“Ella estaba sentada observando el sol que entraba por la ventana, los pájaros que volaban cerca, y podía sentir el aire que susurraba entre los árboles. Observar los sauces que alguna vez alguien había plantado mucho tiempo atrás. Veía los grandes jardines que rodeaban la casa, todo la esperaba afuera y ella no podía tocarlo, sentirlo ni oírlo. Llevaba demasiado en este silencio y se había acostumbrado a cargar con él. Lo aceptaba como un castigo, pero no sabía si era un error o si realmente tenía que pagarlo con su silencio y su encierro. Los días se alargaban y la culpa no la dejaba dormir, se había acostumbrado a ese lugar…”
– AUTORA –
Hola, soy Urla. Soy una peruana afincada en Madrid con muchas ganas de luchar por una meta, ya no un sueño. Crecí rodeada de grandes libros que me inspiraron a tener grandes visiones del mundo. García Márquez, Virgina Woolf, Jane Auste, Allan Poe. No puedo mencionarlos a todos, pero siempre estarán presentes en mis escritos y pensamientos. Te invito a acompañarme en el mundo fascinante de la literatura.
– GUSTARÁ
Principalmente a los lectores de novela romántica ambientada en un pasado donde las mujeres carecían de los mismos derechos que los hombres. Es en este período donde muchas «mujercitas» tuvieron que forjarse su destino a pesar de los grandes obstáculos que se encontraban en el camino. Lectura corta y sencilla para todo tipo de lectores aficionados al género de los amoríos, encuentros y desencuentros.
– NO GUSTARÁ
A todos aquellos lectores que no son seguidores de la novela romántica así como de los que, abrazando esporádicamente este género literario, se les pueda quedar algo corto el plano descriptivo de las escenas y situaciones narradas aquí. La novela puede pecar de ir al grano (para algunos será una ventaja) y no pararse en las composiciones de los encuadres de cada momento expositivo.
– LA FRASE
«Espero que algún día me perdone por lo que voy a hacer. Espero ser yo misma quien lo haga, mas ahora es mi corazón el que manda. Le quiero agradecer todo lo que hizo este tiempo por mí, no sé dónde hubiese estado si no fuese por usted y el resto de hermanas. Me enseño a creer en mí y en que todavía puede haber personas desinteresadas que quieren ayudad sin desear nada a cambio. Gracias por su eterno amor y por ser como es. No sé si a partir de ahora ese amor cambiará, no lo sé. Así que me despido y le pido que no intente seguirme. Adiós, madre. Salió corriendo del lugar y la madre hizo lo que ella le había pedido; dejó que se marchase lejos. Nada podía hacer, más que esperar que Dios ayudase a Mari en su nueva aventura. Así como había venido se estaba yendo, y ella nada podía hacer salvo rezar».
– RESEÑA
Hoy traemos para reseñar: Un profundo silencio de Urla A. Poppe, una novela corta romántica con tintes históricos o un cuento largo sobre las idas y venidas del amor y de los personajes protagonistas que se encuentran por los caminos de la vida. Los amantes unas veces recorrerán la misma senda cogidos de la mano, otras la transitarán paralelamente o tangencialmente y, en algunos casos sin solución, lo harán en sentido contrario. La presente novela nos presenta a una mujer de principios de siglo XX, momento histórico en el que los derechos sociales no habían logrado aún el bienestar del que hoy en día disfrutan la mayoría de los países occidentales. Tanto en el apartado laboral, como en el personal y el social, las mujeres solo, a partir de recientes fechas, han logrado la paridad en muchos campos. En los países con democracias occidentales la igualdad de derechos y obligaciones es prácticamente un hecho palpable hoy en día. A principios del siglo XX, donde se ambienta la presente novela, el rol femenino estaba siempre vigilado por la organización patriarcal de la sociedad que velaba para que la conducta de estas fuera intachable. Así, cuando alguna mujer tomaba una senda de rebeldía sobre el canon establecido, las repercusiones tanto sociales como penales eran férreas. La mujer, como sujeto pasivo de derecho, no encontraba facilidad alguna para tomar la iniciativa en ningún campo aunque, gracias al arrojo de algunas valientes, se pudieron alcanzar los derechos que en toda sociedad moderna son completamente esenciales.
La presente novela de Urla Poppe nos presenta un viaje en el espacio, en el tiempo y en el interior de María Celeste, su protagonista. Nos encontramos ante un matrimonio fallido en el que las promesas, la galantería y la ilusión se tornan en la indiferencia apática de quien vive en una jaula dorada. Ante tal hostigamiento somos testigos de una irreflexiva huida hacia adelante y, a partir de ahí, será el lector el que, cual puesta en escena de un teatro de guiñoles, irá sufriendo con la protagonista y con sus cuestionables decisiones. Al lector le asaltarán pensamientos como: ¿pero a dónde vas chiquilla?, o ¿no sabes dónde te estás metiendo? Las huidas carcelarias suelen tener una quirúrgica planificación, pero las huidas por despecho o apasionamiento son caóticas, espontáneas e instintivas. Es por ello que veremos las consecuencias de este «cambio de aires» de la protagonista y de cómo sus nuevos compañeros de camino le harán replantearse sus decisiones. Además, en medio de todo este torbellino de sentimientos, la protagonista se topará con la amistad más sincera en forma de una reclusión en buena y reflexiva compañía. Caerá al pozo más profundo y perderá toda orientación vital sin, a priori, una posibilidad cierta de reposición y de control de la situación por la que atraviesa. Pero, como de todo se aprende, la protagonista, en último término, intentará alcanzar, al menos, su lugar en el mundo de la manera más equilibrada posible. Respecto a la resolución, ya tendrá que ser el lector el que enjuicie si los pasos de María Celeste han sido los apropiados y de si ha merecido la pena todo el camino recorrido hasta la sinuosa y esquiva meta.
Un profundo silencio, por su estructura interna, funciona mejor como cuento aleccionador o como pieza teatral. El relato abraza el principio de causa-efecto propio de los folletines románticos o de las telenovelas televisivas. Hace hincapié en los encuentros y desencuentros y lleva al lector hasta el final por un camino de obstáculos a la espera de que la protagonista caiga en los brazos de un lado o del otro del amor (con una dura pugna entre el pasado y el presente) o que se cierre a toda esperanza y siga su camino en solitario. La autora, en un tono sencillo y perfectamente abarcable por todo tipo de lectores, arma una alegoría sobre la libertad individual, el replanteamiento de la fidelidad y de la lealtad hacia uno mismo y hacia los demás, así como del aprendizaje a base de fracasos y pérdidas. En un camino tortuoso el único tramo asequible es el ya superado. La presente novela parte de un profundo silencio para finalizar con un clamoroso grito hacia el infinito que te devuelve la mirada y que cierra las heridas de la batalla.
28 mayo, 2020 en 7:06 pm
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