Una treintañera de la Generación X, amante del Heavy Metal, se muda de ciudad en busca de un trabajo mejor en los albores de la crisis económica de la primera década del siglo XIX. Una mala decisión a ritmo de música rock, tribulaciones y conquistas personales que harán de esta jovencita una mujer nueva. Una transformación personal y existencial que no te dejará indiferente.
– AUTORA –
Mi motor es la palabra. Escribo desde que tengo recuerdos, ya de niña inventaba cuentos y elaboraba sesudos tratados científicos con los conocimientos que adquiría en el colegio. Imaginaba historias, fundaba editoriales, una para cada área del conocimiento, y publicaba mis obras bajo el sello correspondiente. Maquetaba con lapiceros, dibujaba ilustraciones, escribía los textos. Siento que llevo desarrollando mi profesión de redactora y maquetadora desde mi más tierna infancia.
Puede que a la postre uno se dedique a lo que le gustaba jugar en el patio del colegio. Tal vez por eso terminara, en 1994, estudiando Periodismo en la Universidad del País Vasco. En un principio mi motivación para abordar esa carrera fue más racional que emocional, pero con el paso de los años en mis amadas aulas y mi posterior inicio profesional, fui tomándole la medida al oficio. Cada día me gustaba más mi labor como comunicadora, aprendí a amar esa sensación de ser el vehículo entre una gran historia y el público final.
Supe querer cada género periodístico, pero de todos ellos, el que me enamoró fue la entrevista. Una materia que se convirtió en mi especialidad por el puro gusto de conocer, en apenas una hora de conversación, personalidades tan dispares e interesantes. La oportunidad de mostrar el alma de una persona a través de mis palabras se convirtió en uno de los mayores regalos que me ha dado la profesión.
Escribir es parte de mí, por lo que cada vez que publico una entrevista, un poco de mi ser queda dentro de ella para siempre. Mis pensamientos se entrelazan con los de la persona con la que he charlado y ahí permanecen, agazapados. Una realidad que se me antoja romántica en el universo digital actual, en el cual las palabras y los textos vuelan libres y veloces. Aprendí mi oficio en un contexto analógico, de corto alcance, pero el actual contexto digital me ha dado la oportunidad de que mis palabras lleguen a miles de kilómetros de mi casa. Esos pedacitos de mi alma, que se enredan en las palabras que publico, cruzan océanos a golpe de click. Increíble.
Mi pasión es la palabra. La literaria, la informativa, la poética. Todas ellas al servicio de un mundo más cercano, comprensible y emocionante.
– GUSTARÁ
A los lectores de novela contemporánea con tintes románticos pero no almibarados. Aquellos que vivieron los años de conciertos y bares con música en directo donde el rock, el heavy y el metal hacían las delicias de un público entregado a la causa que dejaba a un lado los sinsabores sociolaborales del momento. Gustará también a los lectores apasionados de la narración en primera persona que viven por los ojos de la protagonista todas las batallas que se libran entre copas, amoríos y decibelios.
– NO GUSTARÁ
A los lectores de una novela romántica más tradicional y menos reivindicativa. Tampoco será del interés de todos aquellos que por edad no hayan coincidido temporalmente con el período que aquí se narra ni con aquellos que no se dejan seducir por la música en general y por la guitarra eléctrica en particular.
– LA FRASE
«Al cabo del concierto ya estábamos completamente derrotadas. Mientras tratábamos de salir de allí, poco a poco, entre miles de personas, volví a ver el deseo en los ojos de otros treintañeros rockeros de pelo corto, esos que, cómo nosotras, se calzan la «la chupa» cíclicamente para desatarse un poco. Como la salida era ciertamente lenta, tuvimos la ocasión de charlar con un grupo de ellos y, como manda la tradición, nos invitaron a que les acompañáramos a la zona heavy de la ciudad donde estábamos a tomar una birras. Nuestro cuerpo no estaba para mucho más ruidos, pero la perspectiva de coquetear con esos chicos nos animó y terminamos aceptando la proposición».
– RESEÑA
Hoy traemos para reseñar Reset, de la polifacética escritora Noemí Martínez. Novela urbana con alma de autobiografía aderezada de idas y venidas canalizadas por el hilo musical de parte de una generación que optó por la chupa de cuero, los pantalones ajustados y el rock que fluía de cada pequeño y moderno neblinoso garito saturado de humo de tabaco y sudor de grandes esperanzas. Todas las generaciones han acuñado un código propio en el que han volcado sus sensibilidades, anhelos y ganas de libertad para comunicarse en un mismo lenguaje que se alejara de las generaciones anteriores. La autora concreta su mensaje en la experiencia vivida durante la aparición de la generación X (en la que se suele computar a aquellos nacidos entre la década de los setenta y principios de los ochenta). Muchos de los lugares comunes del imaginario colectivo de esta generación se sienten condensados en estas páginas: la incertidumbre económica, la desestabilización social (La Transición en el caso español con la consecuente aparición de La Movida madrileña y otras subculturas urbanitas que transgredieron el statu quo establecido), o la manera de relacionarse sentimentalmente en una mayor libertad (disminución del omnímodo poder religioso, aparición de las leyes del divorcio, aborto, etc) serán los elementos vertebradores que cambiarán el modelo tradicional para abrir camino en una nueva etapa en la que cada individuo le costará más o menos tiempo adquirir conciencia y aclimatación en la novedosa situación.
En Reset seguiremos los pasos de un alma, no tanto atormentada sino desubicada, que a base de experimentar con el proceso de prueba/error y tropezarse con los vaivenes vitales va tomando conciencia sobre la realidad que le ha tocado experimentar. Seducida por Iron Maiden, Judas Priest, Metallica, Wasp, Marvin Gaye, Kiss, Scorpions, Fito, Boney M, Dire Straits, Bob Marley, Paul Simon, Queen, Deep Purple o Mandwar, entre otros muchos, vadea sus tribulaciones internas entre trabajos temporales, precariedad laboral, mudanzas, viajes, encuentros y desencuentros con viejos amigos y con escarceos amorosos que van desde una mediana estabilidad hasta lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks que declamaría el poeta Sabina. Y entre reflexión y reflexión la maltrecha y golpeada protagonista va encajando con estoicismo todo lo que va llegando como única vía de supervivencia. Atada al MP3, a los cedés, al Messenger, a los SMS, (todos ellos ahora ya desaparecidos o en desuso) y a los conciertos de sus grupos favoritos, va haciéndose un hueco entre tantas divagaciones. Huida hacia adelante en permanente búsqueda de su lugar en el mundo. Encuentra una etapa más en su camino en Londres, capital durante muchos años de la modernidad, la transgresión y la libertad que se miraba desde España con envidia. En un ambiente de «libertinaje» turismo diurno y etilismo nocturno la protagonista es asaltada por los recuerdos. Poner tierra de por medio le sirve como herramienta de purgación y autoconocimiento. Esta perspectiva desde un lugar lejano le permite coger impulso para regresar de nuevo al lugar de sus desvelos. Ya en Madrid proseguirá su recorrido catártico bajo el lienzo que vio alzarse y caer con igual fuerza a los chicos indomables del Kronen de Montxo Armendáriz que vivían mucho más rápido de lo que sus cuerpos pudieron resistir.
Más allá del final de la novela, que por supuesto no desvelaremos, la protagonista tendrá la ocasión de alcanzar el equilibrio de quien ha lidiado en mil batallas y se merece el descanso del héroe (heroína en el presente caso). Con cicatrices en su piel y llagas en las manos llegará a la ansiada meta. Por el camino habrán quedado parte de su cordura, los resquemores de las pérdidas, las preguntas sin respuesta y el afán de vivir los días como si el oxígeno se estuviera agotando. Garitos, chupas de cuero, birras, nocturnidad, alevosía y reincidencia amorosa de catres de quita y pon, todo al servicio de una búsqueda incesante para encontrar el lugar que canalizará sus sentimientos y su equilibrio emocional.
Reset es una novela muy ágil. La narración en forma de diario y en primera persona de la protagonista corre frenéticamente entre diferentes escenarios, estados de ánimo, recuerdos de infancia, confesiones con su camarilla de amigas, reflexiones pormenorizadas hacia el techo de la habitación y el rock que marca su banda sonora vital. Todo ello con un lenguaje desinhibido, directo, sencillo, natural y con aroma nostálgico. Cualquier lector podrá seguir el sentido de la narración acompañando de la mano a su protagonista en una lucha incesante por encontrarse a si misma. Muchos se podrán sentir identificados, sino en todo, sí en parte de las aventuras urbanas de la presente obra.
Por que, a veces, poner el contador a cero es la única salida. Resetearlo todo. TODO.
Suban el volumen de los amplificadores, la boxeadora se levanta para disputar un último round.