SEXO, LIBROS Y EXTRAVAGANCIAS – ALBERTO ZURRÓN – LA ESFERA DE LOS LIBROS, 2024

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TÍTULO: SEXO, LIBROS Y EXTRAVAGANCIAS.

AUTOR: ALBERTO ZURRÓN – FACEBOOKINSTAGRAM

EDITORIAL: LA ESFERA DE LOS LIBROS, 2024.

PÁGINAS: 463.

¿DÓNDE COMPRARLO?: AQUÍ


 – SINOPSIS –

Hay escritores con manías dignas de un loquero y vidas tan asombrosas que hacen palidecer a las de sus propios personajes. Novelistas incapaces de escribir una página sin tener una copa en la mano o tan prolíficos que acabaron asfixiados en su propio ego. Un Hemingway yéndose al otro mundo en circunstancias exactas a la que eligió su padre, dos de sus hermanas y una nieta. Un Scott Fitzgerald que entraba a los casinos a cuatro patas o una Virginia Woolf que no soportaba leer sus textos. Por no hablar de un Juan Ramón Jiménez que descartó ir a recoger en persona el Premio Nobel porque Suecia quedaba lejos, hacía frío y tenía pánico a morir por el camino. La historia de la literatura está repleta de pasajes y autores llenos de secretos, extravagancias y pecados inconfesables. Alberto Zurrón escribe una historia inédita de la literatura entre bambalinas centrada en los grandes autores de los siglos XIX y XX y sus obsesiones más desconocidas. Un desternillante viaje repleto de anécdotas, tragedias y curiosidades que explican de otra manera el doloroso origen de obras maestras como Ulises o 1984. No faltan el sexo, los fetichismos y todas las fobias del mundo en este fascinante atajo hacia el centro neurálgico de la literatura que es, ni más ni menos, quienes la hicieron.

– AUTOR –

Alberto Zurrón (Gijón, 14 de diciembre de 1968) es un abogado y escritor afincado en Oviedo. En 1988 publicó su primer libro de poesía titulado Aria y fantasía, y desde entonces han visto la luz Habitar en la onda (1994) y La tierra también era mentira (1998), así como las novelas El juez que soñaba con ballenas (2009), La soledad de las cajas muertas (2012) y El paraíso del que te hablé (2018). También ha abordado el género ensayístico con El mito de la fealdad (2005) e Historia insólita de la música clásica, en dos volúmenes (2015 y 2016), dedicado a su pasión por los acordes y por la divulgación histórica. 
Ha sido galardonado con varios premios nacionales de poesía, entre ellos, el III Premio Villa de Cox (Alicante), en 1993; el Premio de Poesía Ciudad de Tomelloso, en 1998; o el Premio de Poesía Latin Foundation Heritage, en 2010. Entre 1998 y 2001 fue articulista y crítico literario del diario El Comercio de Gijón. Además, en 1995 fundó y dirigió durante años la Sociedad Rilke Española, dedicada a la difusión de la vida y la obra del poeta checo. 
 

– GUSTARÁarrow-145786__340

A bibliófilos, amigos de biografías, lectores todoterreno y a todo aquel al que le guste el anecdotario de personas que son de carne y hueso antes que inmortales figuras de las letras universales. La presente obra, por contenido, forma de desarrollo, estilo narrativo, brío, dinamismo y alcance, será del interés de un gran abanico de lectores. Es muy difícil no dejarse llevar por las mil y una anécdotas, datos, curiosidades y excentricidades que aquí se relatan.

– NO GUSTARÁ arrow-145782__340.png 

A los lectores que solamente ponen su interés en la obra resultante y no en los mecanismos personales de los que nace. Los lectores de biografías monográficas se les podría quedar algo corta, ya que lo que aquí presenta el autor es un compendio muy amplio de autores y sus circunstancias. A los que prefieren índices perfectamente definidos en compartimentos estancos y no sobrevuelos de datos engarzados aquí y allá, tampoco hallarán aquí su narración ideal.

– LA FRASE vintage-1751222__340.png

Robert Luis Stevenson se fue a los 45 años con la mirada puesta en Fanny, su mujer, como no podía ser de otra manera. Vailima, Samoa, un 3 de diciembre de 1894. Un día como otro cualquiera, diferenciado solo de los anteriores en que es el último. Robert cuenta a Fanny que tiene proyectada una gira de conferencias por Estados Unidos aprovechando el vigor que su organismo, siempre enfermo, le concedía por aquella época a modo de tregua. Un año antes, Stevenson escribía a su amigo George Meredith: «En catorce años no he disfrutado un solo día de auténtica salud; me levantaba enfermo y me acostaba rendido, pero hacía mi trabajo sin pestañear. He escrito en la cama y fuera de la cama; he escrito con hemorragias; he escrito desgarrado por la tos; he escrito con desvanecimiento de debilidad (…)». Heroico, sin duda, pero todo héroe, salvo en los tebeos, tiene su final, y por ese final apostaba algún día, si bien inflado como una bandera en toda su apoteosis, y es que el Stevenson hubiera querido tener un reino por un día para morir a lo grande, como lo hizo Jorge V de Inglaterra un 20 enero de 1936 tras preguntar a su secretario cómo se encontraba el Imperio, tranquilizándole este con las últimas palabras que el rey escuchó: «El imperio, señor, se encuentra bien». Así lo explicaba Stevenson en una de sus cartas: «Si al menos pudiera asegurarme una muerte violenta, ¡qué hermoso triunfo! Yo quiero morir con las botas puestas (…), morir ahogado, de un disparo, cayendo de un caballo…, sí, hasta morir ahorcado, antes que pasar por esta disolución lenta».

– RESEÑAletter-576242__340.png

Hoy traemos para reseñar, Sexo, libros y extravagancias (Historia salvaje de los grandes escritores). Un ensayo polifacético, multidisciplinar y muy literario sobre lo que se cuece en las bambalinas de los más afamados e influyentes literatos de la historia. Lo indicamos en primer término porque no queremos que se nos pase lo que, seguramente, es el mayor acierto de la obra. Su trato global, relacional y expandido de los temas y contenidos que se tocan dota al texto de un brío narrativo del que pocas obras pueden presumir. Haciendo un ejercicio de excesivo resumen, podríamos decir que en el ámbito del ensayo o de la no ficción, nos podemos encontrar dos tipos de propuestas: Los sesudos estudios pormenorizados de un asunto concreto y los pseudoensayos a la carrera donde se juntan churras con merinas. Por supuesto que es generalizar, pero por ahí andan los tiros: entre las obras que indagan en cada mínimo detalle del tema a tratar y las que mucho abarcan y poco aprietan que dejan al lector con la sensación de unión de recortes de titulares de prensa y lugares comunes. Más allá del lector específico y que profundiza en tal o en cuál biografía, materia o hecho histórico, hay también, una gran parte de demandantes de obras que quieren que les abran la curiosidad hacia nuevos horizontes de conocimientos sin caer en el aburrimiento ni en la falta de enjundia. En Sexo, libros y extravagancias, más allá del titular de impacto marketinero, nos encontramos una obra muy trabajada que será del interés de un amplio espectro del abanico lector.
Alberto Zurrón ha creado una obra que recuerda al clásico Historias de la historia de Carlos Fisas. Exprime y condensa episodios anecdóticos y personales de los grandes literatos de una forma orgánica, fluida e interesante. Lógicamente, aquellos que tengan mayores conocimientos sobre la vida y obra de los escritores aquí tratados y sobre sus intimidades y episodios, no siempre aireados a los cuatro vientos, disfrutarán como cerdos en cochiquera. Pero lo que más agradecerá el lector casual es que el contenido de la presente obra es perfectamente adaptable para él. Es muy difícil no sentirse atraído por esta obra, aunque uno no sea un lector habitual o, de serlo, no frecuente el contenido literario que el autor propone. No hace falta ser un lector fiel y acérrimo de Scott Fitzgerald, James Joyce, Virginia Woolf, Truman Capote, Mark Twain, Ernest Hemingway, William Faulkner, Henry Miller, Charles Dickens o Thomas Mann. La presente obra no trata de un relato pormenorizado que disecciona la obra, vida y milagros de tal o cual autor de renombre. Sexo, libros y extravagancias entra de lleno en el personalísimo mundo de la cotidianidad de la vida de cada autor. Aunque el texto haya trascendido a la propia persona, el escritor, más allá de haber esculpido su nombre en la historia, fue un tipo de carne y hueso que cayó en los defectos inherentes a todo hijo de vecino: envidias, adicciones, rutinas, peleas, enemistades, pasiones, manías, encuentros turbulentos, activismo político, vanidades, orgullos, debilidades… Todo un conjunto de características que, en la mayoría de las ocasiones, les sirvieron para parir y engrandecer sus obras. Sin una mochila cargada de vida a cuestas, es posible que los escritores que desnuda Alberto Zurrón no hubieran marcado algunos de los episodios más importantes de la historia de la literatura. No todas las anécdotas vitales crean a un mago de las letras, pero sí muchas de ellas contribuyeron a moldear su personalidad y su forma de ver el mundo, de tal manera que luego pudieron poner negro sobre blanco sus inquietudes y pasiones.
No es nada nuevo que siempre ha habido polémica y controversia acerca de la relación entre el autor y su obra. Hoy en día todo se magnifica y se reproduce gracias a las redes sociales en los millones de altavoces que existen para que cada uno diga lo que quiera, desde discursos templados e instruidos hasta vómitos de hienas famélicas que buscan su minuto de gloria dentro de su triste vida. En la presente Historia salvaje de los grandes escritores, el lector informado podrá ahondar en esta cuestión que viene desde los primeros contadores de historias orales. En una época de boicots y señalamientos, unos dirigen sus irán contra los pronunciamientos o inclinaciones políticas de tal o cual autor, mientras que otros saben diferenciar los actos privados del escritor con el contenido de su obra. Mientras los vivos pueden defenderse (J. K. Rowling es un buen ejemplo), otros, los ya fallecidos, no pueden contrapesar las voces que caen sobre ellos. Voces que intentan prohibir o arrinconar sus obras, quitar bustos, reconocimientos, premios o nombres de calles. El lector que no se deja llevar por la turba tendrá en esta obra un buen elemento de análisis mediante la vida privada y pública de un buen grupo de escritores de toda condición. ¿Puede dejar de gustarte inmediatamente tu novela favorita al enterarte de que el autor era un (introduzca aquí delito, inclinación política o religiosa)…? En lo que respecta a Alberto Zurrón y, dado el componente ensayístico/ilustrativo de los datos que nos presenta, creemos que opta por la exposición de los hechos ocurridos. Ver la paja en el ojo ajeno y olvidar la viga en el propio es muy usual. Juzgar con ligereza es una señal de los tiempos que corren, aunque no es nada nuevo. La tecnología ha amplificado los participantes en este gran tribunal de la nueva inquisición global que corre como pollo sin cabeza hacia su nuevo objetivo (ya conocen el mantra «las redes arden»). El problema viene cuando los juzgadores son juzgados y se da la vuelta a la tortilla y donde las dan las toman. Sin embargo, en este anecdotario raudo y sabroso de Alberto Zurrón podremos ver que nadie está libre de tirar la primera piedra. Santos y pecadores, devotos y anarquistas, educados y chabacanos, alcohólicos y abstemios… Todos ellos representan el gran teatro del mundo y, con seguridad, sin ellos nuestra sociedad sería bastante más pobre en reflexiones, vivencias, anhelos, filosofadas, conocimientos y fantasía.
Alberto Zurrón hace fácil, orgánico, funcional y apetitoso, algo que es muy difícil. Consigue que una obra de casi 500 páginas, que no se ciñe a una categoría y contenido concreto, pase en un suspiro. El método sencillo hubiera sido listar las anécdotas por temáticas o categorías cerradas e indicar una serie de píldoras en letra grande y a otra cosa mariposa. En cambio, el autor dota de continuidad a cada capítulo y no los ciñe a compartimentos estancos de hechos, tipologías, cronología temporal o procedencias. Indexa perfectamente toda la información para que sea atractiva, al tiempo que rigurosa. Solo alguien que tiene una visión global de la obra que quiere construir es capaz de parir la presente. Si Sexo, libros y extravagancias se hubiera elaborado de parches, recortes, ocurrencias y demás wikipediadas se le verían las costuras. Alberto Zurrón no enumera y se echa a dormir. No coge a un autor y lo exprime según la documentación que ha recopilado sobre él. En cambio, entrega al lector una obra cuidada en el contenido formal y en la atracción hacia dicho contenido. No hace falta conocer de antemano la vida y obra de los escritores que aparecen, aunque para exprimir todas las posibilidades de la presente obra es lógico que tener cierto conocimiento, aunque sea colateral, ayuda.
Sexo, libros y extravagancias sirve para acercar a escritores inmortales a los lectores actuales, hayan estos leído o no sus obras. El lector podrá identificar los estados de normalidad, rutinas, fortalezas y debilidades de las personas que han alcanzado el Olimpo de las letras desde una perspectiva mucho más mundana y alejada de sus grandes logros. Al fin y al cabo, incluso los dioses guardan cadáveres escondidos.

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