No controlas tus pensamientos. Tus actos no te representan. Sientes que algo grave está ocurriendo en ti y a tu alrededor. ¿Hasta dónde es capaz de llegar una persona para mantener el control?
El hallazgo de un cuerpo descuartizado y la desaparición de una joven en la ciudad de Barcelona desata una investigación turbia y desconcertante. Nada es lo que parece en este juego de supervivencia.
¿PODRÁ EL INSPECTOR MOLINS DESCUBRIR LA VERDAD ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE?
– AUTOR –
Soy Octavi Pina, escritor catalán que nací en la ciudad de Barcelona, en junio de 1990. Estudié Ciencias Empresariales en la Universidad Pompeu Fabra y, aunque son mundos totalmente diferentes, mi pasión por la lectura me condujo a una nueva aventura: escribir novelas policíacas. Soy un apasionado de los géneros del misterio y el suspense.
– GUSTARÁ
A los lectores de novela negra, criminal o policíaca. A todos aquellos que disfrutan con el seguimiento de las distintas pesquisas y pistas para dar con la resolución del hecho delictivo. También será del interés de aquellos que prefieren novelas que van directas al grano y que no se prodigan especialmente en profusas descripciones ni pausas narrativas innecesarias. Almas durmientes indaga en los conceptos de las promesas incumplidas, los sueños rotos y las consecuencias de fiarse de los lobos con piel de cordero.
– NO GUSTARÁ
Al lector de novela negra tradicional que agradece un pormenorizado despliegue de descripciones en cada secuencia y un quirúrgico y detallista uso de cada elemento narrativo. Tampoco será la lectura predilecta de aquellos lectores que no gustan de elementos cruentos, aunque esta obra no se prodiga especialmente en la casquería ni en la sangría de escenarios. Almas durmientes está más en el lado del entretenimiento que en el de la profundidad de aspectos sociales o éticos.
– LA FRASE
«La gran mayoría de compañeros tenían problemas con el alcohol o las drogas. Algunos eran ladrones que antes vivían en la calle y se ganaban la vida robando. Desechos sociales sin familia ni un techo bajo el que vivir dignamente. Otros sufrían graves trastornos o depresión. Y unos pocos, los más débiles, se volvían locos allí dentro. Así era como, al igual que él, los habían engañado para entrar en la organización. Les prometían superar sus adicciones, ganarse la vida honradamente y volver a la civilización al cabo de un tiempo. Todo mentiras».
– RESEÑA
Hoy traemos para reseñar la novela Almas durmientes de Octavi Pina. Un thriller con un fuerte componente de oscuridad y de la crueldad propia de aquellos que se mueven en los límites de una sociedad que ya de por sí está marcada por el sufrimiento, la tragedia y la lucha intestina entre los distintos pecados capitales. El autor nos introduce en el goticismo oculto de una Barcelona intrigante que ya nos removió Carlos Ruiz Zafón con tanta entrega y pertinencia en su tetralogía de El cementerio de los libros olvidados. También hay algo de la atmósfera de Enriqueta Martí (la vampira del Raval). Mientras una ciudad acarrea sus rutinas con mejor o peor suerte, hay lugares soterrados y alejados del público donde se mueven unos hilos perversos que, incluso, revolverían las tripas del más valiente. Almas durmientes sumerge al lector en los bajos fondos del alma humana donde las peores obscenidades son posibles.
La novela comienza con un suceso escabroso que logra captar inmediatamente la atención del lector. A partir de ahí se pondrá en funcionamiento todo el engranaje criminológico y policíaco. Una investigación, contrarreloj, profusamente descrita por el autor en lo referente al protocolo policial, que intentará arrojar luz sobre una situación de turbidez. Paralelamente a la investigación se sucederán unas secuencias oscuras que irán dando pistas al lector de por dónde irán los acontecimientos luctuosos, pero claro, como en toda novela de este género, lo que oculta el autor, muchas veces es más de lo que muestra. Como buen mago te señala en una dirección para poder ocultar los naipes con la otra mano. Presentado el tablero de juego e informado al lector de las reglas, Almas durmientes no se pierde por sendas secundarias ni se enlentece con barroquismos ni florituras. La obra busca la economicidad de recursos y apunta siempre hacia delante, saltando de escena en escena, sin pararse en largas descripciones o engalanadas composiciones de lugar. El autor prima el entretenimiento a la sobre carga de información o la ampulosidad del relato. El uso del diálogo, los cambios de tercio y la extensión de no más de diez páginas por capítulo facilitan la agilidad de la novela.
Almas durmientes es una novela de pesquisas, de falsas pistas y de búsqueda incesante. El lector será testigo de la práctica policial y de cómo la rutina de la investigación no siempre es ortodoxa ni se limita a los usos y costumbres del uniforme. Más allá del rango y del puesto, hay sufridores personajes que arrastran sus personalidades y cicatrices a lo largo de una trama que les obligará a sacar lo mejor de cada uno de ellos, inhibirse en muchas ocasiones de sus tendencias éticas y luchar contra sus propias convicciones y fantasmas interiores. Mientras en la superficie unos se afanan por descubrir el origen de un hecho ignominioso, en las profundidades de una casa de los horrores, un grupo de depravados depredadores se dedica a dar rienda suelta a sus más bajas pasiones. Siempre hay un grupo de incautos jóvenes que danzan al son de los Eyes Wide shut de turno que mueven los hilos en las sombras para beneficio y regodeo personal. En Almas durmientes el aroma a sectarismo, férrea disciplina, fidelidad al amado líder y entrega a una causa que promete el Valhalla, aunque luego entrega solo despojos, sobrevuela toda la narración.
Almas durmientes se mueve con brío en la revitalización de la nueva novela negra, más cercana a la cinematografía y algo más alejada del nihilismo vital en el que se movían, investigadores, policías y criminólogos. La presente novela indaga en los resortes del poder y en cómo se adueñan, como un virus insidioso, de todo el entorno que infectan con su ponzoña. O me quieres por las buenas o por las malas. La desafección, la pérdida, los anhelos, las promesas incumplidas, el hastío vital, la opresión social, el juicio del espejo… Todo se da cita en esta obra que juega sus bazas más notables en la marcha directa y en la concreción de tramas de los actores protagonistas y secundarios. Octavi Pina ha creado una novela ligera que, aunque yendo al grano, introduce algunos elementos reflexivos acerca de los resortes del poder, la técnica policial y el peso que recae sobre dichos profesionales. Y es que hay alfombras donde se han guardado debajo, durante demasiado tiempo, los trapos sucios de mucha gente.
La novela comienza con un suceso escabroso que logra captar inmediatamente la atención del lector. A partir de ahí se pondrá en funcionamiento todo el engranaje criminológico y policíaco. Una investigación, contrarreloj, profusamente descrita por el autor en lo referente al protocolo policial, que intentará arrojar luz sobre una situación de turbidez. Paralelamente a la investigación se sucederán unas secuencias oscuras que irán dando pistas al lector de por dónde irán los acontecimientos luctuosos, pero claro, como en toda novela de este género, lo que oculta el autor, muchas veces es más de lo que muestra. Como buen mago te señala en una dirección para poder ocultar los naipes con la otra mano. Presentado el tablero de juego e informado al lector de las reglas, Almas durmientes no se pierde por sendas secundarias ni se enlentece con barroquismos ni florituras. La obra busca la economicidad de recursos y apunta siempre hacia delante, saltando de escena en escena, sin pararse en largas descripciones o engalanadas composiciones de lugar. El autor prima el entretenimiento a la sobre carga de información o la ampulosidad del relato. El uso del diálogo, los cambios de tercio y la extensión de no más de diez páginas por capítulo facilitan la agilidad de la novela.
Almas durmientes es una novela de pesquisas, de falsas pistas y de búsqueda incesante. El lector será testigo de la práctica policial y de cómo la rutina de la investigación no siempre es ortodoxa ni se limita a los usos y costumbres del uniforme. Más allá del rango y del puesto, hay sufridores personajes que arrastran sus personalidades y cicatrices a lo largo de una trama que les obligará a sacar lo mejor de cada uno de ellos, inhibirse en muchas ocasiones de sus tendencias éticas y luchar contra sus propias convicciones y fantasmas interiores. Mientras en la superficie unos se afanan por descubrir el origen de un hecho ignominioso, en las profundidades de una casa de los horrores, un grupo de depravados depredadores se dedica a dar rienda suelta a sus más bajas pasiones. Siempre hay un grupo de incautos jóvenes que danzan al son de los Eyes Wide shut de turno que mueven los hilos en las sombras para beneficio y regodeo personal. En Almas durmientes el aroma a sectarismo, férrea disciplina, fidelidad al amado líder y entrega a una causa que promete el Valhalla, aunque luego entrega solo despojos, sobrevuela toda la narración.
ⒻⓄⓇⓄⓁⒾⒷⓇⓄ 