SPIN NULO – RUBÉN Y JUAN VICENTE AZORÍN – PENGUIN RANDOM HOUSE, 2020.
TÍTULO: SPIN NULO.
AUTORES: RUBÉN Y JUAN VICENTE AZORÍN.
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EDITORIAL: PENGUIN RANDOM HOUSE, 2020 – WEB
PÁGINAS: 285.
¿DÓNDE COMPRARLO?: AQUÍ
– SINOPSIS –
¿Puede un instante abarcar varios universos? CERN, Ginebra, 2021. En el acelerador de partículas más grande del mundo, el excéntrico Herman Hahn lidera un experimento que podría cambiar nuestra concepción del universo. Tras varios meses sin encontrar resultados, deberá coordinar un equipo de científicos de primer nivel entre los que se encuentra el joven Ian Blom, un físico brillante que abandona París, sin su novia Corina, para incorporarse al proyecto.
¿Pueden convivir varias realidades a la vez? Bajo una gran presión mediática y el escrutinio de la comunidad científica, Ian y Herman pronto se dan cuenta de que no son los únicos que tienen acceso al acelerador. Alguien está saboteando el experimento, y el equipo tendrá que enfrentarse a unas conclusiones que la ciencia puede explicar pero la lógica no. La cuenta atrás, o adelante, ha empezado.
¿Puede el amor comunicarse a otra dimensión? Si te gustan las películas de Christopher Nolan y las novelas de Dan Brown, no puedes perderte este trepidante thriller que desafía las leyes del tiempo y del espacio.
– AUTORES –
RUBÉN AZORÍN es licenciado en Económicas y diplomado en Ingeniería Técnica Informática. Es el menor de cuatro hermanos y le apasiona el cine y la lectura desde niño. Impulsivo y lleno de ideas, es socio fundador del holding Grupo Nexus, empresa matriz de Virtual Zone (Desarrollo dedicada al desarrollo de experiencias en realidad virtual y establecimientos de la cadena http://www.virtualzone.es), Nexus Game Studios y Nexus Consultores. Todas ellas son empresas tecnológicas e innovadoras dedicadas consagradas a la investigación e implantación de negocios punteros. Con la colaboración de su hermano Juan Vicente, ha autopublicado con notable éxito cinco libros online: Luna Apogeo, Luna Nuevo Mundo, Cosmódromo I, La Torre de Tesla y Cosmódromo II: Elster.
JUAN VICENTE AZORÍN creó diversos proyectos tecnológicos previos a internet y continúa gestionando y dirigiendo entornos TI. Intimista y exigente, ha llevado sus esculturas en piedra a exposiciones nacionales e internacionales. Es coautor La Torre de Tesla y de la presente novela.
– GUSTARÁ
A los seguidores de la ciencia ficción. A los aficionados a la novela de intriga y misterio en escenarios distintos de caserones y callejuelas. A aquellos que periódica y recurrentemente, se hacen las eternas preguntas sobre qué y quiénes somos, de dónde venimos y todas las que arrastran estas reflexiones. A quienes buscan coherencia y solidez narrativa entre lo real y lo fantástico que haga indistinguible la frontera. A los que aprecian y reconocen la divulgación científica, de cualquier nivel, especialidad y en cualquier soporte.
– NO GUSTARÁ
A los aficionados a la acción trepidante y sobresaltada. En el otro extremo tampoco gustará a quienes prefieren entornos barrocos y recargados, con descripciones excesivamente prolijas de escenarios y minuciosas descripciones psicológicas de los personajes. Tampoco gustará a quienes, pensando en la caja de Pandora, se sienten intimidados por las consecuencias posibles de malas praxis en los laboratorios de investigación.
– LA FRASE 
“También está la teoría de Latham Boyle, Kieraman Finn y Neil Turok, del Instituto Perimeter de Física Teórica de Canadá, según la cual del big bang no solo surgió el universo que conocemos, sino también otro que se expande hacia atrás en el tiempo. Un antiuniverso que sería como la imagen refleja del nuestro y en el que todo sucedería al revés. Sabes tan bien como yo que la idea no es descabellada”.
– RESEÑA
Entre los años 1963 y 1974 el gran Luis Miratvilles, en su faceta de divulgador científico, asombraba e ilustraba a los espectadores de la televisión española, en blanco y negro, con programas como “Misterios al descubierto”, «Visado para el futuro”, “Las fronteras de la ciencia” y otros tantos. En alguno de ellos intentaba explicar las tres dimensiones conocidas, más el tiempo como cuarta dimensión y probablemente la especulación sobre una quinta. La memoria, a veces flaca, nos hace evocar a un ser aprisionado en el “mundo plano” con el que Miratvilles ejemplificó la primera dimensión. Nos mostró así otra versión del ejemplo de los barcos y el canal que nos ofrecen Rubén y Juan Vicente Azorín, en su Spin nulo, sobre el mismo tema. Por entonces el CERN, fundado en 1952, era totalmente desconocido para el gran público ya que su primer gran éxito y comienzo de su popularidad, no se produjo hasta 1984 cuando Carlo Rubbia y Simón van der Meer alcanzaron el Premio Nobel de Física por el descubrimiento de los bosones W y Z. El bosón de Peter Ware Higgs “la partícula de Dios” se anunciaría en 1992. Desde ese descubrimiento se han producido allí otros muchos avances científicos y técnicos que han repercutido efectiva e intensamente en la vida cotidiana de millones de ciudadanos, como la invención de la World Wide Web, por los científicos Tim Berners-Lee y Robert Cailliau en 1990, o la puesta en funcionamiento del Gran Colisionador de Hadrones LCH (Large Hadron Collider) en 2008. Con estos hitos el CERN se coló definitivamente en los hogares de casi todo el mundo.
La Organización Europea para la Investigación Nuclear, con sede en Suiza y muy próxima a Francia, más conocida como CERN, es el escenario geográfico central de la novela que nos ocupa. Es un centro financiado y codirigido por 22 países y el complejo más grande del mundo destinado a este fin. Simbólicamente la deidad Shiva lo vigila. Allí trabajará en un cargo de relevancia y responsabilidad el joven Ian Blom, junto a técnicos de distintas disciplinas como Carlo Baressi o el informático Javier Gil, y se relacionará con directivos como Alex Hoomsey, Larry Waas o Ron Turner. Rendirá cuentas ante el coordinador y máximo responsable de los experimentos en el LCH, el eminente, carismático y peculiar Dr. Herman Hahn, que se juega junto con su prestigio, la puesta en marcha de un proyecto aún más ambicioso. Con estos mimbres profesionales de Ian, y otros más personales, junto a su novia Corina H. Wells, (apellido que a todos nos trae grandes recuerdos) los autores Rubén y Juan Vicente Azorín ponen a nuestra disposición Spin nulo. Inciso para recordar una obra que bebe de las mismas inquietudes y que tuvo una serie televisiva posterior, basada en la misma, pero que no plasmaba el mismo nivel, originalidad ni calidad de la primera. Hablamos de Flashforward (Recuerdos del futuro, 1999) de Robert J. Sawyer. La serie fue cancelada en su primera temporada (2009). Podemos también apuntar al superhéroe Flash o al doctor Strange que más allá de sus actos heroicos, reflexionan, sobre la física y el continuo espacio/tiempo. También la amenaza de la antimateria se cierne en Ángeles y demonios (Dan Brown, 2000).
Imposible no recordar que “Dios no juega a los dados con el universo”. La célebre frase de Albert Einstein que, sacada o no de contexto, es suficientemente reveladora sobre lo que el sabio pensaba acerca de lo que es posible y lo que no. Parece que “el Dios” a que se refería Einstein era de naturaleza filosófica y diferente al Dios de las religiones monoteístas pero, en cualquier caso, esa afirmación nos hace preguntarnos ¿En nombre de la Ciencia podría estarse jugando a los dados con el Universo? Spin nulo, de narrativa ágil y amena, es una novela de ciencia ficción, realismo fantástico, realidad verosímil o fantasía delirante, que nos propone una o muchas, o todas, las posibilidades a donde puede conducirnos la investigación científica de la física más avanzada. La pregunta de San Agustín, sobre el sentido del tiempo, se hace eterna si es que lo eterno tiene sentido. Cuando seguimos las actividades y vivencias de Ian Blom, el joven y brillante protagonista, nos damos cuenta de que Rubén y Juan Vicente Azorín nos conducen, con singular pericia, por los vericuetos científico-técnicos del CERN, de forma tal que hasta el más recalcitrante lector que declare “ser de letras” puede sentirse atrapado por la narración; además de sentirse cómodo, casi como un físico experimentado, con el devenir de los acontecimientos. El inteligente recurso de poner frente a las cámaras de televisión al Dr. Herman Hahn, sometiéndose a una intensa entrevista en el programa “Ciencia y Vida”, con el fin de mantener estable la financiación necesaria para sus proyectos, consigue hacer llegar al lector profano, de forma sencilla, creíble y verosímil, todo el bagaje terminológico necesario para seguir la novela sin requerir ayuda externa.
De todas formas estamos seguros de que, incitados por la narración y por simple “divertimento”, algunos lectores profundizarán más en el tema. Los que se quedaron en la mecánica cuántica y en la teoría de la relatividad (luciendo en su camiseta E=mc2) u oyeron hablar (de lejos) sobre la teoría de cuerdas, verán que “ya andamos” por las supercuerdas, la supersimetría y la supergravedad. También que aquellos novísimos cuarks, incluso los garbosos bosones, dejaron sitio para que también luzcan el valor de sus spines una legión de fermiones, leptones o gluones. A tres bandas, entre el trabajo rigurosamente científico, la investigación de misterios cuasi policíacos y la filosofía existencial, los personajes de Spin nulo se mueven en direcciones y dimensiones que resultarán magnéticas y atractivas para el lector (ni siquiera falta un enigmático profesor Hide). Se nos recuerda la también famosa frase de Carl Sagan “somos polvo de estrellas” y así, mientras seguimos la trama, observamos a los personajes al albur de la materia y la energía clara u oscura, compuestos y activados por elementos de imposible comprensión. Los miramos, y nos miramos, en un espejo cóncavo-convexo donde, según dicen, hace 13.800 millones de años se produjo “el Big Bang” (tal vez otro big bang de una serie infinita) que, en las primeras trillonésimas de segundo, hizo de una partícula subatómica la inabarcable generatriz del universo actualmente conocido y también del desconocido.
Al lector se le ofrece la opción del mero entretenimiento de las novelas policíacas, de intriga y misterio tradicionales, donde los autores incluyen alguna escena erótica de elegante tratamiento, o puede optar por un análisis y reflexión de mayor profundidad filosófica o científica. Cualquiera que sea su elección vaticinamos que no quedará defraudado.