EL ESPEJO EGIPCIO – PILAR GONZÁLEZ – AUTOPUBLICACIÓN 2018
TÍTULO: EL ESPEJO EGIPCIO.
AUTORA: PILAR GONZÁLEZ FACEBOOK TWITTER INSTAGRAM
EDITORIAL: AUTOPUBLICACIÓN 2018.
PÁGINAS: 237.
¿DÓNDE COMPRARLO?: AQUÍ.
– SINOPSIS –
¿QUÉ PASARÍA SI UN DÍA AL COMPRAR UN ESPEJO TU VIDA SE CONVIRTIERA EN UNA PESADILLA? Esto es lo que le sucede a Dago, el protagonista, un escritor que se encuentra en un periodo de bloqueo creativo y distanciamiento de su pareja. Él comienza a tener extrañas revelaciones acerca de los anteriores propietarios del objeto, desde el faraón Akenatón hasta un pintor fauvista, pero esta no será la mayor amenaza a la que se enfrentará. La madre del protagonista desaparece en circunstancias sospechosas antes de recibirlo como regalo. Miguel, su editor y un hombre peculiar, muere asesinado y en ese momento se descubre que tenía uno similar al de Dago. Con la ayuda de su amigo Carmelo y una arqueóloga, el escritor inicia una investigación para desvelar el secreto del espejo en un viaje del que no imagina su desenlace. Por otra parte, el inspector Cabrera, tratará de descubrir qué relación ha podido tener el espejo con la muerte de Miguel. Esta es una historia con cierta dosis de intriga, aventura y misterio, en la que nadie dejará de preguntarse: ¿Sucumbirá Dago al poder del espejo? Una novela que no podrás dejar de leer, misteriosa y atrayente, con un final inesperado.
– AUTORA –
Nací en Sevilla en 1962. Además de escritora soy trabajadora social y terapeuta Gestalt. Desde siempre he sentido la necesidad de escribir, de contar historias imaginadas y de expresar, mediante lo que escribo, sentimientos, ideas y fantasías. Además, me interesan los temas relacionados con la búsqueda interior, descubrir nuevos aspectos de mí misma y transmitir todo lo que me ha resultado válido para llevar una vida más plena y feliz. Ello me ha llevado a publicar, en principio, libros de autoayuda. Hace unos tres años inicié una nueva etapa en la que me propuse escribir novela, ha sido un nuevo reto del que he disfrutado muchísimo mientras escribía. Tres son los títulos que en un futuro verán la luz: La constelación del olvido, Miradas de humo y El espejo egipcio (ya publicado).
–GUSTARÁ
A aquellos enamorados de las aventuras con tintes históricos, a las maldiciones clásicas y a las tramas de desapariciones, asesinatos e intrigas desasosegantes. Pilar González despliega aquí todas las armas de un thriller multidisciplinar, original en su planteamiento y frenético en su desenlace. Viajaremos desde los ecos de un pasado milenario enterrado en las arenas del desierto hasta la Sevilla más contemporánea y cosmopolita en busca de respuestas a la mirada aviesa de un misterioso espejo marcado con el sello inmortal de sus antiguos propietarios.
– NO GUSTARÁ
A aquellos que buscan lecturas pegadas a la narrativa realista contemporánea en la que disfrutan más de la forma y estructura de los personajes y escenas cotidianas que de ambientes ficticios y fantasiosos como es el presente caso. También se le quedará algo corto a lectores exigentes de novela histórica que gustan de desgranar pormenorizadamente los datos del pasado.
– LA FRASE 
«Procuro reparar mis maldades. Busco al nuevo hombre que vive en mí por arenas lejanas. En tierras enemigas cumplo mi destierro, libremente elegido. En medio del desierto purgo mis pecados. Miro mis asesinas manos y un afán desmedido me impulsa a redimirme de mis faltas. Sé que no puedo devolverles la vida a aquellos que maté. Sé que los futuros robados se han perdido. Aún así, esta penitencia impuesta, este castigo merecido, hallará recompensa».
– RESEÑA
En la mitología griega, Narciso era un joven apuesto y apolíneo que encandilaba a las mujeres con su belleza. Las doncellas se enamoraban de él, pero éste las rechazaba sin contemplaciones pues no eran dignas de su propia belleza. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que solo quedó su voz. Para castigar a Narciso por su engreimiento, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de separarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. Allí donde cayó creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.
Desde los albores de la humanidad existen mitos y leyendas intrínsecamente unidas a las maldiciones que llevan a la perdición, normalmente por un uso indebido o abusivo de ciertos artefactos vedados, esotéricos y poderos. De todos ellos, la maldición del espejo, del reflejo, del yo que nos mira desde el otro lado es una de las que más calado tiene y ha llegado, actualizada, hasta nuestros días. Son incontables los mitos que se entrelazan en este terreno sinuoso de ensoñaciones entre la realidad y la ficción. Es nuestra propia alma la que nos mira desde un mundo ajeno e insondable, analizando y enjuiciando quienes somos para concluir si nos merecemos su aquiescencia para seguir viviendo. Los ejemplos de espejos y reflejos malditos se agolpan ya desde la aparente inocencia infantil con: «A través del espejo y lo que Alicia encontró allí» (Lewis Carroll 1871) o Blancanieves (hermanos Jacob y Wilhelm Grimm 1857). Son también muchos autores los que hacen referencia a los espejos en su obra: Marcel Schwob, H.P. Lovecraft, Virginia Woolf, Isaac B. Singer, G. K. Chesterton, Goran Petrovic, Borges, Edgar Allan Poe, Walter de la Mare, Angela Carter, Bioy Casares o Giovanni Papini.
El mito se siguió engrandeciendo con la aparición del término doppelgänger acuñado por Jean Paul Richter, siendo su gran referente la narración de Edgar Allan Poe «William Wilson» (1839). Otro gran ejemplo es «El retrato de Dorian Gray» (Oscar Wilde 1890). La maldición del espejo se enfrenta contra el propio protagonista espectador. El romanticismo literario, pugnando contra la Ilustración, impone nuevos cánones mostrando y criticando el racionalismo exacerbado, formalista y clásico. Huye de las estructuras creadas en un todo perfeccionista de obras pulcras y cerradas. Mana el liberalismo y la libertad en las pautas de la creación literaria. Liberados del corsé estructural de la etapa anterior saltan al coso de las letras el drama, la novela gótica e histórica y la ficción no necesariamente didáctica. También dejó su impronta en este tema el renombrado J.R.R Tolkien con elementos como los Palantir, o la escena de la ciénaga de los muertos donde cae Frodo fruto de los mareos y ensoñaciones que sufre viendo la cara de los antiguos guerreros fallecidos bajo las oscuras aguas de aquel antiguo campo de batalla. Una vez más, es el reflejo el que tiene un terrible poder de adicción sobre el que lo mira demasiado tiempo con escrutinio torturador intentando entrar en lo más insondable e inalcanzable del alma humana.
En el mundo cinematográfico tenemos también muchos ejemplos del espejo como símbolo maldito de seducción, engaño, turbación y muerte: (Reflejos, 2008), (Oculus, 2013), (Candyman, 1992), (El espejo, 1975), (Al otro lado del espejo, 2003), (El espejo roto, 1980), (Dark Mirror, 2007), (El espejo de la bruja, 1962). También hay otras superficies que hacen las veces de espejos y tienen las mismas nefastas consecuencias. (Poltergeist, 1982) o (Ringu 1998). Sin olvidar el clásico capítulo de la serie «Amazing Stories» – (Mirror, Mirror – 1985), donde volvemos a encontrar el anatema del reflejo como símbolo de la fatalidad vital. Pero donde la maldición del reflejo en el espejo toma su mayor dimensión es en la figura del vampiro, encarnada en Drácula como su mayor baluarte. Ya no es el espejo el maldito, sino que la propia maldición del chupasangre ha trascendido a su propia figura arrebatándole su humanidad y con ella su propia imagen. El vampiro es un ser con sombra pero sin alma, que queda patente en la ausencia de su propio reflejo. Ni vivo ni muerto. Aquí el espejo nos expone claramente la situación descarnada de este personaje. No nos podemos resistir a hacer un inciso introduciendo este breve extracto de la obra cumbre de Bram Stoker.
«Dormí sólo unas cuantas horas al ir a la cama, y sintiendo que no podía dormir más, me levanté. Colgué mi espejo de afeitar en la ventana y apenas estaba comenzando a afeitarme. De pronto, sentí una mano sobre mi hombro, y escuché la voz del conde diciéndome: «Buenos días.» Me sobresaltó, pues me maravilló que no lo hubiera visto, ya que la imagen del espejo cubría la totalidad del cuarto detrás de mí. Debido al sobresalto me corté ligeramente, pero de momento no lo noté. Habiendo contestado al saludo del conde, me volví al espejo para ver cómo me había equivocado. Esta vez no podía haber ningún error, pues el hombre estaba cerca de mí y yo podía verlo sobre mi hombro ¡pero no había ninguna imagen de él en el espejo! Todo el cuarto detrás de mí estaba reflejado, pero no había en él señal de ningún hombre, a excepción de mí mismo. Esto era sorprendente, y, sumado a la gran cantidad de cosas raras que ya habían sucedido, comenzó a incrementar ese vago sentimiento de inquietud que siempre tengo cuando el conde está cerca. Pero en ese instante vi que la herida había sangrado ligeramente y que un hilillo de sangre bajaba por mi mentón. Deposité la navaja de afeitar, y al hacerlo me di media vuelta buscando un emplasto adhesivo. Cuando el conde vio mi cara, sus ojos relumbraron con una especie de furia demoníaca, y repentinamente se lanzó sobre mi garganta. Yo retrocedí y su mano tocó la cadena del rosario que sostenía el crucifijo. Hizo un cambio instantáneo en él, pues la furia le pasó tan rápidamente que apenas podía yo creer que jamás la hubiera sentido. —Tenga cuidado —dijo él—, tenga cuidado de no cortarse. Es más peligroso de lo que usted cree en este país —añadió, tomando el espejo de afeitar—. Y esta maldita cosa es la que ha hecho el follón. Es una burbuja podrida de la vanidad del hombre. ¡Lejos con ella! Al decir esto abrió la pesada ventana y con un tirón de su horrible mano lanzó por ella el espejo, que se hizo añicos en las piedras del patio interior situado en el fondo».
Extracto de Drácula (Bram Stoker 1897).
10 septiembre, 2018 en 6:54 pm
Fantástica reseña. Muchas gracias y un saludo.
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