Cádiz es el escenario de esta intrincada historia donde la aparición de un misterioso felino supondrá el inicio de una serie de crímenes que cogerán de imprevisto al doctor Carlo Fontana, a quien parece va a serle difícil tener una vida tranquila.
– AUTOR –
Nacido en Cádiz en octubre de 1979, José «Zé» Carlos Benítez, ya mostraba admiración por la lectura y la escritura a una edad muy temprana. Amante del carnaval de su ciudad y carnavalero desde que vino al mundo, se refugió en la escritura para escapar de la depresión, siendo precisamente en ese mundo de oscuridad y tinieblas donde nace este libro. Aunque forma parte de un grupo de teatro, le habría gustado estudiar arte dramático y animación 3D; sin embargo, no renuncia a ninguno de sus sueños, ya que, como se suele decir, mientras hay vida, hay esperanza.
– GUSTARÁ
A los amantes del relato corto y la novela negra breve. A los que gustan ver las situaciones con los ojos de varios intervinientes. A quienes desean pasar un rato entretenido sin complicaciones. A los que se sienten como en casa transitando por escenarios y localizaciones reconocibles. A los que agrada el lenguaje sin artificios.
– NO GUSTARÁ
A los que prefieren temáticas exentas de violencia en cualquiera de sus formas y manifestaciones. Tampoco gustará a los taurófilos que se sientan concernidos o maltratados por las opiniones de algún personaje. A los que aburre el género negro ligero de atormentadas reflexiones.
– LA FRASE
«En el casco histórico de Cádiz, hay una calle que se llama Adolfo de Castro, situada cerca del Teatro Falla y la Alameda. Bien, pues casi al principio de esa calle hay una plaza pequeña que se llama plaza de la Oca. Ahí vivo yo, en el número uno, bajo izquierda. Me pareció un bonito lugar para mudarme, para vivir tranquilo. Y así es.»
– RESEÑA
Hoy traemos para reseñar: Perros, gatos y asesinatos, de Z. C. Benítez, una narración corta para encuadrar en el género negro-policíaco, con múltiples referencias a una ambientación geográfica reconocible, que aporta credibilidad y contrapeso a la ficción. Tomar una cerveza en la calle Arbolí quizás nos daría una pista y, tal vez, la Sorpresa. Quizás transitar con un veterinario por la calle José del Toro nos abocaría a la Tierra Media y al auténtico Sauron. Podríamos alojarnos en el Hotel de Francia y París con la esperanza de encontrarnos con algún torero. En cualquier caso Z.C. Benítez comparte con nosotros su visión, y casi el tacto, de la entrañable ciudad de Cádiz. La familiaridad con la que un lector gaditano en particular y uno español en general verán reflejados notas y tintes del día a día de la cultura andaluza realza la ficción que aquí nos presenta el autor, la hace reconocible y palpable a lectores que gustan de moverse por territorios y culturas conocidas. Seremos testigos de localismos varios y de un amplio despliegue, tanto del callejero gaditano como de formas y giros propios de la zona.
El estilo narrativo, ágil y directo, al alcance de todo tipo de lectores, contribuye a una fácil y amena lectura, adobada con descripciones, pinceladas humorísticas y verosímiles situaciones cotidianas en una clínica veterinaria. En la sociedad actual marcada (ya antes de la pandemia actual por el Covid-19) por el distanciamiento social, la «cercanía» digital y el aumento de las viviendas unipersonales, ha aumentado la estadística de mascotas en los hogares que hacen, en muchas ocasiones, de sustitutos de compañías más, digamos, molestas; que responden, ponen pegas, tienen manías u otro punto de vista de las reglas de la convivencia. En cambio, los animales, son el último reducto del amor incondicional y el consuelo de sus compañeros humanos. Se produce, irremediablemente, la reflexión de quién es más bestia e irracional: las personas o los propios animales que solo les ata el instinto y no la maldad. De ahí, que haya ciertos pasajes jalonados de la sensibilidad hacia las mascotas que cada día más son la piedra angular de la realidad de muchas almas solitarias.
Las inevitables licencias literarias de la novela hacen del uso bajo demanda del polígrafo de la policía un asunto asumible con naturalidad, así como el peculiar comportamiento de algún miembro de dicho cuerpo. La obtención, móvil en mano, de algún que otro truculento video y su uso posterior por alguno de los personajes podría cuestionarse en el mundo real, pero el universo literario y la ficción tienen su propio y maravilloso espacio. Añade incluso trazos, quizás gruesos, de erotismo que aportan mordiente a la trama. Un conjunto digerible y disfrutable. Por otra parte los personajes mantienen, en general, la debida coherencia con sus propias acciones y comportamientos e, incluso, con sus contradicciones y delirios. El lector puede encontrar puntos de afinidad con algunos o rechazo con otros, pero difícilmente la total indiferencia. Así que con esos mimbres está tejida una narración que hace honor a su título. Los perros, los gatos y los asesinatos deambulan por la historia acaparando protagonismo. En la parte animal, el perro Sauron y la gata Darkness (que podría salir del imaginario de Jaume Balagueró) se llevan la palma y circundan el triángulo que conforman el Dr. Carlo Fontana, su ayudante Rocío y su novia Marina.
La novela de Z.C. Benítez nos entretiene con las anécdotas y tribulaciones cotidianas del Dr. Fontana en el ejercicio de su profesión de veterinario y en su distribución de afectos y tiempo libre. Situaciones complicadas o dramáticas se tiñen con un tinte humorístico gracias a su expresiva narrativa y, cuando más confiados estamos, se nos sumerge de sopetón en el macabro escenario de los asesinatos. Desde ese momento será difícil cerrar el libro sin haberlo terminado de un tirón.