La confesión aborda el drama de las heridas producidas a causa del maltrato psicológico, de la facilidad con que se expanden y contagian, y de lo difícil que es superar el trauma que ocasionan. La narración se extiende desde 1941 hasta 2001, pero focaliza el nudo de su trama en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, los años sesenta del franquismo, y el inicio del nuevo milenio, siempre en un contexto histórico preciso: el Tercer Reich, el régimen franquista y la democracia española. La relación de los dos protagonistas (el conde Wilfred von Tyremberg y su enfermera Mina Lozano) revierte en una dimensión claramente histórica y sociológica, destacando, por otro lado, que la misma voz narrativa no es inmune a la temática que desarrolla argumentalmente.
– AUTOR –
Luis Prat (Barcelona, 1962) es Doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona (UB), y ha sido docente de los estudios de Comunicación Audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), así como en el Centro de Estudios Cinematográficos de Cataluña (CECC). Ha colaborado en diversas revistas y libros colectivos, y ejercido la traducción. También figura como director y guionista de documentales, y su breve trayectoria de videocreación, muy vinculada a su tesis doctoral, ha cosechado más de un premio en festivales internacionales. En 2022 publicó su primera novela, Clandestinos (Íbera Ediciones).
– GUSTARÁ
A aquellos lectores que prefieren la pausa al atropello y la descripción a la acción frenética. La confesión es para aquellos lectores que disfrutan con un argumentario sólidamente armado y con profundidad histórica y sentimental. Tenemos delante una novela en la que el fondo y la forma coinciden en una voz única que retrotrae al lector a una época convulsa que hay que explicar y exponer para orgullo de algunos y vergüenza de otros.
– NO GUSTARÁ
A los seguidores de la novela histórica de alto ritmo narrativo, giros insospechados en cada capítulo y velocidad endiablada. La confesión navega con calma para exponer toda su capacidad de envoltura, lo que puede llegar a desligar o a aburrir a un determinado tipo de lector. Tampoco será la lectura ideal para aquellos que prefieren voces narrativas más actuales, diálogos más urbanos y contemporáneos y más carnaza gráfica en ciertos momentos.
– LA FRASE
«Hoy el conde se ha despertado con muy mal pie, literal y figuradamente. Con agudas punzadas cerca de la ingle derecha, y el carácter de nuevo agriado. Aun así, su enojo es contenido. Solo refunfuña en voz baja, y apenas entiende sus maldiciones. Le duele sobre todo si se mueve. Mirna cree que puede ser más grave de lo que parece, habida cuenta de la poca sensibilidad que tiene en las piernas. Le ha aplicado un ungüento a primera hora, pero no ha querido darle ningún calmante fuerte hasta que el masajista le eche una ojeada, y el conde ha accedido».
– RESEÑA
Hoy traemos para reseñar La Confesión, de Luis Prat. Un drama histórico de corte clásico donde predomina la explicación pormenorizada sobre los diálogos. La presente obra profundiza en los hechos históricos que tambalearon toda Europa a mediados del siglo XX. El autor indaga, expone y desarrolla toda una trama de raíces muy bien documentadas. Hechos, personajes, ambientes y atmósferas se funden en esta narración para contextualizar la motivación de personajes marcados por la guerra, la política y los más puros sentimientos de supervivencia y superación ante los embates de la vida. De hecho, la primera parte de la novela es una exposición quirúrgica y detallada de la vida y orígenes de una familia y, en concreto, de dos de sus miembros más emblemáticos. Gracias a esta profusa introducción, el lector conseguirá entrar en una época pretérita en la que una serie de acontecimientos atan a sus personajes a un camino sin retorno hacia su madurez y responsabilidad. El autor emplea una pormenorizada finura descriptiva para que nos adentremos en el ocaso de una época y en el nacimiento de otra, no sin antes ser testigos de las consecuencias de las heridas que se arrastran en la vida y de los tortuosos caminos que se toman para apaciguarlas.
A partir de ahí, nos introduciremos en una suerte de diario médico y costumbrista sobre las rutinas que llevan a unos personajes a cuidar y a dejarse cuidar en unas condiciones cambiantes y, en ocasiones, desasosegantes. Un diario en el que empiezan a aparecer ciertos enigmas que atañen a algunos de los personajes. Existen cambios profundos de comportamiento con la salida a la luz de informaciones comprometedoras. Son momentos en los que las tareas diarias de un grupo de sirvientes y cuidadores se entremezclan con una serie de intereses muy particulares en los que, al final, por uno u otro motivo, todos se ven arrastrados. El autor relata y articula estos momentos con el tacto, la sensibilidad y la voz propia de unos personajes que afloran unos intereses complejos, a veces contrapuestos. Una forja de alianzas y estrategias para salirse cada uno con la suya en pos de un objetivo final, salvando las barreras que el momento, las costumbres y la inteligencia egoísta ponen en su contra. Habrá tiempo para el cambio de pareceres y para el enamoramiento, correspondido o no (eso tendrá que averiguarlo el lector). Un juego de deseos ocultos y latentes pasiones pugnará por salir. Mientras tanto, el aparato médico sigue su rumbo prominente. La relación entre la salud, la enfermedad, el carácter y el amor es una pieza esencial de esta obra.
La confesión trata con mimo y sensibilidad todo lo relacionado con los cuidados, tanto desde la óptica física como desde la psicológica. Hay momentos que nos recuerdan a El paciente inglés (Anthony Minghella, 1997). La estrecha línea entre la vida y la muerte queda muy bien reflejada en la presente narración. También, por supuesto, las repercusiones de la segunda son muy valorables al estar vinculadas por un nutrido grupo de personas atadas por el destino del enfermo. De esta manera, la presente obra ejemplifica muy bien la máxima de que, al final, nadie es imprescindible. Todos estamos al arbitrio de los que vienen después y, aunque todo se quiera dejar atado y bien atado, las diferentes sensibilidades e intereses son capaces de modificar cualquier plan, aunque este haya sido desarrollado con meticulosidad. En La confesión nos encontraremos la buena y la mala fe en torno a los círculos de poder, el músculo económico, los títulos hereditarios y los recursos más insospechados en tiempos revueltos.
La forma de diario con la que el autor ha ideado la presente obra le permite jugar con el lector, romper la cuarta pared y hablarle directamente a él. De esta manera podemos comprender la ingente tarea que este desarrolla en la forma de compilar toda la información, resaltar las partes más importantes y generar una narración inteligible y digerible para sus lectores, a pesar de la complejidad de la trama y del dispar interés de las motivaciones de los personajes.
Por supuesto, llegará el momento del secreto, para algunos inconfesable, que cambiará la forma de percibir los hechos narrados. Nadie escapará de este punto de no retorno. El sacrificio, la dedicación profesional, la ética y la falta de esta, así como un escenario de posguerra en el que solo sobreviven socialmente los más capacitados y, en ocasiones, faltos de escrúpulos, son los pilares de esta exquisita narración que entra de lleno en la psique de unos personajes que tienen que soportar grandes cargas y responsabilidades.
Luis Prat ha urdido una trama clásica, con unas voces y una narración adecuada a un tiempo novelesco, en donde las formas, el argumentario y las explicaciones son tan importantes como el fondo del asunto. Unas voces que suenan a otro tiempo y que están curtidas por los duros acontecimientos que vivieron. El tono se ajusta al tiempo y a los personajes narrados, de esta manera es mucho más fácil entrar en la historia y en la voz de su argumentario. La descripción pormenorizada de los acontecimientos también nos retrotrae a un tipo de narración que se va perdiendo, en la que el contexto explicativo coge fuerza en contraposición a la aceleración y el impacto.