu interior se remueva, tal vez te emociones o veas tu reflejo en un espejo… En eso consiste la magia de los versos.
– AUTORA –
– GUSTARÁ
A los lectores de poesía. Dentro de estos a los que buscan la honestidad y la sencillez en los versos de sus lecturas predilectas. Será del interés de aquellos que piensan que los mensajes siempre pueden enviarse con la mejor de las caras, equilibrando así el lado oscuro que nos acosa diariamente. Lectura ideal para los que han perdido el paso en algún momento o para aquellos que no se ven con suficiente fuerza para seguir tirando del carro.
– NO GUSTARÁ
A aquellos que no se lleven bien con el género poético. Tampoco será la lectura preferida de los seguidores de la poesía más contemporánea que, por forma y fondo está muy atada a las modas del momento y que, por tanto, pasa peor el tiempo por ellas. Carmen Carrizosa alterna la rima y la estructura clásica del verso con mayores libertades creativas, pero sin llegar a liberarse de toda forma y protocolo.
– LA FRASE
«…Está en el canturreo de un pájaro
que una mañana alegra,
en la sonrisa de un niño
viendo que su madre llega,
en la armonía y equilibrio
que el arte inmortal te entrega…».
– RESEÑA
Hoy traemos para reseñar: Sentires, de Carmen Carrizosa, (Carri). Un poemario vitalista articulado en cuatro tiempos, estaciones o estados conectivos. La autora divide su poemario en: Motivaciones y crecimiento, Amor y amistad, Vida y valores y Gratitud y recuerdos. Todas las partes, juntas o separadas, arman un círculo virtuoso. Cuatro pilares para cimentar el «libertinaje» creativo y literario de la autora. Una composición global que llama a la humanidad vital de sus lectores u oyentes dotando de sentimientos de superación, verso a verso, nota a nota. Un armazón de pulsión que protege al alma de los embates que quieren acuchillarla. Apuntes y retazos para equilibrar el mal que asoma por los rincones y ocasiona daños, a veces irreversibles, en gentes de buena voluntad, pero sometidos a demasiada presión social, personal o profesional.
Ya desde las palabras que la autora prologa al poemario queda claro la llamada a la introspección de su obra. La escritura como herramienta catalizadora de los sentimientos, transformadora, liberadora y emprendedora de nuevos caminos. Es en la música de las palabras donde se encuentra la guía del siguiente paso, el mapa para continuar caminando, la defensa positiva ante las adversidades. La autora pone la primera piedra de un engranaje mecánico que funciona con el combustible de la positividad, la altura de miras y la esperanza en el desarrollo de las capacidades suficientes para afirmarse en el crecimiento personal propio y del entorno más cercano. Carmen Carrizosa ensalza, rinde pleitesía y pone de manifiesto su respeto hacia el pasado como piedra angular de los valores que trae hasta el presente, y de ahí, al salto, no siempre exento de obstáculos, hacia un futuro prometedor. El agradecimiento, la esperanza, la ilusión por un nuevo amanecer, la apología de las ganas de vivir, en ensalzamiento de la virtud de compartir en paz y armonía; todo esto se da cita en este centenar de páginas destinadas a clarear los días grises, la fatiga mental y la desgana rutinaria.
Aunque muchas veces intercambiables, los poemas de los cuatro bloques del poemario tratan de aglutinar, o al menos organizar, el amplio temario que desgrana la autora. Al principio nos encontraremos el primer paso del camino, el más difícil, aquel que se da con la mente y no tanto con la fuerza física. La motivación para emprender a través de los sueños y el anhelo de las pequeñas cosas que, con el tiempo, se pueden transformar en grandes empresas. No abandonar, no desfallecer en las primeras rampas, sino tener fe en que la pendiente se tornará en un fresco valle según se siga avanzando. La importancia de no renunciar al primer obstáculo y ser obstinado en la visualización de la lejana meta. En el segundo bloque nos encontramos la gasolina para esta singladura: la amistad y el amor que deriva de esta como parte consustancial de la conformación de la salud personal y social, madres incluidas. El tercer compartimento está dedicado a los pequeños momentos de felicidad que te da la vida y que dan a la autora herramientas para seguir creyendo en su ideario vital. Es el momento de las batallas para ganar las pequeñas cosas que se suman en un gran todo. Llega el epílogo, el cierre abierto con final recurrente y circular, la elegía del agradecimiento, el momento de recordar a los que no están, pero que ahora representan y ondean su bandera hacia los que todavía permanecen, además de a todos aquellos que han cicatrizado nuestras heridas y nos han dado calor y cobijo en los peores momentos. Aquí es donde la autora no se deja a nadie, o eso creemos, para informar de que su visión del mundo y del presente ha sido cincelada en su cuerpo por las manos de muchos queridos artesanos. Y cómo no, de azul, no podía ser de otro color. Presten atención a los «telones» que separan cada bloque. Tóquenlos, pálpenlos, observen su profundo «azulamiento» y su exquisita tipografía de letra. Todo un acierto estético.
Carmen Carrizosa se sincera en un volumen que no juega en la liga de la búsqueda de causar impresión o de cualquier otro sentimiento que no sea el de la claridad, la naturalidad y la sincera conversación entre el escribiente y el escuchante. Dedicado y agradecido, honesto y sencillo, bienintencionado y clarificador, atemporal e íntimo. De la pluma más personal a la extroversión de las ondas poéticas, del reducto de la soledad del escribano a la amplificada búsqueda de la mejora. Hallamos la motivación en un mundo en llamas que necesita tomarse un reposo, descansar y abrazar causas más justas, loables, cercanas y humanas. La autora lanza este mensaje en una botella a las eternas y procelosas aguas de los océanos literarios con la intención de caer en buenas manos y hacer que las almas que se agolpen en sus páginas miren con unos ojos más claros, desprejuiciados y esperanzadores a un nuevo horizonte de sueños azules.